Libros al oído

En el principio fue el verbo. Narradores que, ya en los primeros asentamientos humanos, transmitían las historias que guardaban la memoria de la tribu. Ni la invención de la escritura acabó con la fascinación que produce la narración oral, aunque poco a poco se fuera imponiendo lo que San Agustín descubrió admirado en su maestro San Ambrosio, el obispo de Milán, que inició la práctica de leer en silencio y no en voz alta, como hasta entonces se acostumbraba. Y aunque ese hábito se haya convertido en la forma más común de lectura, la apetencia por el relato oral no ha disminuido en la especie humana, como lo demuestra desde los cuentos que reclaman los niños para dormirse, hasta el reciente éxito de los podcast.
A pesar de esa predisposición natural, no han sido muchos los intentos por explorar en España las posibilidades que encierra el audiolibro. Quizá porque la técnica no facilitaba un formato realmente cómodo, aunque en los últimos años si ha habido algún intento de comercialización de libros, generalmente de autoayuda, en CD. Faltaba dar el salto a la literatura y hacerlo con voces españolas, sin los marcados acentos que acompañan a los audiolibros que se graban en Hispanoamérica, y que tan extraños resultan a oídos no acostumbrados. Y hacerlo además en un formato que facilitase su audición.
Una empresa castreña, Audiomol, ha sido la primera en ofrecer audiolibros de literatura en castellano que se pueden descargar de la red en el formato estándar en que se distribuye la música por Internet, el mp3. Una iniciativa que, tras dos años de recorrido, ha encontrado en la red de bibliotecas públicas el mejor aliado a su propuesta de poner al alcance de nuestros oídos las mismas obras que, como lectores, nos pueden interesar.

Una experiencia pionera

Detrás de la creación de Audiomol se encuentra un joven economista de Castro Urdiales, Eduardo Arenal, que durante su estancia como estudiante en Alemania tuvo ocasión de comprobar el arraigo que allí tenían los audiolibros. Prácticamente en cualquier librería existían ofertas en ese formato, una realidad que contrastaba con la que encontró en las librerías españolas a su regreso a nuestro país en 2005. Frente a lo que era común en otros países europeos, en algunos hispanoamericanos o en Estados Unidos, donde la cultura del audiolibro está muy extendida, en España no existía ese hábito quizá porque nadie se había preocupado por fomentarlo.
Había un mercado potencial que merecía la pena explorar y el primer paso, tras crear la empresa con un socio, fue ponerse en contacto con agentes literarios y con las editoriales para negociar los derechos de autor. La iniciativa era tan novedosa que no existían referencias para establecer las bases de un acuerdo: “Ibas donde los agentes literarios y no sabían que pedirnos por los derechos –explica Eduardo Arenal–, las editoriales tampoco sabían como orientarlo y al final nosotros propusimos un modelo de negocio que algunas aceptaron y otras no”.
Tras contactar con los narradores –locutores profesionales e incluso actores en algunos casos– que iban a poner voz a los textos elegidos, y diseñar una página web que simplificara las descargas, la aventura comenzó en mayo de 2009 con una treintena de audiolibros que abarcaban diversos géneros literarios, desde el infantil y la ficción hasta libros de pensamiento. Hoy su catálogo está formado por un centenar de títulos con autores contemporáneos como Vázquez Figueroa, que es el escritor español que más libros ha vendido en el mundo (25 millones de ejemplares de sus conocidos bestsellers), Carmen Martín Gaite, Jordi Serra y Fabra, Fernando Marías, Antonio Gómez Rufo o Cristina Peri Rossi entre otros. Pero también clásicos, desde el Siglo de Oro español y Emilia Pardo Bazán o Pérez Galdós, hasta la ‘Metamorfosis’ de Kafka, o Arthur Conan Doyle y su estupenda saga de ‘Las aventuras de Sherlock Holmes’. Un catálogo que continuará ampliándose a medida que se vayan cerrando acuerdos con las editoriales, los agentes literarios o los propios autores, que en algún caso, se implican tanto en el proyecto que hasta quieren poner su propia voz, aunque una vez que constatan la dificultad que presenta lograr una locución convincente, prefieren dejarlo en manos de narradores profesionales.
El precio es único para todos las obras, siete euros, con independencia de la duración que tengan, que para una novela de tamaño medio, oscila entre las tres y cuatro horas aunque, como en el caso del audiolibro de Isabel San Sebastián, ‘Astur’, puede llegar a superar las 16 horas. Las obras se graban íntegras, sin añadidos de efectos sonoros o musicales, y buscando una lectura natural, sin dramatizaciones excesivas pero lo suficientemente vivaz como para que no resulte aburrida.
Además de las descargas en mp3, que era el planteamiento inicial del negocio, Audiomol ha diversificado el formato y sus audiolibros también se pueden encontrar en soporte CD, aunque en este caso el precio se eleva hasta los 30 euros.
Las obras se venden sin protección anticopia para evitar que los sistemas de DRM que se utilizan para proteger los archivos, puedan dificultar su audición en cualquier reproductor. Pero aunque no existiese esa razón técnica, Arenal es consciente de la dificultad de luchar contra las descargas ilegales: “La piratería sabemos que está ahí, pero no podemos luchar contra ella. La única forma de luchar es el precio”, señala el director de Audiomol.
El elenco de voces ha ido también creciendo conforme aumentaba el catálogo y la editora dispone ahora de una treintena de narradores diseminados por todo el país. Una vez seleccionada la voz, se le envía el texto en formato electrónico y el locutor les devuelve la grabación, para la que generalmente se emplea un simple estudio doméstico, en formato mp3.

Un mercado universal

Como todos los productos que se distribuyen por Internet, los audiolibros de esta empresa cántabra pueden llegar a cualquier mercado por distante que esté. Muchos de sus mejores clientes están en países hispanoamericanos, pero también han vendido en Japón, Alemania, Estados Unidos, Rusia y China, algo que se explica por el creciente interés por el aprendizaje de la lengua española que existe en esos países.
Además de contar con su propio portal, y de que una sencilla navegación por la red en busca de audiolibros conduzca rápidamente hacia su página web, a los productos de Audiomol también se puede acceder a través de dos grandes plataformas de venta en Internet, como son Amazon e ITunes, una posición estratégica para el desarrollo de este proyecto, al tratarse de los dos canales de comercialización de más éxito en la red. Pero las posibilidades de multiplicar el número de enlaces son ingentes, y actualmente, la firma castreña negocia con la televisión costarricense, que desea crear una plataforma multimedia en la red, la descarga de sus audiolibros desde ese nuevo portal.

Acuerdos con organismos públicos

Otro de los aspectos más prometedores en la venta de audiolibros es la posibilidad de llegar a acuerdos con redes de bibliotecas públicas para que sus usuarios pueda acceder de manera gratuita al catálogo de Audiomol. Esta posibilidad ya está abierta en las bibliotecas cántabras desde el pasado mes de enero, y la firma castreña ha llegado a acuerdos similares con Castilla-León y el País Vasco, que se podrían extender a Cataluña, Valencia y Canarias.
Para facilitar la descarga a través de las páginas web de las redes de bibliotecas públicas, Audiomol ha creado una aplicación informática específica, desarrollada por otra empresa cántabra, Adrima.
Son iniciativas que pueden multiplicar el impacto de una propuesta, la del audiolibro, ajena todavía a los hábitos de los aficionados a la literatura en España, pero que puede avanzar a pasos agigantados a medida que exista una oferta de calidad en la red. Una carencia y unas posibilidades de negocio que que esta empresa cántabra ha sido la primera en detectar.

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