Nada es como parece

¿QUE COMPETENCIA? Año y medio después de la liberalización de la energía eléctrica y del gas para todos los usuarios domésticos, los resultados no pueden ser más pobres. Sólo el 2% de las familias españolas ha cambiado de compañía eléctrica y casi siempre para fidelizarse con una comercializadora del mismo grupo que le servía anteriormente. En el gas, la evolución ha sido sólo un poco mejor, con un 12% de cambios. La realidad es que las diferencias de precios que ofrecen los distintos suministradores son tan nimias que el traslado apenas compensa las molestias e incertidumbres. Si la liberalización de la telefonía suscitaba ciertas dudas, por la elevada cuota que ha seguido manteniendo el operador dominante, en la electricidad es mucho menos creíble, tanto que cada día parecen menos justificados los Costes de Transición a la Competencia, ese billonario regalo que el Gobierno anterior hizo al sector eléctrico para compensar las penalidades que les supondría entrar en un régimen de competencia.

EL MERCADO DE LA PLATA PUEDE HUNDIRSE.– La plata, que durante siglos ha representado uno de los valores más solidos, está en un difícil trance. El metal se encuentra en una encrucijada con la caída brusca de las ventas de carretes fotográficos, una vez que el usuario se ha pasado claramente a la fotografía digital. Al desaparecer esta utilidad –se usaba en la emulsión que recubre las películas– aproximadamente el 25% de la plata que se produce se queda sin destino aparente, lo que ya se ha dejado notar en una caída de la producción.

LA GRAN EMPRESA, A VIGILAR LA COMPETENCIA.– La nueva comisaria europea de la Competencia, Neeleie Kroes, ha sido sometida a un durísimo chequeo en el Parlamento Europeo, que, a pesar del interrogatorio, no se ha dado por satisfecho. Y es que la persona que tendrá que dilucidar si las empresas vulneran las normas de libre mercado ha sido presidenta o consejera de una cincuentena de empresas, algunas tan conocidas como Volvo o KLM. Los europarlamentarios dudan de su capacidad de decidir con independencia en asuntos que se refieran a alguna de ellas y consideran que convertirla en responsable de este departamento es tanto como darle el control de la competencia a los grandes lobbyes, es decir, que la zorra guarde al gallinero. El asunto es opinable, pero ya se sabe aquello de la mujer del César y este nombramiento no ayudará mucho a la credibilidad de la Comisión.

LA CAIXA ROMPE EL SISTEMA FRANCÉS.– Hasta ahora, en Francia estaba prohibido remunerar las cuentas corrientes. Pero las cosas van a cambiar. La Caixa empezó a ofrecer intereses del 2% en su filial francesa para captar clientes. La autoridades bancarias galas lo prohibieron y la entidad española recurrió al Tribunal Europeo de Justicia que ha fallado a su favor, porque la normativa francesa viola claramente el derecho comunitario. Con esta sentencia, uno de los pilares del conservador sistema financiero francés se viene abajo.

REDONDEOS.– Las empresas de móviles, como las de parkings, no están dispuestas a renunciar al redondeo. Y es que facturar por tramos horarios, se consuman por completo o no, tiene muchas ventajas. En concreto, en la telefonía móvil la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones ha estimado que el año pasado facturaron 6.044 millones de minutos no usados, lo que supuso unos ingresos de 1.270 millones de euros, que nunca habrían percibido si las conexiones se cobrasen por segundos en el primer minuto, algo que sólo se hace en los siguientes.

NUNCA ESTAMOS EN EL SITIO JUSTO.– Hace algunos años, el ranking internacional de la competitividad justificaba el modesto lugar que ocupaba España por su mínima flexibilidad laboral, con plantillas fijas de por vida. En el último ranking de la Fundación Bertelsmann, España sigue apareciendo en el puesto 18 entre los 21 países más industrializados del mundo, y el razonamiento para tan mal lugar es ahora el contrario, la existencia de demasiado empleo temporal (un 30%). El informe considera a estos trabajadores poco motivados y poco formados por las empresas. Como no resulta creíble que nos movamos en semejante zigzag sin pasar por el centro, habrá que concluir que los “expertos” a menudo pecan de sacar conclusiones apresuradas basándose en teorías económicas demasiado convencionales, y eso da lugar a explicaciones tan contradictorias. Seguro que la baja productividad española tiene razones concretas, pero convendría una menor pereza intelectual para buscarlas.

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