El mismo Plan pero con menos molinos

El Gobierno PRC-PSOE se encontró con un problema en el concurso eólico que no supo valorar, la debilidad jurídica derivada del Plan Energético de Cantabria 2006-2010, ya que la potencia eólica que pretendía adjudicar quintuplicaba la estipulada en ese marco. La reforma del Plan era compleja y, como su vigencia concluía en diciembre, optó por trasladar el encaje del concurso al Plenercan siguiente, el 2011-2020.
Lo que no calculaba ese Gobierno es que perdería las elecciones y el Plan, que salió a exposición pública el 18 de mayo, adquirió de inmediato la condición de proyecto frustrado. Apenas una semana después, Ignacio Diego ya era presidente in pectore y anunciaba que anularía el concurso eólico, además de advertir al Gobierno en funciones que retirase el Plenercan de exposición pública, porque él haría otro.
El Plan no se retiró y tampoco lo ha hecho el nuevo Gobierno, que parece haber constatado dos circunstancias: que dentro del Plan hay cuatro escenarios muy distintos –de menos a más ambicioso en el campo de las energías renovables– y que empezarlo de nuevo obliga a repetir un proceso que ha llevado diecisiete meses, ya que fue en febrero de 2010 cuando una resolución de la Consejería de Industria dio el banderazo de salida del que ahora está en exposición pública.
Llevado por ambas consideraciones o por el hecho de que la mayor parte del documento es meramente técnico o presenta una valoración de las circunstancias energéticas actuales que no admite muchas variaciones, el Gobierno de Ignacio Diego parece haberse decantado por dejar que siga su curso. Eso da a entender la prórroga del periodo de alegaciones que, por otra parte, le permite introducir cuantas crea convenientes, aunque probablemente no sean muchas, porque, que se sepa, no hay técnicos trabajando en una revisión a fondo.

Protagonismo, pero menos

El sector energético ha respirado con alivio, porque temía el retraso. Si no hay un nuevo plan, el 1 de enero será necesario prorrogar el que está vigente hasta el 31 de diciembre, en el que únicamente tienen encaje 300 MW eólicos. Muchos más de los que se han instalado en la región hasta el momento (32), pero muchos menos de los que se han concedido en el concurso eólico.
El anterior Gobierno se impuso objetivos muy ambicioso en el Plenercan, dado que no solo aspiraba a la suficiencia energética de Cantabria y al cumplimiento de las exigencias comunitarias en materia de energías renovables y de disminución de las emisiones de CO2, sino que también pretendía convertir las renovables en las auténticas protagonistas de la reorientación económica de la región: por una parte generarían más de la mitad de energía que se consume en Cantabria y, por otra, se convertirían en el revulsivo de la industria y la investigación.
Las renovables pasarían, de acuerdo con sus planes, de representar el 15,6% de la generación bruta de electricidad en 2010, al 52,9% en 2020.
El nuevo Gobierno puede bajar un escalón en estas pretensiones que figuran en el Escenario 4 del Plenercan y optar por el 3. El cambio más significativo sería la autorización a Solvay y E.On para construir una planta de ciclo combinado de 400 Mw de potencia en los terrenos de la fábrica torrelaveguense. Ese traslado de potencia eólica a la generación con gas dejaría la participación de las renovables en 2020 en un 24,8%, lo que, no obstante, sería nueve puntos más de lo que aportan ahora.
En ese escenario se mantiene la construcción de la nueva central de bombeo de Aguayo (1.000 MW), un proyecto que no parece que pueda verse afectado por los cambios políticos, dado que el presidente de E.On España, Miguel Antoñanzas dio por hecha su continuidad en una intervención en la UIMP en la que estaba presente Ignacio Diego.

Incluso la opción de no hacer nada

El Plenercan tiene otro escenario aún más modesto, que denomina ‘De Referencia’, un mero seguimiento del plan nacional para fomentar el ahorro y la eficiencia energética –de ahí el nombre– en el que las renovables ganan cinco puntos con respecto a la situación actual (hasta el 20%) y las emisiones de CO2 disminuyen un 10%. No obstante, está lejos de cumplir la Directiva comunitaria 20-20-20 (los porcentajes aconsejados de renovables, descenso en la producción de CO2 y mejora en la eficiencia energética).
Aún existe un cuarto escenario, el que todo siga más o menos igual. No contempla ninguna inversión en energías renovables, pero no parece que sea una opción, puesto que incumple abiertamente los objetivos comunitarios y nacionales, hasta el punto que las emisiones de CO2 no solo no se reducirían sino que aumentarían.

Recorte formal, más que real

Con tantas posibilidades abiertas, al Gobierno de Diego le bastaría rebajar uno o más escalones en los objetivos que se planteaban sus antecesores, a través de un recorte de la potencia eólica. Ni siquiera tendría que anular el concurso y hacer una nueva convocatoria, porque los adjudicatarios han sido conscientes desde el primer día de que en ninguna de las zonas podrán instalar toda la potencia autorizada y, por tanto, la renuncia sería más formal que real. De hecho, algunos no han llegado a depositar la totalidad de la fianza y han presentado únicamente la parte proporcional a los molinos que creen que podrán levantar.
Los adjudicatarios no han reaccionado en este tiempo a la posible anulación del concurso y han mantenido un perfil bajo para evitar un debate público que seguramente les perjudicaría. En realidad, parecen más preocupados por que se sigan tramitando los proyectos y las declaraciones de impacto ambiental –que no se han interrumpido– que por el Plenercan o por el concurso. Su principal problema es el tiempo, ya que el Preregistro del Ministerio de Industria, ahora cerrado, se abrirá el 1 de enero de 2013 y necesitan estar lo antes posible para asegurarse las subvenciones a la producción. Algunos, como Iberdrola o Ascan, llevan bastante camino recorrido en los trabajos previos para la instalación de los parques, de forma que, con la cobertura legal de los 300 MW del Plan anterior, podrían empezar a instalar los molinos en poco más de un año y medio.

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