PANORAMA INTERNACIONAL

Nacionalizar no es solución
Con los contribuyentes teniendo que afrontar unas pérdidas de 260.000 millones de libras por su 82% en el Royal Bank of Scotland (RBS) y con el banco perdiendo 15.000 millones en los últimos seis meses, meter más dinero público en esta institución propensa a los desastres sería, con toda seguridad, una locura.
Parece que quieren nacionalizar el banco comprando el restante 18% por 50.000 millones pero si los años 70 nos enseñaron algo es que las nacionalizaciones no funcionan. Sin la disciplina del mercado y la obligación de obtener beneficios, las empresas nacionalizadas se convierten en complacientes y totalmente ineficientes. Y ademas, ¿quién gestionaría el banco? ¿El Gobierno? ¿Un nuevo organismo semipúblico? ¿No son ambas alternativas absurdas?
El RBS se ha venido abajo por la avaricia y la imprudencia de su jefe, Fred Goodwin, y toda su corte. Cuanto antes pueda ser desguazado y vendido por un precio sensato, mejor. Los liberaldemócratas harían mejor en gastar sus energías en apoyar a los laboristas en sus demandas de una investigación a fondo sobre la moralidad de los bancos en estos últimos años y en introducir una legislación que impida que el desastre de 2008 suceda de nuevo.
The Daily Mail

La ayuda no es la respuesta
El fin de la Cumbre del Hambre acogida por Cameron es loable: reunir a jefes de estado, fundaciones y atletas para hablar de la malnutrición de los niños en países en vías de desarrollo.
Sequías severas en EE UU han elevado los precios de productos básicos. Sin embargo, la solución no es la mera ayuda. Uno de los asuntos más delicados son los biocombustibles. Oxfam dice que todas las subvenciones deben terminarse y la ONU le ha pedido a Washington que suspenda su política de etanol que absorbe el 40% del maíz estadounidense.
Preguntas como en qué medida los mercados de futuros exacerban los vuelcos de los precios de los alimentos quedan aún sin responder. Y el mundo continúa confiando de manera abrumadora en unos pocos cestos de pan como los campos cerealeros de EE UU dejando que los suministros sean vulnerables a cualquier prohibición de exportar movida por el pánico que suelen acarrear a la crisis. Por supuesto que no hay respuestas fáciles pero es que ya vamos por la tercera crisis alimentaria en cinco años.
The Independent
No es esclavitud
Se pueden hacer críticas justificadas al programa para emplear parados del Gobierno pero, según el Supremo, no la de ser un trabajo de esclavos. Los demandantes –un licenciado en geología al que se le pidió que hiciera un trabajo de turnos y un conductor cuyo rechazo a un empleo sin sueldo puso sus prestaciones sociales en peligro– buscaron una reparación a través de la Convención Europea de Derechos Humanos que prohíbe la esclavitud y el trabajo forzado.
A pesar de rechazar la reclamación de esclavitud, el juez estuvo de acuerdo en que el Departamento de Trabajo y Pensiones no había sido suficientemente claro en las reglas sobre los planes. El Gobierno dice que ya ha reformado las cartas que envía, pero la sentencia aclara el camino para muchas más quejas que pueda haber. Quedan cuestiones sin resolver como hasta qué punto se benefician indebidamente las empresas que contratan trabajadores en paro de los subsidios del Gobierno.
Pero, pese a las necesarias salvaguardas, sigue siendo razonable requerir a quienes han estado sin empleo durante cierto tiempo para que participen en planes de colocación. Y decir que se les obliga a trabajar gratis no es verdad ya que después de todo están percibiendo beneficios sociales.
The Independent

Una lotería de oro
Los logros del equipo olímpico de Gran Bretaña hablan por sí mismos e intentar usarlos para apuntalar argumentos ideológicos tendenciosos sobre la educación británica es indigno y pueril.
El renacimiento de este país como un poder deportivo olímpico puede encontrar su origen en el lanzamiento de la Lotería Nacional por el Gobierno de John Major en 1994. Desde entonces, el deporte, tanto de base como de élite, ha recibido más de 44.000 millones de libras por esta vía y de los 542 atletas británicos que han competido en Londres 2012, casi el 90% se han beneficiado de estas aportaciones. En 1996 en Atlanta, Gran Bretaña obtuvo un oro y terminó en el puesto 36º del medallero. Doce años después, en Pekín, terminó cuarta, con 19 medallas de oro, y en Londres ha llegado a conseguir 29.
La financiación por Lotería ha ayudado a los deportistas masculinos y femeninos por igual y nos ha colocado, si se tiene en cuenta la población, por encima de superpotencias del atletismo actual, como EE UU o China.
La Asociación Olímpica Británica ha pedido ahora un nuevo compromiso, de manera que los colegios y clubs deportivos puedan explotar el aumento del interés por el deporte que seguramente se derivará de estos Juegos. Hacen bien en actuar así, porque será un dinero bien empleado.
The Daily Telegraph

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