El paro no es el final

Profesional con más de 23 años de experiencia en compañías de hasta 1.500 empleados, gran conocedor de la legislación y de las herramientas aplicables en su área, licenciado en Derecho y con nivel fluido de inglés y francés, busca trabajo en Cantabria como director de Recursos Humanos, con unas aspiraciones salariales de unos 80.000 euros. Es sólo uno de los procesos de recolocación que están en curso en Red Lisera, una empresa cántabra de selección de personal que desde hace año y medio se ocupa de reinsertar laboralmente a profesionales cualificados por encargo de la empresa que prescinde de sus servicios.
Este tipo de programas –conocidos como outplacement– cada vez son más populares entre las empresas españolas, sobre todo, en las de capital extranjero. De hecho, el año pasado, estos procesos de recolocación de directivos crecieron un 20%. No es de extrañar, porque benefician la imagen exterior y el clima interno de la empresa y se convierten en una ayuda inestimable para el profesional en paro.
Aunque ahora los puestos de trabajo escasean y los procesos de selección son más dilatados, la mayor parte de los 35.000 ejecutivos que buscan empleo en nuestro país consigue retornar al mercado en poco más de medio año. Eso sí, perdiendo alrededor del 25% de su salario anterior.
Sergio López, director de Red Lisera, confirma que en Cantabria son pocas las empresas que recurren a esta herramienta tras un expediente de regulación de empleo, lo que achaca al desconocimiento y a la incapacidad para afrontar este gasto, que viene a suponer unos 3.500 euros por cada trabajador despedido.
No obstante, como asociados a Uniconsult, líder nacional en recolocaciones, están orientando a muchos profesionales cualificados, bastantes de ellos procedentes de la industria farmacéutica, que recortan personal debido al auge de los genéricos, la política de fusiones del sector y el cambio en su estilo comercial, al prescindir de sus tradicionales visitadores médicos.

Reforzar el ánimo

Muchos recordarán la frialdad con la que un consumado experto en recortes de plantilla, interpretado por George Clooney, viajaba por Estados Unidos despidiendo a decenas de trabajadores en la película Up in the air. Les dedicaba unas palabras amables sobre su contribución a la empresa y, para rematar la faena, les daba un folleto y una palmadita en la espalda para que confiaran en el prometedor futuro que les esperaba detrás de la puerta.
Afortunadamente, cada vez se cuida más el aspecto psicológico de la persona que se enfrenta a un despido y la principal razón de ser de estos programas de recolocación es dar apoyo emocional a quien se queda sin trabajo. Tras haber dedicado su vida a la empresa, se enfrentan a una labor tan laboriosa o más y mucho más ingrata, la de encontrar un nuevo puesto. Por eso es habitual caer en el desánimo, especialmente cuando tienen más de cincuenta años o grandes aspiraciones, ya que existen muy pocos cargos de responsabilidad libres, sobre todo, si el objetivo es no salir de Cantabria
La primera labor de la agencia de recolocación es acoger al trabajador y convencerle para que se deje guiar a lo largo del proceso: “Los casos más difíciles se plantean por la actitud reticente del candidato, no por su perfil”, sostiene López.
Una vez estudiada su trayectoria profesional, con un análisis de sus motivaciones, necesidades formativas y posibilidades reales de encontrar otro trabajo, se pasa a la acción. Es entonces cuando entran en juego herramientas de comunicación y marketing para la autoventa del candidato. Red Lisera concibe a los profesionales como productos, con puntos fuertes y débiles, para ayudarles a superar con éxito una entrevista personal, una negociación salarial o el diseño de un currículum.
Pese a que una reciente encuesta de Adecco concluye que un 10% de los parados españoles oculta datos de su currículo para tener más oportunidades laborales, el consultor cántabro mantiene que cuanto más completo sea mejor. Lo que sí se hace en ocasiones es redactar varios para destacar unas competencias sobre otras: “Tuvimos a una persona que era administrativa de empresa y al tiempo guía de viajes con experiencia en más de ochenta países, así que redactó dos currículos diferentes para sondear ambas vías”, explica.
El último paso es hacer un seguimiento del profesional e informar de su evolución a la empresa cliente. El pacto entre la compañía y la agencia de recolocación suele ser flexible pero lo habitual es que ésta se comprometa a encontrarle un trabajo en seis meses con la posibilidad de una prórroga.

Autoempleo

Aunque esta agencia cántabra de personal se ha hecho cargo de recolocaciones masivas, como la de 200 trabajadores despedidos de una compañía francesa, lo habitual son los procesos individuales o, al menos, que no superen los diez trabajadores.
Pese a que la coyuntura económica no invita al riesgo, son muchos los despedidos que se plantean una salida en el autoempleo. Tampoco son inhabituales las alianzas entre desempleados para poner en marcha una empresa. En Cantabria, varios trabajadores despedidos de una misma compañía se animaron a crear una nueva firma comercial y en las oficinas de Uniconsult en Madrid siete altos ejecutivos se unieron para escribir ‘Punto y seguido’, un libro que recoge sus experiencias en el proceso de recolocación con el fin de ayudar a otros que se encuentren en su misma situación.

Reforma legal

Las empresas de selección de personal van a tener más trabajo nunca. No porque abunden los empleos ni por la cifra récord de parados, sino por las recolocaciones, ya sean por encargo de las empresas o del propio Gobierno. Y es que, la reciente reforma de las políticas activas de empleo, que establece itinerarios personalizados para la reinserción de dos millones de parados al año, puede convertir las agencias privadas de selección de personal en colaboradoras de los Servicios Públicos de Empleo (antiguo INEM). Las organizaciones empresariales o sindicales también realizan labores de orientación pero, según el responsable de Red Lisera, no suelen disponer de la completa y costosa metodología que se necesita.
Aunque estos cambios legales han abierto un nuevo camino a las empresas de selección, les han cerrado otro. A partir de ahora, ningún particular podrá contratarlas: “El Estado ya no quiere que nadie pague porque le ayuden a buscar trabajo”, explica López.
No eran muchos los cántabros que demandaban sus servicios a título individual pero sí recibían bastantes solicitudes de profesionales que se encuentran fuera de España y quieren regresar, si no a la región, al menos a España. Ahora tendrán que buscar otra fórmula.

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