Ingrid Antons. DIRECTORA DE INLINGUA:

Inlingua es una de las academias de idiomas de referencia en Santander, pero aunque muchas personas puedan pensar que sólo se imparte inglés, la realidad es que sus catorce profesores, todos nativos, también enseñan francés, alemán e, incluso, español para extranjeros. Otra de las sorpresas tiene por protagonista a Ingrid Antons, su directora. Aunque se pudiera pensar que es de nacionalidad inglesa, su país de origen es Alemania. Con todo, lo más chocante es que Antons no crea que a los españoles nos falte cualidad alguna para aprender idiomas: “Son muy comunicativos”, dice, lo que en su opinión es una buena base de partida.

P.- ¿Por qué a los españoles nos cuesta tanto aprender idiomas? ¿Es un problema de sentido del ridículo o de oído?
R.- No es para tanto, pero sí que pueden concurrir varias causas. A los idiomas no se les ha dado la importancia que realmente tienen hasta épocas muy recientes. Ahora, la gente viaja mucho más al extranjero y se da cuenta de que, a veces, se queda literalmente sin habla. También nos hemos dado cuenta de que para vender cualquier producto tenemos que ser capaces de hablar el idioma de nuestro posible cliente.

P.- ¿Cómo es posible que los centros docentes de nuestro país no consigan que un chico salga hablando mínimamente un segundo idioma a pesar de haberlo cursado durante años en Primaria y en Secundaria?¿Es un problema de recursos?
R.- El profesor es la clave y en nuestra academia empleamos únicamente a los nativos, con una preparación específica. Por muchos recursos técnicos que se empleen, nunca se podrán igualar a un buen profesor que transmite el idioma cara a cara con el método adecuado.

P.- ¿Y cuál es el método de Inlingua?
R.- Los profesores hablan sólo en el idioma que están enseñando y los alumnos responden en el mismo idioma. No hay traducción aunque, lógicamente, el aprendizaje se complementa con los libros y los ejercicios escritos en casa. Este método lo inventó Maximilian Berlitz en el siglo XIX, es intuitivo y prescinde de la gramática teórica.

P.– ¿Se puede aprender así cualquier idioma?
R.– Tengo claro que cualquier idioma se aprende hablándolo aunque lógicamente existan lenguas más difíciles que otras, por ejemplo, el alemán. Pero, en mis cuarenta años de experiencia profesional y entre cientos de alumnos, sólo me encontrado con dos que fueran incapaces de aprender la lengua germánica.

P.- ¿Hay atajos para aprender un idioma?
R.- No hay milagros en el aprendizaje, pero un método apropiado y que se combine con el material adecuado, ayuda mucho. En este punto vuelvo a la importancia de los profesores nativos y el hablar únicamente en el idioma que están aprendiendo los alumnos. Sólo de esta manera se llega a pensar en esa lengua y a hablarla con espontaneidad al cabo de poco tiempo.

P.- Ahora hay muchos empleos que están condicionados al conocimiento de otra lengua. ¿Está aumentando eso el alumnado de las academias?
R.- Indudablemente. Sobre todo, el inglés se ha vuelto imprescindible. Se da por hecho que cualquiera debe tener conocimientos, aunque sean muy básicos. Es como la informática, que hay que saberla. Si además, el individuo domina otros idiomas, su curriculum gana muchos puntos.

P.- ¿Le llegan clientes pidiendo clases de chino? ¿Es el idioma del futuro?
R.- ¿Chino? Se pide de vez en cuando y puede que la demanda aumente en el futuro. Personalmente, no creo que sea el idioma del futuro porque está considerada en el gremio como la lengua más difícil de aprender del mundo. El inglés le lleva gran ventaja porque con muy pocos conocimientos una persona se puede desenvolver y hacerse entender, aunque perfeccionarlo sea otra cosa. No obstante, no excluimos la posibilidad de enseñar el chino.
P.- Todos damos por supuesto que la mejor edad para aprender un idioma es la más temprana, pero a usted le llegan alumnos de todas las edades, muchos de ellos profesionales talluditos. ¿Es cierto que cuesta más aprender a una edad avanzada?
R.- Cuesta un poco más pero depende mucho de la motivación del alumno. No cabe duda que es un proceso distinto, tal vez más racional.

P.- Su academia también imparte francés y el alemán. ¿Qué lleva a los alumnos a estudiar esas otras lenguas?
R.- Como ya mencioné, el conocer el inglés se da por hecho a la hora de presentar un curriculum, pero es un error pensar que con este idioma se va a todas partes. Y es que cuando se viaja al extranjero no todo el mundo conoce esta lengua. Es fundamental desenvolverse en la lengua nativa del país en el que nos encontremos o para el que trabajemos para abrirnos muchas puertas. Yo misma tengo esta experiencia cuando respondo, dependiendo del demandante, en alemán, inglés o francés, a las solicitudes de información sobre nuestros cursos de español.

P.- Todo el mundo se hace muy buenos propósitos al finalizar un año: dejar de fumar, practicar algún deporte, aprender inglés… ¿Le llegan muchos alumnos deseosos de zanjar de una vez por todas esta cuenta pendiente que tenemos casi todos los españoles?
R.- Sí notamos esta necesidad a pesar de la crisis.

P.- Entonces, ¿la crisis no hace descender las matriculaciones?
R.- No demasiado. Quizá vienen menos extranjeros a aprender español.

P.- ¿Es acertado ir a un país de cuyo idioma no se sabe nada y tratar de aprender por inmersión como el que cae al mar y tiene que nadar a la fuerza o es más efectivo llevar parte del trabajo hecho?
R.- Indudablemente es muy positivo ir a cualquier país y aprender por inmersión, pero es mejor tener una base antes de desplazarse porque, de esa forma, el progreso es mucho más rápido.

P.- ¿Qué virtudes tienen los españoles para los idiomas y de cuáles carecen?
R.- Los alumnos españoles –como latinos que son– son muy comunicativos. Es fácil hablar con ellos de cualquier tema y esto es muy importante a la hora de practicar el idioma. No veo que virtud les falte… No se me ocurre ninguna.

P.- ¿Cuál es el secreto para que Inlingua perviva después de tantos años, a pesar de la aparición de tantas academias?
R.- Creo que es la calidad y seriedad que hemos demostrado desde hace cuarenta años. Al principio, teníamos mucha menos competencia, sólo había tres academias y ahora somos cuarenta. Nosotros nos hemos preocupado en formar al máximo a nuestros profesores nativos. Además, nos preocupamos mucho por las necesidades de los niños pequeños, dado que el porcentaje de los que estudian idiomas está aumentando de forma espectacular, y realizamos constantes encuestas de satisfacción a clientes y empleados. Por algo Inlingua, que tiene su central en Berna (Suiza) cuenta con 350 escuelas en 44 países.

P.- Usted habla cuatro idiomas. ¿Cuál de ellos le ha costado más aprender?
R.- No lo sé. Evidentemente, el alemán no, pues es mi idioma materno. Para perfeccionar mi inglés realicé cursos en Inglaterra y en Ciudad del Cabo (Sudáfrica); el francés lo hablé mucho cuando trabajé en el Instituto Francés y, respecto al español, llevo más de 40 años viviendo en Santander…

P.- ¿Le ha costado adaptarse a las costumbres españolas?
R.- No me ha costado adaptarme. España es un país amable y me encanta la forma de vida en Santander. Naturalmente, nunca dejaré de ser alemana, pero una alemana muy españolizada.

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