A la conquista de los jardines europeos

La búsqueda de alternativas viables a una ganadería en regresión es una de las cuestiones que más urge resolver en Cantabria, aunque sólo sea para frenar la desertización de los núcleos rurales. Pero el monocultivo ganadero ha desviado la atención de otros recursos agrarios todavía no suficientemente explotados.
La iniciativa de tres empresas viveristas locales, impulsada por Sodercan, ha venido a señalar un posible camino para el aprovechamiento de esos recursos: la producción extensiva de árboles y arbustos ornamentales destinados tanto al mercado nacional como a otrospaíses europeos. Un camino en el que nos llevan gran ventaja otras comunidades, con Galicia a la cabeza, pero en el que Cantabria puede competir con sus mismas armas –un clima excepcional para estos cultivos– y con la ventaja logística de una mejor ubicación para exportar a Europa.
Estas tres empresas cántabras, Bosques Ornamentales, Viveros Puente Viesgo y Serca, han creado una plataforma comercial (Servibo), para canalizar sus ventas siguiendo el modelo de otras unidades de exportación diseñadas y financiadas en parte por Sodercan, para facilitar a las pymes el acceso a mercados más alejados.

Hacia la especialización

El hecho de que los tres viveros ofrezcan productos complementarios y no coincidentes ha sido una de las claves de este proyecto común de comercialización, aunque la diversidad de lo que se puede cultivar en un vivero es tal que no ha sido demasiado difícil encontrar estas sinergias.
El catálogo de Servibo nace con cuatro categorías de productos: los arbustos que denominan ejemplares, y entre los que se encuentran los acebos, boj, camelios y tejos –un árbol noble y muy ligado a la historia de Cantabria en el que se ha especializado Serca–; el árbol de trasplante, que produce Bosques Ornamentales; los arbustos de seto y los árboles conocidos en el sector como ‘formato coche’ –por su fácil transporte por el comprador–, que cultiva Viveros Puente Viesgo.
La colaboración entre estas empresas ha ido más allá de la puesta en común de sus producciones y, siguiendo las nuevas tendencias del sector, cada una de ellas va a tratar de especializarse en una de las fases del cultivo de los árboles ornamentales, con objeto de aumentar la productividad.
Hasta ahora, los viveristas solían llevar a cabo todo el proceso, desde la obtención de la semilla y la puesta en la tierra del plantel hasta que el árbol alcanzaba los calibres que demanda el mercado. Un proceso que dura años y que exige mucha capacidad financiera, porque transcurre demasiado tiempo hasta que se produce la venta y la empresa rescata todos los costes en que incurre durante este plazo y los rentabiliza. Eso ha forzado al sector a evolucionar hacia la especialización y, mientras unas empresas se han centrado en la generación del plantel, otras se ocupan de hacerlo crecer hasta un determinado tamaño. Antes de llegar al comprador, todavía pasa por otros viveristas que se ocupan de hacer crecer el calibre del árbol hasta alcanzar el diámetro de venta.
Serca y Bosques Ornamentales también han implantado este sistema de distribución de tareas: La primera se encarga de los planteles y la firma de Puente Arce los injerta con las variedades de árboles que se venderán después a otros viveristas para su ‘engorde’.
También aquí el sector ha evolucionado, siguiendo las pautas que marcan los viveros italianos, que buscan en España árboles con un calibre comercializable, evitándose realizar todo el proceso previo, de menos valor añadido. Así pueden sacar el máximo rendimiento a su control de los canales de venta.

Ventajas competitivas

Al especializarse en esas etapas previas para dar servicio a otros viveros, Servibo busca un terreno que hasta ahora nadie ha cubierto en España, donde no hay suministradores de árbol de transplante injertado para viveristas, algo en lo que sí están especializados países como Holanda y Bélgica.
Servibo tampoco renuncia a otros productos, como arbustos y setos, donde otras regiones de la Cornisa Cantábrica nos llevan una gran ventaja, especialmente Galicia, que desarrolló su industria viverista quince años antes. No obstante, Cantabria cuenta con la baza de una situación geográfica más próxima a los mercados que busca, tanto los nacionales de Madrid o Barcelona como los de Gran Bretaña, Francia o Italia.
Para conseguir abrirse un hueco en el mercado mayorista de viveros, además de asistir a ferias es imprescindible que los potenciales compradores conozcan in situ las instalaciones y la calidad del producto, algo que no resulta sencillo ni barato, pero entre las ayudas que presta Sodercan al proyecto se encuentra una partida para financiar estos desplazamientos y ya han empezado a producirse las visitas de viveristas italianos.

El hándicap de la tierra

Cantabria cuenta con unas condiciones naturales idóneas para estas plantaciones pero la excesiva parcelación de las fincas es un obstáculo para este negocio, ya que impide las plantaciones a gran escala, las que resultan realmente competitivas. Este hándicap lo padece Bosques Ornamentales, que explota veinticinco hectáreas repartidas en nada menos que cincuenta fincas de Puente Arce. Esta fragmentación no se da en el caso de Serca, un Centro Especial de Empleo para discapacitados dependiente del Ayuntamiento de Torrelavega, que cuenta con una sola finca de 28 hectáreas de las que, por el momento, cultiva diez, ya que su principal ocupación es la jardinería. Es un caso atípico, porque el resto de los viveristas deben hacer un auténtico encaje de bolillos para explotar racionalmente fincas muy dispersas.
Otro problema que debe afrontar el sector es la falta de mano de obra que ha producido el creciente abandono de las actividades agrarias. Esta carencia suele suplirse con emigrantes que no siempre cuentan con la formación que requiere el delicado cultivo de las plantas ornamentales.
El sector está formado en Cantabria por una quincena de viveros y, aunque resulta difícil de cuantificar, las tres empresas que se han embarcado en esta aventura exportadora representan un tercio del volumen total de negocio. Mientras llegan los primeros resultados, la colaboración de estas firmas ya les reporta algunas ventajas prácticas, como la compra conjunta de fertilizantes o de productos fitosanitarios, pero lo interesante del proyecto Servibo es que, si tiene éxito, puede ser el revulsivo que precisa el sector para su despegue.

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