¿Hacia Madrid o hacia Bilbao?

La Autovía del Cantábrico tiene un flujo de más de 46.000 vehículos diarios en la frontera con Vizcaya. Por el contrario, por la de Asturias sólo pasan 14.000. Es evidente que la economía de Cantabria bascula cada vez más hacia el País Vasco y hacia la frontera francesa. Pero, desde el siglo XVIII, al menos, la principal preocupación de la provincia ha estado centrada en su red de caminos con La Meseta y con Madrid. Ha sido la gran reivindicación histórica. Sin embargo, los datos a día de hoy relativizan su importancia frente a las comunicaciones costeras: A partir de Reinosa sólo se mueven 8.800 vehículos diarios. Sumando los 4.800 que atraviesan la frontera sur gracias a la Nacional 629, que sale de Colindres en dirección a Medina de Pomar, los flujos de Cantabria con el interior sólo llegan a igualar los que mantiene con Asturias y el Occidente de la península, pero quedan a años luz de los que tenemos con el País Vasco, tres veces y media superiores.
Podría pensarse que esta diferencia está justificada por los desplazamientos diarios de muchos vascos que han asentado su residencia en Castro Urdiales, Laredo, Noja y en otras villas cántabras de la costa, pero eso sólo justifica una pequeña parte. La evidencia surge cuando se valoran exclusivamente los tráficos de mercancías, que están menos influidos por estos movimientos poblacionales, ya que la mayoría son de largo recorrido.

El movimiento de las mercancías

Por Unquera pasan al día casi 2.000 camiones, exactamente la mitad de los que atraviesan cada jornada la frontera regional con el País Vasco por El Haya. Una y otra cifra dan idea del desigual peso que tiene el comercio de la región con la zona occidental y oriental del país. Pero la diferencia aún el más radical si se comparan estos tráficos paralelos a la costa con los que van hacia la Meseta. Por Reinosa pasan unos 1.600 camiones al día y una parte de ellos se quedan allí, porque en Aguilar la cifra se reduce a 1.100 y cabe sospechar que muchos de ellos están generados por el tráfico interior de la zona o toman la carretera de Burgos, porque cuando se mide el flujo de camiones a la altura de Herrera de Pisuerga se queda en apenas 452 al día. Aún si se entendiese que todos ellos han salido de Cantabria o vienen a nuestra región, supondría que el tráfico de mercancías con la Meseta por la Autovía es nueve veces inferior al que existe con el País Vasco y cuatro veces menos del que tenemos con Asturias.
Es cierto que existe un ferrocarril de vía ancha que complementa los tráficos de mercancías en esa ruta, pero en ningún caso compensaría esa diferencia, porque su peso nacional en los movimientos de mercancías no llega al 4%, aunque es algo mayor en Cantabria.
La Autovía de la Meseta era imprescindible pero con los números en la mano, bastante menos que la del Cantábrico. Pero cualquiera de las dos empalidecen ante las densidades que presentan los corredores interiores de la región, especialmente el de Parayas, donde el flujo de camiones supera los 7.000 diarios, que junto a los casi 78.000 vehículos ligeros hacen de esta carretera una de las más saturadas de España.
El corredor Santander-Torrelavega, a su vez, soporta 3.300 camiones y 35.000 vehículos diarios de todo tipo, prácticamente el doble de los que se mueven en el tramo más denso de carretera de La Meseta, a la altura de Los Corrales.
España es un país donde la población se ha trasladado a las costas y el interior se ha quedado vacío, con muy pocas excepciones, como la de Madrid, que es el punto de encuentro de todos los ejes que cruzan el país. Eso ha dado lugar a que la circulación, tanto la privada como la de mercancías, bascule cada vez más por la red perimetral de alta capacidad, que corre paralela a las costas. Eso se deja notar muy especialmente en Cantabria, donde los condicionantes orográficos también contribuyen a ello, incluso en los viajes interiores. Los valles de la región son perpendiculares a la costa y tienen muy difícil acceso entre sí, por lo que en muchas ocasiones resulta más práctico salir hacia la Autovía del Cantábrico para ir de uno a otro.
Todo ello hace que en las autovías, los tráficos de Este a Oeste, y viceversa, ganen por goleada a los que van del Norte al Sur (La Meseta). Ni siquiera si se le suman a esta última los movimientos que registra la Nacional 629 entre Colindres y el Valle del Ebro cambiarían mucho las cosas, puesto que no añade más que 400 camiones al día y algo menos de 5.000 vehículos, o con los 6.500 que siguen atravesando El Escudo, de los cuales unos 200 son camiones. El eje costero gana por goleada, tanto para los tráficos privados como para los intercambios de mercancías, por mucho que las expectativas sobre el AVE se polaricen siempre hacia Madrid, lo que demuestra una cierta inercia histórica en los proyectos estratégicos.

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