Consorcio entra en el sector conservero gallego al quedarse con los restos de Miau

Las fabadas y cocidos de Campanal no han saciado el hambre de nuevos negocios de la conservera santoñesa Consorcio, que ha dado un paso más en su estrategia de formar un gran grupo alimentario. Tras la compra de la firma asturiana hace seis años, Consorcio ha echado sus redes en el sector conservero gallego, donde ha alcanzado un preacuerdo para la compra de dos fábricas de la firma Bernardo Alfageme –más conocida por su marca comercial Miau–, que le permitirán diversificar más su producción. Especialidades gallegas, como las conservas de berberechos, mejillones, sardinas y sardinillas, vendrán a unirse a la gama habitual de productos de Consorcio (la anchoa y el bonito), en una iniciativa que convertirá a la firma santoñesa en una de las más importantes del sector conservero español.

Un acuerdo con el Gobierno gallego

Aunque el cierre de la operación depende de que los administradores y el juez de lo Mercantil de Vigo que lleva el concurso de la firma gallega den su visto bueno, Consorcio ha llegado ya a un acuerdo con la Consellería de Economía e Industria de la Xunta de Galicia para hacerse con las plantas de Vilaxoán (Villagarcía) y Ribadumia y con la marca comercial Miau.
La Xunta es uno de los principales acreedores de la conservera gallega, que en 2006 aún se propuso adquirir Calvo, otra de las grandes empresas del sector, lo que hubiese elevado su facturación a 500 millones de euros. La crisis cambió radicalmente la situación de Miau y apenas cuatro años más tarde entró en suspensión de pagos, hasta llegar a la actual fase de liquidación. Hace ya varios años que no se envasa una sola lata de Miau, a pesar de que la centenaria empresa llegó a producir 150 millones al año en media docena de emplazamientos industriales, uno de ellos ubicado en Santoña.
El pasivo que le ha llevado a la desaparición suma 65 millones de euros, de los que 46 son créditos, avalados en su mayor parte por el Instituto Gallego de Promoción Económica (IGAPE).
La inversión que Grupo Consorcio tiene pensado realizar asciende a 11 millones de euros, de los cuales el 80% irán destinados a adquirir nueva maquinaria, por lo que la Xunta ni siquiera llegará a recuperar la décima parte de los 30 millones que avaló al antiguo propietario. Lo que busca es la rentabilidad social, puesto que Consorcio se compromete a mantener los 150 puestos de trabajo de ambas plantas, con la intención de crear 80 empleos más en los próximos años.
La fábrica de Ribadumia será destinada a la fabricación de conservas de anchoa, sardina, sardinilla y caballa, mientras que la de Vilaxoán elaborará lomos de atún, moluscos y cefalópodos.
La implicación de las conserveras cántabras en la resolución del problema planteado por la quiebra de Alfageme podría haber sido mucho mayor ya que, fuentes del sector sostienen que Conservas Fredo, otra firma santoñesa, se interesó por la planta de Miau en O Grove que, junto a la de Vigo, completan los centros productivos de la firma gallega.
Los nueve millones que el Consorcio tiene previsto invertir en nueva maquinaria serán financiados con un crédito del Banco Europeo de Inversiones, gestionado por el IGAPE (el Sodercan gallego). A cambio, este Instituto tendrá una participación del 50% en los beneficios que se obtengan durante los próximos diez años en la gestión de la línea de productos Miau, hasta un máximo de tres millones de euros. Además, Consorcio asume el compromiso de mantener la actividad conservera de las dos plantas durante al menos una década y no desprenderse de activos en un quinquenio.
Para gestionar ambas plantas, el grupo Consorcio creará una nueva filial que se denominará Conservas Consorcio Gallego, con un capital social de dos millones de euros.

Presencia en 40 países

Con esta adquisición, Grupo Consorcio busca reforzar su posición en los más de 40 mercados internacionales en los que opera, diversificando su gama de productos con conservas procedentes de las rías gallegas.
Para disipar los temores a un traslado de algunas elaboraciones hacia la comunidad gallega, la firma cántabra ha asegurado que mantendrá el mismo ritmo de trabajo y de producción en sus plantas de túnidos y anchoas de Santoña con las que es líder en la gama más alta del mercado italiano de atún y en el español de anchoas, donde alcanza una cuota del 7%, significativa en un mercado tan fragmentado.
El grupo cuenta con más de 35.000 m2 de instalaciones repartidas entre Santoña y Pisco, una localidad peruana en la que abrió una fábrica en 2004 (la Compañía Americana de Conservas). Esta filial consiguió el pasado año la certificación BRC que le abre la posibilidad de exportar a países anglosajones. En la actualidad, el Grupo Consorcio cuenta con una plantilla de más de 350 empleados, de los que un 90% son mujeres. Un equipo humano que, si culmina la operación de compra de las plantas gallegas y el plan industrial que lo acompaña, se incrementaría en otras 230 personas.

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