Vendedores de tiempo

Hacer la compra, llevar la ropa a la tintorería, ir al banco, a la farmacia, y a presentar unos documentos para solicitar una subvención cuyo plazo está a punto de vencer… Los pequeños recados de cada día suponen un auténtico problema para multitud de personas cuya jornada laboral sólo les permite ir de casa al trabajo y del trabajo a casa.
Aquí es donde interviene Recados, una empresa pionera en Cantabria que, como su propio nombre indica, realiza cualquier tipo de gestión que el cliente precise. “En Recados vendemos tiempo”. Así de contundente se expresa Mar Gómez, la propietaria, a la hora de definir la actividad de su empresa.
Sus servicios están dirigidos no sólo a las personas que carecen de tiempo material para realizar sus recados, sino también a aquellas otras que sí disponen de esos minutos al día, pero preferirían emplearlos de otra manera. “Si dispones de una hora libre, seguramente te apetezca tomar un café, ir de compras o incluso a la peluquería; no es que no tengas tiempo para hacer tus recados, sino que el rato de que dispones prefieres disfrutarlo”, explica.

Contratar a un recadista

La situación es muy distinta en el caso de las empresas. En la mayoría de los casos no les resulta rentable contratar a una persona para que se encargue de este tipo de tareas y, por otra parte, pierden mucho tiempo y dinero si tienen que salir ellos mismos a solventarlas. “Con nosotros tienen a esa persona en el momento en que la necesitan, pero con la ventaja de que si en una semana no requieren de nuestros servicios no les cuesta ningún dinero”, asegura la gerente de Recados.
La singular empresa comenzó a funcionar en Santander hace algo más de dos años. Tras darle muchas vueltas Mar Gómez llegó a la conclusión de que la desaparecida figura del recadista volvía a ser necesaria en nuestra sociedad, por lo que se lanzó a la aventura en solitario. Después de unos comienzos difíciles en los que reconoce haberse dado “cabezazos contra la pared”, Recados se ha ido abriendo camino en el mercado, lo que se ha traducido también en un aumento de la plantilla que ahora está formada por tres personas.
Con una tarifa de 500 pesetas por recado para las empresas y 800 para particulares, realizan todo tipo de encargos con una única condición, que entren dentro de la legalidad. “Vamos al banco, traemos y llevamos papeles, ramos de flores, pasteles…, cualquier cosa mientras sea legal”. Un trabajo que realizan con la máxima discreción: “En el momento en que terminamos de hacer el recado olvidamos que lo hemos hecho”, asegura la gerente. Su zona de influencia se centra en la capital cántabra y municipios próximos como Maliaño, Astillero, Torrelavega y Solares, aunque al final, tal y como reconoce Mar Gómez, “si hace falta, vamos hasta Vega de Pas”.
En ocasiones, su papel llega más lejos que el de un simple recadero como ocurre con ancianos que solicitan encargos de la farmacia y cuando el personal de Recados llega con la medicina le hacen confidente de todas sus dolencias. “Al final te sientas a escucharles, porque tampoco te cuesta tanto dedicarle un rato a una persona que se encuentra sola”. En definitiva, eso es lo que Recados ofrece, tiempo.

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