PANORAMA INTERNACIONAL
Los viajeros piden algo más
Este periódico saluda la decisión de seis altos ejecutivos de la Red de Ferrocarriles de renunciar a sus bonificaciones y dedicar ese dinero a mejorar la seguridad en los pasos a nivel. ¿Podría ser que finalmente haya calado el mensaje de que el país no está de humor para tolerar premios por hacer las cosas mal, en especial, cuando hay dinero público por medio?
Los problemas vienen gestándose desde hace décadas. Empezaron con chapuceras privatizaciones que separaron el mantenimiento de las vías de las empresas que operaban los trenes y siguieron con la apresurada reorganización laborista, que conjuró al monstruo de la Red de Ferrocarriles. Realmente, ¿cómo se puede resolver cualquier problema cuando hay 78 miembros en un consejo de administración? y ¿cómo pueden los contribuyentes estar bien representados cuando el Departamento de Transportes, que suministra gran parte de su financiación, solo tiene un voto entre los 78?
Ahora dicen que van a presentar propuestas para reforzar la gobernanza corporativa de la Red, como designar a un representante de los contribuyentes en el Comité de Remuneración. Pero eso son fruslerías ya que nada, excepto una completa revisión, traería una apropiada cadena de mando a nuestros ferrocarriles. Y cuanto más retraso, más pasajeros continuarán sufriendo.
The Daily Mail
El brindis de los banqueros
Si alguien duda de que vivimos en un país dividido, no tiene más que mirar a los banqueros celebrando con cerveza a las 7 de la mañana las ganancias inesperadas con sus bonificaciones salariales.
Uno habría esperado que una profesión que casi ha puesto al país de rodillas con su indecorosas ansias de codicia, mostrara algún arrepentimiento. Pero, por el contrario, Barclays acaba de revelar que sus directivos recibirán 250 millones de libras en bonificaciones el mismo día en que los datos mostraban que ninguno de los grandes bancos cumplían con los objetivos para los préstamos a las pymes. Esto significa que esas empresas todavía tienen necesidades de dinero en efectivo, lo que les impide su expansión y la contratación de más personal.
Es momento de que el desacreditado sector bancario haga frente a sus responsabilidades. Y hasta que no lo haga, merecen ser despreciados.
The Daily Mirror
Trabajar más o ser pobres de viejos
Cameron ha avisado de que Gran Bretaña puede terminar en un apartheid de pensiones a menos que sus reformas sobre los derechos de jubilación en el sector público sean aprobadas. Los empleados públicos reciben generosas pagas garantizadas que solo ahora empiezan a relacionarse con la edad nacional de jubilación. Y en contraste, la provisión para el sector privado ha sido perjudicada por la abolición de Brown de la desgravación fiscal sobre los dividendos, colapsando la bolsa, haciendo enormes los sueldos de los ejecutivos y arrastrando por los suelos los tipos de interés.
Este problema no es solo británico. El primer ministro sueco ha sugerido que la edad de jubilación podría subir hasta los 75 años. Sin embargo, pocos países tienen un sistema de pensiones tan desequilibrado como el nuestro. En partes del sector público, es posible pasarse 40 años trabajando, retirarse a los 60 y recibir una amplia pensión a prueba de inflación durante varias décadas.
¿Cuál es la solución? Cameron ha expresado su admiración por el sistema noruego, donde la edad de jubilación sube con la esperanza de vida, pero los trabajadores pueden escoger retirarse antes o después, a cambio de pensiones más bajas o más altas. Tal escalera de pensiones será una píldora amarga para quienes ya ven desvanecerse en el horizonte su fecha de retiro. Pero, sin un masivo incremento en las cantidades que ahorremos, aquellos a los que se les niega el lujo de una pensión del sector público tendrán que trabajar más o hacer frente a una sombría y empobrecida vejez.
The Daily Telegraph
No hay crédito para George Osborne
Cada día que pasa aumenta la evidencia de que los planes económicos de Osborne no funcionan. Desde hace dos años, viene proclamando que su medicina financiera de mal sabor nos ha hecho un puerto de abrigo en los mercados. Esa era la excusa para los recortes salvajes y las subidas de impuestos que han golpeado a millones de hogares. Pero su argumento se ha quebrado cuando Moody»s ha anunciado que Gran Bretaña puede perder su categoría de Triple-A. Moody»s ha caído en la cuenta de algo que muchos sabían hace tiempo: las políticas de Osborne han estrangulado el crecimiento y han hecho más difícil recortar el déficit. Lejos de frenar las deudas han apilado una cantidad extra en la tarjeta de crédito nacional.
El coste de este peligroso experimento es una prolongada ola de austeridad, deterioro de los niveles de vida y aumento del paro.
Podía haber dado más impulso al empleo y el crecimiento, pero decidió hacerlo de otra manera y debe ser juzgado por ello.
The Daily Mirror