JUAN MAZARRASA, director de Parayas: “Los doce vuelos diarios con Madrid son todo un puente aéreo”
No es un secreto para nadie que la reciente crisis económica iniciada en Estados Unidos ha afectado también al negocio de las aerolíneas. Según un estudio publicado por la OAG (Official Airline Guide), en el último trimestre del 2008, las aerolíneas de todo el mundo han ofrecido 46,3 millones de asientos menos, al suprimir 451.000 despegues.
En Europa, los vuelos han bajado un 5% y en España, un 3%. El director del Aeropuerto de Parayas, Juan Mazarrasa, reconoce que la red de aeropuertos de AENA “estaba creciendo considerablemente en los últimos años, pero la caída se ha acelerado desde el final del verano con la crisis”.
Las cifras globales pueden resultar engañosas, porque las compañías de vuelos económicos, que se defienden mejor en estas circunstancias, siguen su progresión, con lo que las aerolíneas tradicionales no sólo se están enfrentando a una reducción de demanda global, sino también a una pérdida de cuota, como consecuencia de la agresividad comercial de las líneas de bajo coste.
La prueba más palpable está en el hecho de que un aeropuerto como el de Santander, donde las líneas de vuelos baratos tienen un gran peso, está aguantando tan bien los embates de la crisis que mantiene la tendencia creciente de los años anteriores. Bien es cierto que se han dado unas circunstancias muy concretas: la línea irlandesa de bajo coste Ryanair ha comenzado a operar en el último año destinos nacionales, y tras el éxito de su primer servicio Santander-Madrid, acaba de poner en marcha una conexión con Barcelona (Reus) y un segundo avión con Madrid, reordenando los horarios para captar también a pasajeros de negocios.
La entrada en servicio de estos dos aviones de 180 plazas con Madrid, uno a las 8 de la mañana y otro a las 6.30 de la tarde, ha cambiado sustancialmente las condiciones de los viajes aéreos a la capital y ha popularizado el avión en los viajes interiores, hasta el punto de que empieza a desplazar al autobús y lo hubiese hecho con el tren de no haberse producido la simultánea entrada en servicio de los Alvia, que ya hacen parte del recorrido en Alta Velocidad.
En un año han viajado a Madrid 90.000 pasajeros en las dos compañías que hacen la ruta aérea desde Santander, Air Nostrum –la regional de Iberia–, y Ryanair, lo cual supone un 39% del crecimiento “y eso pone muy de relieve la alta elasticidad de la demanda al precio. Si el precio baja, como ha ocurrido, la gente viaja muchísimo más“, opina Mazarrasa.
El director del Aeropuerto de Parayas recuerda que lo que ocurre en Santander no es independiente de lo que está pasando en otros lugares: el trasvase del tráfico hacia las tarifas más baratas, que el pasado año han crecido un 25%.
Incluso sin este trasvase, los vuelos de bajo coste han demostrado que pueden generar su propia clientela y el aeropuerto de Santander se beneficia de ello, con un crecimiento del 12,5% en el número de viajeros a lo largo del último año, cuando en el conjunto del país se produjo un descenso de un 2,5%.
Y es que las diferencias entre una línea de bajo coste y otra tradicional se notan muy claramente en los bolsillos. Al cierre de esta edición, un billete a Madrid en Ryanair en un día laborable oscilaba entre los 10 y 80 euros, dependiendo de la anterioridad con la que se hubiese reservado el vuelo. En Air Nostrum, aunque han bajado los precios como consecuencia de la fuerte competencia que ha supuesto la entrada de Ryanair en el mismo trayecto, el precio variaba entre los 100 y 300 euros.
Eso no quiere decir que la compañía irlandesa, con sus dos frecuencias, llegue a desplazar a Air Nostrum, que tiene un puente con Madrid de diez vuelos diarios, al menos por el momento.
Posiblemente, las dos líneas funcionarán por vías paralelas, sin llegar a encontrarse nunca en los precios, aunque se hayan acercado. El director del aeropuerto opina que los objetivos están en parte diferenciados: “Yo creo que ambas compañías pueden convivir y, en la medida en que aumente el tráfico, habrá espacio para ambas”.
Esa diferencia de clientelas hace que la crisis también tenga una repercusión distinta para cada una de ellas. Air Nostrum –e Iberia en general– se ven más afectadas, porque la crisis influye más sobre el tráfico de negocios, mientras que Ryanair es utilizada, sobre todo, por gente que decide tomarse unos días de vacaciones, por estudiantes o por aquellos que desean visitar a familiares, un tráfico mucho más condicionado por el precio de los billetes que por la situación económica general. No obstante, lo más probable es que Iberia tenga que responder con una política de tarifas más flexible, lo cual también hará que incremente la clientela potencial de la compañía.
Un mercado potencial inagotable
“El que tengamos doce vuelos diarios con Madrid crea un puente aéreo real”, opina Mazarrasa. Si a ese factor se le une la posibilidad de conseguir billetes a precios baratos, “con el atractivo que tiene Santander para la gran población de Madrid, la combinación tiene un potencial muy alto”, reflexiona Mazarrasa, pensando “sobre todo, en quienes quieran cogerse unos días de ocio”.
Otra de las ventajas del bajo coste es su contribución a desestacionalizar el tráfico turístico, al ser una oferta de viaje permanente, que no se centra exclusivamente en los dos o tres meses de verano.
“La Cornisa Cantábrica tiene unas condiciones climatológicas que permiten ofertar mucho más que sol y playa. Tenemos condiciones para ofrecer un producto turístico mucho más amplio a lo largo de los doce meses del año, como la Cordillera Cantábrica, los Picos de Europa, el turismo de aventura, nuestras rías y playas, las cuevas…” enfatiza Mazarrasa.
Si se despierta ese mercado, “podemos seguir creciendo hasta llegar al medio millón de pasajeros anuales con Madrid”, opina el director del aeropuerto de Santander. Una cifra semejante (alrededor de mil quinientos pasajeros diarios) hubiese parecido, hace algunos años, producto de una imaginación calenturienta, pero la evolución reciente del aeropuerto de Santander ha deparado otras sorpresas semejantes, como el haber pasado de los 200.000 pasajeros anuales en los que estuvo estancado durante muchos años a los 762.000 de 2007.
A diferencia de otras ciudades, como Barcelona o Málaga, donde la entrada en funcionamiento del ferrocarril de Alta Velocidad (AVE) ha afectado sensiblemente al tráfico aéreo, en Santander “todavía tenemos muchísimos años por delante en los que el avión va a ser el transporte más barato, rápido y flexible”, en opinión de Mazarrasa.
Aunque aún resulte muy prematuro, la dirección de Parayas espera que el aeropuerto sea elegido por Ryanair en el futuro como una de sus bases, teniendo en cuenta que para esto hace falta alcanzar movimientos de pasajeros muy importantes. Por ahora, según el director del aeropuerto, “no hay prisas, pero en la medida en que seamos capaces de promocionar turísticamente la España Verde en el Norte de Europa, estaremos en condiciones reales de ser una base”. Un objetivo muy atractivo, ya que una base comporta una plantilla estable en tierra y muchos más vuelos, pero primero habrá que crear el mercado.
Ricmary Ramírez