La fiebre eléctrica

Solvay y Sniace construyeron sus plantas de cogeneración de 100 Mw, las mayores del país, y parecían quedar cubiertas las expectativas eléctricas de las industrias locales, pero en realidad era sólo el comienzo de un proceso que se convirtió en imparable al llegar la tecnología del ciclo combinado y las redes de gas para alimentarlo. Endesa solicitó autorización para instalar en Requejada una planta de 400 Mw. Inmediatamente después, Sniace llegó a la conclusión que podía ser más rentable fabricar energía que celulosa o nylon y solicitó otra autorización para instalar una planta de 800 Mw, con la que pasaría a tener prácticamente el doble de potencia eléctrica que la central nuclear de Santa María de Garoña.
Solvay reaccionó poco después con otro proyecto idéntico para instalar en el solar que en su día ocupó la fábrica de plásticos de su filial Hispavic, en Barreda, apenas a dos kilómetros de la planta solicitada por Sniace y a otros dos de la de Endesa.
Con estas instalaciones en funcionamiento, Cantabria pasaría de ser una de las regiones más deficitarias en energía eléctrica del país a ser claramente excedentaria, más aún si se añade el efecto de los parques eólicos que se van a acometer y sin incluir otros muchos proyectos que quedaron en el limbo cuando el Gobierno regional decidió frenar una avalancha que amenazaba con transformar media región en un inmenso campo de molinos de viento.
Pero cuando ya parecía casi imposible que apareciesen nuevos proyectos de ciclo combinado, por su enorme inversión y la subida del precio del gas, aparece la compañía eléctrica nacional irlandesa, la Electricity Supply Board of Ireland (ESBI), que pretende construir en San Felices de Buelna, algunos kilómetros aguas arriba de Sniace, otra central eléctrica de ciclo combinado de 800 Mw. sin asustarse por los 500 millones de euros de inversión (algo más de 80.000 millones de pesetas).
De esta forma, y de llevarse todos los proyectos a efecto, lo que parece muy improbable, en quince kilómetros de río se concentraría uno de los mayores centros de generación eléctrica del país, capaz de producir mucha más energía de la que Cantabria puede consumir.

Del déficit, al superávit

La razón de esta acumulación de solicitudes está en el déficit energético de Cantabria y la rentabilidad del ciclo combinado frente a las centrales eléctricas tradicionales. La región apenas produce el 40% de los kilovatios que consume y si en el pasado los centros de generación se instalaban allí donde se encontraba la energía (cuencas carboníferas y ríos represables) o en lugares con mucha agua alejados de las poblaciones (centrales nucleares), los nuevos combustibles y, sobre todo las canalizaciones de gas natural han permitido que la generación de energía pueda realizarse prácticamente allí donde se consume.
La empresa irlandesa ha utilizado el argumento de la conveniente autosuficiencia energética de Cantabria en su visita al presidente regional, Miguel Angel Revilla, para pedir su apoyo al proyecto. Ofrece, además, la creación de 50 empleos fijos y estima que su presencia atraería a nuevas industrias, al ofrecer electricidad a precios más competitivos. Eso indica que la empresa irlandesa no se va a conformar con producir la energía y venderla al pool eléctrico, sino que también saldrá al mercado liberalizado para venderla a los consumidores finales.
ESBI ya posee otra planta de 800 megavatios en Vizcaya, lo que le daría una posición muy fuerte en el norte de España. La empresa irlandesa sigue la estela, aunque con una estrategia diferente, de la italiana Enel, que compró Viesgo, o de las eléctricas nacionales EdP (Portugal) y Electricité de France, que optaron por tomar participaciones en otros operadores locales. La liberalización de la electricidad en España ha acabado, de esta forma, por dar entrada a las empresas europeas en el sector y, curiosamente, la mayoría de ellas con capital público, supuestamente lo que Rato quería evitar al privatizar Endesa.

¿Quién es ESBI?

ESBI Internacional es una compañía eléctrica fundada en 1927, que cuenta con más de 1.630.000 clientes en los países por donde extienden sus intereses. La empresa irlandesa acumula 24 años de experiencia en la propiedad y explotación de plantas de ciclo combinado y gestiona centrales de este tipo en varios países que suman algo más de 5.000 megavatios de potencia.
Fuera de Irlanda, tiene inversiones en el Reino Unido, España y Pakistán. Participa, además, en proyectos de explotación y mantenimiento en Estados Unidos, Indonesia y Malasia.
A principios de este año, ESBI cerró con éxito el desarrollo y la financiación de una planta en Amorebieta (Vizcaya), de idénticas características a la que quiere instalar en Cantabria.
La tecnología de ciclo combinado de turbinas de gas (TGCC) es muy eficiente en el aprovechamiento energético del gas y frente a las centrales de carbón y fuel oil, ofrece un precio de kilovatio más competitivo y, sobre todo, un menor impacto medioambiental, lo cual no quiere decir que la combustión del gas sea inocua y, especialmente, cuando una sola de estas centrales tiene un consumo equivalente al actual de todos los cántabros.
A pesar de que es una tecnología muy compacta, para instalar una central de 800 Mv la eléctrica irlandesa necesitaría, al menos, 12 hectáreas de terreno y una autorización del Ministerio de Industria, que no parece fácil. El suministro de gas, en cambio, resultaría relativamente sencillo, dada su ubicación, al borde del gasoducto que enlaza Cantabria con las redes nacionales a través de Reinosa.

Suscríbete a Cantabria Económica
Ver más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Botón volver arriba
Escucha ahora