El Puerto desvía a los viajeros del ferry
Los turistas que llegan a Santander en el ferry ya no pasan por la glorieta que recuerda el incendio sufrido de 1941, sino que salen por el interior del recinto hacia el puente de Raos. Al canalizar el flujo de entrada por Varadero y la antigua vía del ferrocarril portuario, se aprovechan los espacios originados tras el derribo de la nave de Solvay para aparcamiento y también se liberan los muelles para el futuro Centro de Arte Botín.
El desvío ha permitido eliminar los cuellos de botella que se producían en el embarque y desembarque de vehículos al ferry, además de agilizar la recepción de los tráficos mixtos. También se ha centralizado el cheking y la vigilancia de las instalaciones.
La obra ha costado 725.000 euros y ha sido sufragada por la Administración regional, a pesar de estar en terrenos portuarios. Incluye un novedoso sistema de inspección de vehículos, con una cámara inteligente que escanea la parte superior y posterior de coches, camiones y furgonetas, y deja almacenada toda la información.
Además, se ha aprovechado para crear el denominado Puerto Desatendido Inteligente, gracias al cual los usuarios autorizados pueden acceder a los aparcamientos a recoger o estacionar camiones y remolques fuera del horario laboral del personal del Puerto.
Lo más notorio para los usuarios son unos paneles que suministran información actualizada sobre facturación, esperas, incidencias o meteorología. Para el entretenimiento, en el preembarque también se facilitan conexiones wifi libres, distribuidas en las zonas de espera, así como un kiosko digital y una gran pantalla en color que muestra los atractivos de la región.
Con esta reforma se pueden acometer las obras del Centro Botín, que exigen la desaparición de la glorieta que se encuentra frente a la salida del aparcamiento del ferry, y al soterramiento del vial que discurre entre los Jardines de Pereda y el Puerto.