Valoriza construirá una central de biomasa en la comarca del Besaya
Entre las posibilidades que han abierto las energías alternativas, Cantabria cuenta con un recurso propio, el de la biomasa forestal, cuyo aprovechamiento se ha visto relegado hasta ahora por los elevados costes que planteaba su explotación.
No sólo había que extraer del monte los restos de talas sino que su traslado hasta la central térmica más cercana, situada en Asturias, hacía económicamente inviable el aprovechamiento de esos residuos.
Sin embargo, parece haber llegado su hora y se anuncian en Cantabria al menos dos iniciativas para el aprovechamiento de la biomasa forestal, una fuente de energía que nos diferencia de otras regiones que no cuentan con superficie arbolada tan amplia.
El parque de energías renovables que promueve la Consejería de Medio Ambiente en Campoo-Los Valles (Valdeolea) contará con una planta de biomasa de 13,2 megavatios de potencia. Poco después de tomarse esa decisión, la empresa Valoriza Energía ha alcanzado un acuerdo con la Consejería de Ganadería para la puesta en marcha de otro proyecto, fruto del cual sería la construcción en el entorno de Torrelavega (posiblemente en Reocín) de una planta para transformar la biomasa forestal en energía eléctrica, aunque todavía se desconoce la potencia que tendrá la central.
La Consejería de Ganadería se compromete a facilitar a Valoriza la información necesaria para evaluar el potencial de biomasa con que cuenta Cantabria y que procede, sobre todo, de los restos de las cortas regulares en la amplia masa de eucaliptos diseminada por las comarcas costeras y central de la región.
A estos dos proyectos habría que sumar alguna iniciativa privada, como la de Cementos Alfa, interesada en aprovechar la biomasa para su abastecimiento energético, pensando en las limitaciones que impone el Protocolo de Kioto para las emisiones de CO2. La quema de residuos forestales no computa a efectos de emisión de gases de efecto invernadero, por considerarse que forma parte de un ciclo natural (la madera transforma CO2 en el proceso de fotosíntesis).
También hay quien está estudiando la posibilidad de comercializar la biomasa forestal en briquetas para su uso como combustible.
Todas estas iniciativas confieren un inusual protagonismo a un recurso que hasta ahora era un problema para las empresas forestales que, para deshacerse de los restos de talas y podas, en muchos casos optaban por quemarlos in situ, con daños para el suelo.
El Plan de Biomasa de Cantabria
Contar con un abastecimiento regular de biomasa y en cantidad suficiente son los requisitos imprescindibles para que pueda operar una central de este tipo y los estudios realizados por la Dirección General de Montes, cuantificando los residuos forestales que se generan cada año en Cantabria, avalan la viabilidad de estos proyectos.
Tan sólo con las talas de eucalipto, las centrales contarían con 117.600 toneladas al año de cortezas, ramas, raberones y otros residuos susceptibles de aprovechamiento. A esto podrían añadirse los restos forestales de especies autóctonas (pinos y robles), –unas 19.800 toneladas al año– así como otros residuos de madera procedentes de las industrias de transformación, que añaden 7.869 toneladas más. En total, Cantabria podría aportar unas 137.000 toneladas de biomasa forestal residual para su transformación en energía eléctrica, lo que representa la sustitución de 34.349 toneladas de petróleo equivalentes (Tep). Y esta cuantía está estimada a la baja, debido a la elevada humedad de los restos de cortas finales de eucalipto.
El gran obstáculo para el aprovechamiento de la biomasa forestal ha estado siempre en los costes que tiene sacar del monte los restos de las talas y su traslado hasta las plantas de valorización. Perro empiezan a aparecer soluciones. La ubicación de una central en una zona cercana a las plantaciones de eucaliptos abarataría el transporte y la mecanización alcanzada por los trabajos silvícolas ha simplificado mucho las tareas de extracción.
Empresas como Alvarez Forestal ya cuentan con maquinaria para empacar en el monte los residuos forestales, lo que hace cada vez más viable esta explotación. Lejos quedan aquellos tiempos en que la recogida y saca de restos forestales ni siquiera alcanzaba las dos toneladas por camión, lo que hacía muy poco rentable su extracción.
Según el estudio realizado por la Dirección General de Montes, el aprovechamiento de la biomasa residual de las cortas de eucalipto, que es la más susceptible de una explotación regular, requeriría una inversión de unos 11 millones de euros en maquinaria. Para mover esas 117.000 toneladas anuales de residuos forestales serían necesarias nueve empacadoras, 18 autocargadores y otros tantos camiones. En términos de empleo, la aplicación de este plan supondría la creación de 36 puestos de trabajo en labores silvícolas y, si se incluyen maquinistas y transportistas, se generaría en Cantabria 54 empleos.
Son las cifras de un área de negocio emergente cuya concreción dependerá de la puesta en marcha definitiva de proyectos como los que se anuncian.
En el caso de Valoriza, no sería su primera experiencia en este sector. Esta firma, perteneciente al grupo Sacyr-Vallehermoso, está especializada en energías renovables y ha desarrollado una intensa actividad en la promoción de plantas de biomasa y en el tratamiento y aprovechamiento energético de residuos. Su presencia es especialmente notable en Andalucía, donde ha construido seis plantas de biomasa –tres de ellas a lo largo de este año, con una inversión de 47 millones de euros–, basadas en la utilización del alperujo como combustible, un subproducto de las almazaras generado en el proceso de extracción del aceite de oliva.
Con el acuerdo suscrito con Valoriza, el Gobierno de Cantabria persigue cumplir el objetivo, definido por el Plan Nacional de Energías Renovables, de que al menos el 12% del consumo de energía primaria se obtenga de fuentes renovables a partir del año 2012. Un propósito para el que resultará imprescindible el aprovechamiento energético de la biomasa.
