Artesanos de la fiesta

Más o menos imaginativas en su diseño, más o menos espectaculares pero siempre lúdicas, las carrozas se han convertido en un elemento habitual en muchas de las fiestas populares que se celebran en España. Sea en carnavales, cabalgatas de reyes o en la multitud de fiestas patronales veraniegas, el desfile de carrozas de todo tipo forma parte ya de la puesta en escena de la diversión popular, generando a su alrededor una industria que empieza a sustituir al trabajo espontáneo de peñas o grupos de aficionados.
Es el caso de dos castreños que de la experiencia acumulada en la fabricación artesanal de carrozas para la fiesta del Coso Blanco, pasaron a la puesta en pie de una empresa –Francisdos– que abastece a muchas localidades españolas. De sus instalaciones en el polígono de Vallegón salieron el pasado año cerca de cien carrozas, además de escenografías, figuras alegóricas, belenes, mascotas, gigantes y toboganes móviles con destino a ayuntamientos, hoteles y centros comerciales en diversos puntos de la geografía nacional.

La escuela artesanal del Coso Blanco

En la década de los ochenta, dos jóvenes castreños, Francisco Javier López Mena y Francisco Fernández Casal, simultaneaban su trabajo de cocineros con la fabricación de las carrozas que su agrupación presentaba en la tradicional fiesta del Coso Blanco. El conocimiento que adquirieron de los secretos artesanales de esta actividad, les animó en 1990 a formar una empresa de proyectos artísticos que tuvo su primer emplazamiento en una pequeña nave de Brazomar. Cuatro trabajadores formaban la plantilla inicial de Francisdos, la primera empresa en Cantabria especializada en la fabricación de carrozas y una de las pocas que existen fuera de la Comunidad Valenciana, donde la tradición fallera concentra al mayor número de artesanos.
La participación en la Gala Floral de Torrelavega, a poco de iniciar su actividad empresarial, supuso para Francisdos el primer desafío, pero la empresa castreña no tardó en ampliar su campo de acción y además de cubrir los festejos populares de Cantabria comenzó a llevar sus fantasías a varias comunidades próximas. En 1999, la empresa se trasladó al Polígono de Vallegón, en Sámano, y su plantilla pasó a ser de diez personas, aunque en momentos de especial acumulación de trabajo, como la época navideña, son necesarias hasta 20.
Coincidiendo con su traslado al polígono, la empresa amplió su actividad a la decoración de centros comerciales y hoteles. El diseño y la elaboración de escenografías para inauguraciones, campañas publicitarias y Navidad se han convertido ya en una parte significativa del trabajo. Belenes estáticos, como el que decoró el mall del centro comercial Valle Real (Maliaño) el pasado año, con agua, luz, sonido y una altura de seis metros, son un buen ejemplo de la maestría alcanzada por estos artesanos castreños, aunque su escenografía de mayor tamaño, hasta la fecha, ha sido el belén realizado para la localidad madrileña de Las Rozas, que alcanzó los 28 metros de longitud.
Francisdos colaboró también en la inauguración del Gran Hotel Domine en Bilbao, de la cadena Silken, en el que construyeron una carpa para ampliar provisionalmente sus salones. En Cantabria, la empresa castreña ha reconstruido los peces de cartón del carnaval marino de Santoña. Treinta y tres figuras diferentes construidas hace 20 años y a las que los artesanos de Francisdos han dado una nueva vida sustituyendo el cartón piedra original por fibra de vidrio.
Tanto el diseño, como la ejecución e instalación de carrozas, figuras y escenografías son obra del versátil equipo de la empresa castreña, en el que se integran desde licenciados en Bellas Artes hasta especialistas en soldadura, madera, cartón-piedra, polispán o fibra de vidrio, que son los materiales más utilizados. La imaginación es el único límite a la hora de idear elementos decorativos, alimentada por una documentación sobre la historia local –si se trata de una fiesta patronal– o de imágenes extraídas del mundo del comic, la literatura popular o la leyenda. En la actualidad, los carrocistas castreños trabajan en la construcción de un barco surrealista para las fiestas de Getafe (Madrid).
Aunque los trabajos se realizan en el polígono de Vallegón, la empresa mantiene en Guriezo un local de 600 metros cuadrados con una exposición donde exhibe el amplio catálogo de figuras y motivos artísticos fabricados a lo largo de estos años.

Nuevas instalaciones

El deseo de unir en un solo local la exposición y el taller, ha llevado a los responsables de la empresa a iniciar la búsqueda de una nueva ubicación en la zona de Castro. El proyecto contempla la edificación de una nave de 2.500 metros cuadrados de los que 1.500 estarían dedicados a exposición y la inversión prevista se aproxima a los cien millones de pesetas.
La nueva nave conllevará una ampliación de la plantilla para atender una demanda de trabajo que no deja de crecer y que desborda la capacidad de las actuales instalaciones.

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