Gemas del Mar construirá una planta de congelados en Heras

La creciente demanda de platos preparados y de productos preelaborados que ahorren tiempo en la cocina y simplifiquen al máximo las tareas domésticas está cambiando radicalmente el concepto del sector pesquero en Cantabria, que ha dejado de ser una flota eminentemente artesanal y un puñado de conserveras de anchoa. Alrededor del pescado ha surgido una potente industria de congelados que maneja materia prima procedente de todos los mares del planeta y mantiene un fortísimo ritmo de crecimiento.
Si en 1999, el valor del pescado fresco subastado en las lonjas cántabras ascendió a 4.871 millones de pesetas, una sola empresa de congelados, Pescatrade, superaba esta cuantía con una facturación de 5.000 millones de pesetas y otra compañía regional, Froxá, rebasaba los 4.000. Dos firmas más, Compesca y Barandica, superaban holgadamente los 2.000 millones de pesetas.
Los buenos resultados obtenidos por estas empresas y las inmejorables expectativas que presenta el sector, gracias a hábitos de consumo que cada día están más arraigados, ha propiciado la aparición reciente de compañías como Multiprosur, dedicada a la elaboración de surimi, y la puesta en marcha de nuevos proyectos como el de Gemas del Mar, una empresa netamente cántabra que en enero comenzará a levantar su fábrica en el polígono de Heras, una factoría especializada en productos congelados que podría abrir sus puertas en agosto.

La elección de Cantabria

Aunque en un primer momento los impulsores de este proyecto, entre los que se encuentra el gerente de Pescatrade, José García Cayuso, pensaron en Vigo como la ubicación idónea por la abundancia de materia prima, la mediación de Sodercan les llevó a reorientar el proyecto para su instalación en Cantabria.
El emplazamiento elegido, en el Polígono de El Bosque, se hizo inviable tras las abultadas peticiones de terreno formuladas por Tabacalera, que necesita una gran espacio para levantar su nueva Fábrica Norte que sustituirá a las factorías que ahora tiene en la Cornisa Cantábrica. Este contratiempo, que ha retrasado en dos años la ejecución del proyecto de Gemas del Mar, forzó a sus promotores a buscar otro suelo industrial capaz de albergar los 6.000 metros cuadrados que necesita su factoría.
El lugar finalmente elegido para levantar la fábrica es el polígono de Heras, donde Gemas del Mar invertirá 1.100 millones de pesetas. La planta estará dedicada a la transformación de pescados y mariscos, tanto de procedencia salvaje como de acuicultura, en productos envasados ultracongelados que irán destinados al mercado nacional y a la exportación, a la que en una primera etapa se piensa orientar el 25% de la actividad.
La plantilla inicialmente prevista es de 75 trabajadores si bien durante las campañas estacionales superará el centenar.

Una gama muy amplia

Cuando la planta sea plenamente operativa, los responsables de Gemas del Mar estiman que podrá producir cerca de 4.000 toneladas anuales de cefalópodos (pulpo, pota y calamar), fileteados y lomos de merluza, bacalao, rosada o salmón, lenguado y halibut, además de mariscos y rodajas de pez espada y túnidos.
Gemas del Mar tendrá otra línea de preparados para la elaboración de paella, salpicón de mariscos o sopa marinera. “Será una fábrica versátil” –anuncia su director gerente, José García Yllera–. “No queremos especializarnos en una sola cosa, sino adaptarnos a lo que exija el mercado”.
Con esta intención de abrir el abanico de productos y presentaciones, Gemas del Mar está impulsando un proyecto de investigación, en colaboración con el Instituto del Frío de Madrid, para elaborar bloques de pescado (fishblocks) a partir de la caballa, un pescado barato y abundante que ahora no encuentra el aprecio del consumidor. Para su uso como materia prima en este tipo de producto tendrá que atemperar su fuerte sabor y su color oscuro y resolver técnicamente la forma de extraer las espinas centrales, cuya singular disposición impide aplicar los procesos automáticos que se utilizan con otro tipo de pescados. El aprovechamiento de la caballa resultaría especialmente interesante de cara al mercado exterior ya que los fishblocks, transformados por máquinas multisierra en palitos que son después rebozados y empanados, tienen una gran aceptación en los países europeos y en Estados Unidos.

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