El desempleo, sin Reserva
Donde dije digo, digo Diego. El objetivo de mantener el tipo de interés bajo (entre el 0% y el 0,25%), mientras el paro estuviera alto (por encima del 6,5%), que la propia Janet Yellen había prometido ha desaparecido del horizonte de la nueva presidenta de la Reserva Federal estadounidense (RF), que camina sobre el plan trazado por su antecesor Bern Bernanke, en cuanto a la retirada de los estímulos económicos.
Esa continuidad política no ha sido ningún inconveniente para que, nada más llegar, Yellen haya tenido que tragarse el primer sapo con respecto al desempleo. Y si las decisiones que adopta la Reserva sobre la economía estadounidense acaban teniendo influencia sobre lo que hace el resto del mundo, ya nos podemos ir preparando en España con respecto a nuestro gran problema nacional, porque la primera potencia internacional no va a ayudar en lo más mínimo.
Un grifo que da menos agua
Si todo el mundo está influenciado por lo que hace la Reserva norteamericana, el mundo, en cambio, no tiene ninguna influencia sobre la persona designada para dirigirla. Yellen es una economista de ascendencia judía y una veterana de la Reserva Federal, pues era la vicepresidenta y antes fue presidenta de la de San Francisco (2004-2010), justo en el momento en que California era el centro de la burbuja inmobiliaria que provocó la crisis de las hipotecas basura.
Yellen ha estado ligada al Partido Demócrata desde que en 1994 Bill Clinton la hizo miembro del consejo de gobernadores de la Reserva Federal y, si bien abandonó ese organismo tres años después, fue para convertirse en jefa del Consejo de Asesores Económicos del propio Clinton, cargo que ocupó hasta 1999.
Desde su puesto como vicepresidenta, Yellen apoyó al anterior presidente en los programas de inyección masiva de liquidez monetaria y en mantener los tipos de interés en mínimos históricos, cercanos a cero. Esta política, denominada de flexibilización cuantitativa, es un instrumento monetario que empezó a utilizar el Banco de Japón para combatir la deflación allá por el 2000, cuando decidieron mantener los tipos de interés del corto plazo casi en cero, de tal modo que los bancos comerciales tuvieran liquidez para promover los préstamos privados.
Se suele utilizar cuando los métodos más habituales de control de la oferta de dinero no funcionan, es decir, como recurso de emergencia. El término «cuantitativa» se refiere a la cantidad de dinero que se crea, y la «flexibilización» es la reducción de la presión sobre los bancos. En japonés, es lo mismo que decir «política monetaria estimulante” y es también lo que la Zona Euro lleva haciendo desde que empezó la crisis financiera.
Recortes ‘comedidos’ en la compra de bonos
Hay que tener en cuenta que la Reserva Federal ha ido metiendo cantidades muy sustanciales de dinero al sistema financiero, tratando de hacer crecer la economía de EE UU y de mantener baja la tasa de interés para evitar el peligro de una larga deflación. En cinco años ha inyectado nada menos que tres billones de dólares, y en 2013 ha mantenido un ritmo de 85.000 millones de dólares mensuales. Como estamos en una economía global, sería ilusorio pensar que tantos dólares no tienen efectos perniciosos en los mercados.
Como su propio nombre indica, la Reserva ha ido incrementando las reservas del sistema bancario mediante la compra de bonos del propio Gobierno estadounidense. Y, aunque no forma parte del Gobierno, sí depende en gran parte de él (su presidente es propuesto por el de EE UU), de manera que no está muy desencaminado quien piense que, al final, el Gobierno se compra bonos a sí mismo.
Pero la noticia surgió en diciembre cuando Bernanke, anunció que se cerraba el grifo y que las compras de bonos del Tesoro y títulos hipotecarios pasarían de 85.000 a 75.000 millones de dólares mensuales. Teniendo en cuenta el ajuste fiscal desde que puso en marcha el programa de compra de activos, la Reserva consideró que había “una mejora de las condiciones de la actividad económica y del mercado laboral en consonancia con la creciente fortaleza subyacente de la economía en general”. Como el lector puede comprobar, está bastante claro que no sabemos a que atenernos.
Y por si quedaba alguna duda, Yellen ya ha manifestado su intención de mantener la «continuidad» en la política monetaria y ha apuntado posibles recortes «comedidos» en las compras de bonos si la economía de EE UU sigue su mejoría. «En la actualidad, creo que el escenario de riesgos reclama todavía una política monetaria altamente flexible para apoyar una recuperación más fuerte y un crecimiento más rápido del empleo», dijo recientemente.
De esa forma, la Reserva probablemente reducirá el ritmo de compra de bonos de manera «comedida» si continúa la mejora en el empleo y la inflación vuelve a su objetivo a largo plazo del 2%; no obstante, añadió que el plan de compra de bonos no tiene «un curso predeterminado”, con lo cual va a tener a todo el mundo en ascuas de manera permanente.
¿Qué pasa con la tasa?
El banco central de EEUU en su previsiones para 2014, dijo que el desempleo en EE.UU. continuaría con su senda descendente hasta situarse entre el 6,3% y el 6,6%, mientras que en 2015 oscilaría entre el 5,8% y el 6,1% y en 2016 entre 5,3% y el 5,8%, una décima menos de lo que esperaba en septiembre en todos los porcentajes. En cuanto a los tipos de interés, la Reserva los pretende mantenerlos en un rango objetivo entre el 0% y el 0,25%, y quiere garantizar unos tipos en niveles «excepcionalmente bajos», al menos mientras la tasa de paro continúe por encima del 6,5% y las expectativas de inflación a uno o dos años no superen el 2,5%”. En vista de lo cual, la mayoría de los analistas esperaba una subida hasta el 1% a finales de 2015 y al 2,25% a finales de 2016.
Lo que ha sido una absoluta novedad es que la Reserva ya no cifre como objetivo reducir el paro al 6,5%, meta que venía ligando a una situación en la que, recuperada la economía, podría comenzar a pensar en elevar de nuevo los tipos de interés. Y que el desempleo se encuentre, de momento, cerca de esa meta, sin que la economía se haya recobrado de modo convincente puede ser lo que les ha llevado a eliminar ese listón.
La Reserva Federal sigue sin contemplar una subida de los tipos de interés hasta la segunda mitad de 2015. Ahora bien, en cualquier caso dejará de usar la tasa de desempleo como patrón definitivo para medir la fortaleza de la economía y en su lugar tendrá en consideración «una amplia gama de factores». Esta información incluirá “las condiciones del mercado laboral, indicadores de presiones sobre la inflación y lecturas de los acontecimientos financieros”. Lo cual, francamente, es una forma de decir que va actuar con total discrecionalidad.