Un Hospital distinto

Se cumplen ahora tres años y medio de aquella desapacible mañana de noviembre de 1999 cuando el desplome de una de las fachadas del edificio de Traumatología de Valdecilla estremeció la ciudad. Unos días antes el Hospital, un centro emblemático y querido por todos los cántabros, acababa de celebrar su 70 aniversario. Unos meses atrás, el edificio herido de muerte también había cumplido 25 años.
El Hospital se encontraba inmerso en un profundo examen de conciencia que quedó plasmado, con todo realismo, en un plan estratégico. De este documento tendría que salir definido un plan director de obras que transformase el viejo Valdecilla en un hospital moderno, capaz de afrontar los cambios asistenciales y terapéuticos que el avance del tiempo imponen y de consolidarse como centro de referencia, investigador y docente.
El accidente aceleró el proceso de renovación, aunque no ha sido hasta 2002 cuando realmente se ha visto avanzar la obras, coincidiendo con el traspaso de la Sanidad a la autonomía de Cantabria.
La proximidad de las elecciones imprimió un nuevo ritmo en la marcha de las obras y en los últimos días de marzo la actividad se ha convertido en frenética para que a finales de abril pueda entregarse el edificio de Traumatología, el Pabellón 12 y el área de Urgencia que ocupa el semisótano del Pabellón 13.
Entre las dos empresas constructoras que ejecutan las obras (OHL, el edificio de Traumatología, y Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), el Plan Director) reúnen estos días a cerca de 700 personas de todos los oficios, trabajando en turnos de mañana, tarde y noche, incluso los fines de semana, para poder cumplir los plazos.
Durante todo este tiempo se han dado demasiadas fechas de inicio y de finalización, y se ha especulado mucho sobre las demoras, especialmente en el edificio de Traumatología, que a partir de ahora se conocerá como Polivalente. Pero los resultados finales van a cambiar sensiblemente el estado de opinión, tanto por la espectacularidad de la parte del Hospital que ahora se va a inaugurar como por la rapidez con que avanza el resto de la obra, inimaginable hace tan solo un año. En apenas nueve meses se han demolido y vuelto a levantar desde sus cimientos los Pabellones 12, 13, 17, 18, 19 y 20.
El Pabellón 12, el más grande, se entregará a finales de abril, junto con el área donde estará ubicada la atención de Urgencia, una nueva construcción de 7.000 m2 en una sola planta que se corresponde con el semisótano del Pabellón 13, prolongado por el antiguo aparcamiento de personal al aire libre hasta casi enlazar con el edificio de Traumatología. En sucesivas fases del Plan Director, a este mismo nivel se construirán el área de radiodiagnóstico, quirófanos, cuidados intensivos, medicina nuclear y radioterapia.
Para evitar que todos estos servicios centrales queden semienterrados se ha excavado la finca para bajar la cota, de forma que la antigua planta semisótano ahora será una planta baja, con acceso a pie de calle y luz natural. A Urgencias se podrá acceder por la avenida de Valdecilla o por Jerónimo Sáinz de la Maza.
Estos nuevos servicios están conectados interiormente por una galería que llega hasta el núcleo de comunicaciones anexo al edificio de Traumatología y por el que se accede a la zona de quirófanos y al resto del área de hospitalización, en la residencia general. La fachada exterior de Urgencias es de hormigón sin recubrir y la cubierta, que sobresale del pabellón, se ha ajardinado para reducir el impacto visual de los nuevos volúmenes.
La nueva Urgencia tiene 7.000 m2, el doble del espacio que las instalaciones actuales, lo que, en teoría, permitirá acabar con las aglomeraciones y las esperas en los pasillos. Se han instalado 60 boxes, despachos médicos, salas de espera y una zona provisional de rayos que estará en funcionamiento hasta que se construya la definitiva en el semisótano del Pabellón 15, todavía en funcionamiento junto con el 16. Todas las dependencias están pintadas de color azul, con un tono más intenso en las puertas y los zócalos que recubren y protegen las paredes en las zonas de paso. Los boxes están equipados con un sistema de comunicaciones que permite la monitorización de los enfermos desde los distintos controles de enfermería.
Las nuevas dependencias están preparadas para asumir en el futuro las urgencias pediátricas y las ginecológicas, servicios que ahora se prestan en la Residencia Cantabria y que al concluir el Plan Director pasarán al Hospital.
El corazón de Valdecilla

Antes de llegar a Urgencias por el acceso de Jerónimo Sáinz de la Maza se levanta el Pabellón 12 y las tres torres de refrigeración para todo el complejo hospitalario. El Pabellón 12 se ha convertido en el corazón técnico del Hospital. El agua caliente, la calefacción, la climatización, los gases hospitalarios, la central de transformación eléctrica y todo lo necesario para que Valdecilla continúe latiendo se han centralizado en ese edificio que, sin embargo, no se diferencia de los de atención sanitaria.
Dos de sus plantas estarán ocupadas por los talleres de mantenimiento de todos los oficios y en la última tendrán sus despachos las centrales sindicales. En total tiene 5.000 m2 repartidos en cinco alturas. Además, se han construido otros 3.000 m2 de galerías de comunicación.
Todos los pabellones están siendo reconstruidos con una fidelidad exacta al diseño de la antigua Casa de Salud, adaptando su interior a la distribución de un hospital del siglo XXI, dotado con los últimos avances tecnológicos.
La reconstrucción de los exteriores ha obligado a fabricar moldes a partir de lo existente, aunque no podía renunciarse a los materiales modernos y a mejorar la calidad. La carpintería exterior es de aluminio en color marrón oscuro, similar al que se supone recubría la madera de los viejos pabellones ya que todas la fotografías de la época, en las que se han basado los arquitectos, son monocromáticas.
La tabiquería interior tanto de los pabellones como de Urgencias se ha realizado en planchas de fibroyeso, de fácil instalación, que tienen la ventaja de que no necesita obra si en el futuro se requiere una redistribución de espacios.

“Lo difícil es adaptarse a la arquitectura anterior”

El gerente de FCC, Alejandro Solares, reconoce que lo más difícil de esta obra ha sido adaptar la arquitectura exterior a los avances técnicos del interior. Por eso cree que lo peor ya ha pasado. “Ahora avanzamos sobre criterios marcados y el trabajo consiste en repetirlos”, explica este técnico que tiene una amplia experiencia en gestionar obras de grandes dimensiones y en hacerlas en tiempo récord como el campo de fútbol del Sardinero a finales de los años 80. Solares razona que a partir de ahora el esfuerzo intelectual será menor, pero el físico será el mismo. “Costó mucho hacer el Pabellón 12” reconoce, “pero el resto va más rápido porque ya sabemos resolver los problemas de encaje de la arquitectura anterior con la nueva”.
Aunque a finales de abril sólo se entregarán estas dos obras –el Pabellón 12 y Urgencias– con una superficie total de 15.000 m2 construidos, FCC ya tiene casi ultimados otros 20.000 m2 en los Pabellones 19 y 20, que están prácticamente acabados. La zona intermedia y el Pabellón 13 están en estructura con otros 40.000 m2 en construcción que, sorprendentemente, se han llevado a cabo en apenas ocho meses. Aunque la primera fase del Plan Director se contrató a finales de 2001, el acta de replanteo no se firmó hasta mediados de febrero de 2002 y la obra, a efectos plenos, comenzó, una vez desalojados los pabellones y obtenidas las licencias correspondientes, en junio de 2002. Y todo esto sin contar con que ha habido que derribar los pabellones que en sus inicios sólo se había planeado rehabilitar. El estado en que se encontraba la cimentación para soportar una obra de estas características y dimensiones aconsejaba el derribo. Igual suerte correrán los dos pabellones que aún sobreviven cuando la obra llegue, dentro de año y medio, a ese punto.
Desde entonces el ritmo de trabajo ha ido en aumento. Se comenzó con 60 trabajadores, plantilla que ha ido incrementándose paulatinamente hasta llegar a las 430 que hay estos últimos días de intensa actividad. El cuerpo técnico está compuesto por cinco ingenieros, dos ingenieros industriales, cinco aparejadores, cinco encargados, dos topógrafos y cuatro administrativos, además del gerente-jefe de obra y sin contar a los arquitectos autores del proyecto que dirige Fernando Cruz.
Una dificultad añadida a la obra, que en su día hizo cambiar los planes de abordaje de la misma, fue el retraso en la finalización del edificio de Traumatología. Esta torre tenía que haber estado ya en funcionamiento para poder acoger los servicios que había que desalojar de los pabellones. Sin embargo, el retraso en la adjudicación del núcleo de comunicaciones, una obra vital para conectar todos los edificios hospitalarios, ha hecho que la finalización se demorase hasta este mes de abril.
Los responsables de la obra de Traumatología explican que no se puede comparar un proceso con otro ya que se trata de diferentes sistemas de adjudicación que se han realizado en varias fases. La primera adjudicación se produjo por el procedimiento de urgencia nada más producirse el accidente y consistió en la retirada de fachadas y consolidación de la estructura. Posteriormente, la obra quedó pendiente de los usos definidos en el Plan Director y por último, ha habido que esperar a la adjudicación del núcleo de comunicaciones que tiene la misma vigencia que la fase 1.

El Edificio Polivalente

El nuevo edificio polivalente, adjudicado en 18,03 millones de euros en su fase urgente y en 15,1 millones de euros para el núcleo de comunicaciones, tiene 16 metros de altura menos que el anterior al haberse suprimido las tres últimas plantas. La superficie construida es de 28.000 m2 a los que se añaden otros 10.000 de urbanización. Consta de ocho plantas de hospitalización, una de Psiquiatría y otra de Nefrología, incluida la diálisis.
Para resolver los problemas de cimentación que todo el suelo de Santander presenta ha sido preciso pilotar y micropilotar abundantemente. Se han empleado dos tipos de pilotes, de 1.500 y de 850 milímetros. Más problemas aún planteó la cimentación del núcleo de comunicaciones y de la zona de archivos y cocinas.
En la obra han trabajado entre 200 y 250 personas de media, que en los últimos días han llegado a 286, y veinte empresas subcontratadas.
Lo más llamativo para los que la han visto crecer ha sido la acumulación de grandes grúas que se utilizaron para levantar el núcleo de comunicaciones y la instalación de la fachada en la que se han empleado seis meses. La pesada y rígida fachada de losetas que recubría el antiguo edificio se ha sustituido por una mucho más ligera de Alucobond un material fabricado con aluminio y una resina llamada composite. La ventaja de esta fachada que se completa con cristal es que no requiere más mantenimiento que su limpieza habitual.

Un vestíbulo espectacular

Al interior del edificio se accede por un impresionante vestíbulo situado frente a la avenida de Valdecilla cuyo exterior se ha urbanizado con una gran plaza en la que se colocará la estatua dedicada al Marqués de Valdecilla. En la planta baja se encuentran también los despachos del servicio de Admisión y Documentación Clínica que, a su vez, conectan con un edificio anexo en la parte delantera donde están instaladas las cocinas (planta inferior) y los archivos de historias clínicas. Esta zona se ha separado cinco metros del edificio principal como medida de seguridad en caso de incendio, lo que también propicia la entrada de luz natural. La planta que alojará todas las historias clínicas está repleta de grandes contenedores para 1.200 metros cúbicos de documentos.

La marca de la casa

El diseño interior y los materiales empleados recuerdan al pabellón 21, donde se encuentra actualmente la dirección y administración de Valdecilla, ya que tanto el arquitecto Fernández Inglada, como la empresa constructora OHL son los mismos que se encargaron de aquella obra. El suelo de esta primera planta es un tarquet de PVC con motas multicolores que unido a los tabiques de vidrio traslúcidos de los pasillos ofrecen una imagen moderna de las instalaciones.
Las puertas de esta zona administrativa así como todas las de servicio del resto de las plantas son de color verde. Las de las habitaciones de hospitalización son, como las de Urgencias, de color azul.
La tabiquería interior también se ha realizado en pladur, salvo en las zonas de bloqueo de fuego en las que se ha utilizado fibrosilicato y hormigón. Se han cuidado todos los detalles y hasta las tradicionales barras del mecanismo antipánico de las puertas de acceso a la escalera de incendios, que ya no queda al aire, sino integrada en una construcción anexa, se han cambiado por un singular diseño de acero. La seguridad, especialmente en lo que a prevención de incendios se refiere, se ha cuidado sobremanera. En cada una de las plantas existen dos armarios dotados de extintores y mangueras y en la zona de archivos se ha prescindido del falso techo para instalar un sistema automático de extinción mediante rociadores que se disparan en cuanto detectan humo o fuego.

Habitaciones dobles

Aunque el edificio se concibió con habitaciones individuales, mientras duren las obras en el resto del complejo hospitalario, estarán ocupadas por dos camas. En total dispone de 453 camas, de las que 384 están repartidas entre las ocho plantas de hospitalización, 34 en la planta de Psiquiatría, 27 en Nefrología –que ocupará el segundo piso– y 8 más para judiciales.
A la izquierda del vestíbulo, decorado con dos cuadros de grandes dimensiones, se encuentran las escaleras y se alinean tres ascensores para camas, tres para personal y carros y otros tres para los usuarios.
En las plantas, un vestíbulo y una puerta automática dan paso a la zona de hospitalización que mantiene la misma estructura que tenía el edificio en sus orígenes. Las habitaciones, todas exteriores, se extienden a ambos lados del pasillo ocupando la cara norte y sur respectivamente.
El control de enfermería sigue estando en el centro de la planta, al igual que los despachos administrativos y médicos y los oficces diferenciados para material limpio, sucio, lencería y enfermería. En esta zona existen otros seis ascensores de uso interno.
Junto a la puerta por la que se accede a las escaleras de incendios, se ha habilitado una espaciosa y luminosa sala para enfermos y visitas que conforme se asciende de planta ofrece mejores vistas de la zona portuaria y la bahía ya que toda la pared que da a la fachada es un muro cortina de aluminio y cristal desde donde se puede acceder a una pequeña terraza.
Las habitaciones rompen con el mito del blanco hospitalario. Sólo el mobiliario las diferencia de las de un moderno y funcional hotel. Las paredes y el suelo son de color beige muy claro y la carpintería de madera de fresno en su color natural, la misma del armario de dos puertas y altillo que se ha empotrado junto al baño y que destierra para siempre las oxidadas taquillas metálicas que componían el viejo mobiliario. Un gran panel de madera de suelo a techo separa los dos ventanales en los que se ha instalado un novedoso y decorativo sistema de correderas que recuerdan los paneles japoneses y que sustituyen a las persianas. Estas correderas llevan unas franjas de cristal que se han recubierto con finas láminas de madera de distintas texturas y colores para impedir el paso de la luz.
Las habitaciones están equipadas con un sistema de comunicación que permite a la enfermería requerir la presencia de un celador, otra compañera o del médico sin necesidad de salir al pasillo, sólo con pulsar el botón correspondiente. Además en cada habitación se puede regular de manera independiente la climatización.
Pero quizá lo que más llama la atención es el baño. Mediante una puerta corredera también de madera de fresno se accede a este espacio bien iluminado y alicatado con losetas de vidrio-cerámica de color mostaza que completan el aspecto moderno del resto. Un espejo encastrado recorre una de las paredes y las viejas e incómodas bañeras han pasado a la historia. Todo el suelo del baño es un gran plato de ducha, pero sin impedimentos. Recubierto de un material aislante y antideslizante tiene un pequeño desnivel en la zona de la ducha para que el agua corra por el desagüe. Una mampara de dos puertas batientes permite acceder a la ducha independientemente del estado en que se encuentre el enfermo. Para los que no se pueden mover, existe además un gran baño asistido junto a la zona de servicios en la que pueden entrar, incluso, encamados.

Más novedades

Además de la seguridad se ha cuidado la funcionalidad para facilitar el trabajo de los profesionales. Todas las plantas disponen de un mecanismo de correo neumático desde el que se pueden enviar y recibir muestras para su análisis y documentos a cualquier servicio o laboratorio del recinto hospitalario.
En uno de los offices se ha instalado un sistema que permite lavar y desinfectar las cuñas de los enfermos de una manera totalmente aséptica para quien las manipula. Además en cada planta hay también una tolva a la que se vuelca la ropa sucia para su traslado directo a lavandería.
Se ha facilitado el trabajo del servicio de Mantenimiento al instalar en los pasillos armarios desde los que se puede acceder a las tuberías e instalación eléctrica en caso de avería, lo que evitará tener que picar las paredes.
La comunicación provisional con la residencia general se realizará a través de la tercera planta, mientras que el nivel 1 permitirá la comunicación con Urgencia.

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