Arronte promueve una nueva patronal ganadera

Pregunta.— ¿Cuáles han sido las razones que les han llevado a separarse de Feplac y a crear otra organización?
José Ramón Arronte.— El desacuerdo viene porque la Federación la integrábamos diez autonomías y de ellas tres –Cataluña, Aragón y Cantabria– estábamos representadas por ganaderos, una cuarta que es Galicia también estaba representada por ganaderos pero en ella se mezclaban ya otros intereses como la recogida de leche, e incluso habían comprado una vieja industria para hacer un centro de recogida, y los demás son gerentes de cooperativas, gente que tiene un pensamiento diferente, digamos, al de quienes ordeñamos las vacas. Nosotros queremos llevar nuestras demandas a una velocidad rápida porque estamos viendo que la situación que tenemos nos está empobreciendo día a día, y de ahí viene un poco la desavenencia.
P.— ¿Pero en qué se concretaban esas divergencias?
J.R.A.— Pues, por ejemplo, en la decisión de contratar a un director gerente, porque se estaba creando un volumen grande de asociados y se veía la necesidad de tener una persona dedicada exclusivamente a la gestión de Feplac. Tener un gerente es caro, pero creemos que tiene que desarrollar una gran labor, porque en este momento al sector lechero español la baja del precio de la leche le puede costar más de cinco mil millones de pesetas. Queremos tener coordinada la gerencia, la comunicación y la defensa jurídica de nuestro sector y todo eso cuesta dinero. De hecho, hemos elaborado ahora un presupuesto de 60 millones de pesetas en la nueva federación frente a los 20 que teníamos antes.

P.— ¿Cuándo se crea la nueva Federación?
J.R.A.— Cataluña, Aragón y Cantabria abandonamos Feplac a últimos de junio para formar Prolec (Productores de Leche) y ha sido una bomba; hemos partido con menos de 200 millones de kilos de cuota —entre Cataluña, que aportaba 110; Cantabria 40 y 25 o 30 escasos de Aragón—, y a finales de año seguro que pasamos de 600 millones de litros de cuota.

P.—¿Tendrá representación en todo el país?
J.R.A.— Sí, ya se han incorporado Navarra y Asturias, lo va a hacer Castilla-León y en Galicia se está formando la federación autonómica con un grupito pequeño de ganaderos liderados por el primer presidente que tuvo Feplac.
Se están incorporando todas las granjas grandes de España. Hablo de las que producen más de 3 o 4 millones de litros por explotación, que son unas 40 aproximadamente. No estaba ninguna en Feplac pero se están incorporando a la nueva Federación porque están viendo que hay un equipo con muchas ganas de tirar del carro.

P.—¿Tiene sentido que haya dos organizaciones nacionales con objetivos similares?
J.R.A.— Los objetivos son los mismos, por eso no sabemos lo que esta separación puede durar; yo creo que al final algún día tendremos otra vez algún punto de encuentro porque éramos amigos y seguimos siéndolo. Los que nos hemos ido somos única y exclusivamente ganaderos, concretamente el presidente de Cataluña es un ganadero con 15.000 litros de leche diarios; el representante de Aragón es otra sociedad familiar con 17.000 litros de leche, la Granja San José, una de las más grandes que hay en España, y yo produzco 7.000 litros de leche diarios con la ayuda de mi familia y dos empleados. Nosotros somos quienes representamos a nuestras federaciones autonómicas, que en el caso de Cantabria es Aeplac.

P.— ¿Cuántos socios tiene Aeplac?
J.R.A.— En este momento somos 108 con alrededor de 40 millones de litros al mes, y hay unas cooperativas en proceso de incorporación.

P.— ¿Qué diferencia a su asociación de otras organizaciones agrarias ?
J.R.A.— En esas organizaciones tan grandes como Asaja, COAG y UPA, que son las tres con implantación nacional, tiene un peso muy importante la agricultura y en el sector de leche estamos viendo que somos cada vez más pequeños y que cada vez vamos a ser menos, por imposición, por jubilación y por la escasa entrada de gente joven; por eso vemos que se necesita una federación de ganaderos para los propios ganaderos; una organización totalmente profesional financiada por los propios interesados.

P.— Desde Feplac se ha impulsado la idea de que a los ganaderos les convenía crear sus propias industrias lácteas. ¿También en Cantabria?
J.R.A.— Eso fue una idea que el vicepresidente de Feplac, Ildefonso Barajas, lanzó a la prensa en Santander sin acuerdo de junta de gobierno, lo que acabó de molestar un poco más. De hecho, la Cooperativa La Serrana de Madrid, que lidera Barajas, está creando una central lechera allí para sus asociados.

P.— ¿Le conviene al productor de leche controlar la transformación industrial del producto?
J.R.A.— Puede llegar a ser accionista de una central y quizá algún día lo lleguemos a ser, pero yo creo que lo que hay que tener es una buena relación con la industria. La industria española está acostumbrada a hacer lo que le viene en gana; a comprar la leche allá donde quiere y pagarla como quiere. Creo que es el único sector donde la factura te la hace el comprador, o sea que nos está tratando de tontos; ellos te compran la leche, te la recogen y al mes y medio te mandan una factura a casa con la liquidación. Y luego viene el gran problema, que cuando salen las cubas de la explotación ganadera, el productor de esa leche no vuelve a saber nada más de ella. Creemos que hay que poner inspectores veterinarios en las fábricas, como hay en los mataderos. Un inspector veterinario que recepcione toda la leche con su documentación. Ahora mismo, estamos viendo que hay un sobrante de leche importante, sabemos que hay una cantidad creciente de leche negra, fuera de cuota.

P.— Se habla de un 20% de leche fuera de cuota.
J.R.A.— No, más. Ya el año pasado estábamos en un 30% reconocido. Pero yo creo que este año tenemos un 40% o un 45% de leche fuera de cuota, que es lo único que podría justificar este exceso de leche. También es cierto que nos está entrando mucha leche de Europa —vía Francia, Holanda, Portugal— producida fuera de cuota, y nos está llegando incluso de algunos países del Este. Esa leche entra en la industria y como no hay un inspector oficial en ellas, no se sabe si tiene cuota, si tiene antibióticos, qué calidad tiene… y todo eso nos está llevando a la ruina. Por eso queremos tener contactos con el Ministerio de Agricultura para llegar hasta el ministro y plantearle todo esto.

P.— ¿Puede jugar la Interprofesional Láctea un papel mediador entre productores e industria?
J.R.A.— No, esta Interprofesional nació muerta y muerta está. Ahí tenemos nosotros que intentar jugar un papel con nuestra Federación; creemos que se nos tiene que dar entrada. Lo que pasa es que ni la Administración nos contempla como tal, ni las organizaciones agrarias nos quieren dejar entrar porque temen poner en peligro su parcela. De hecho, nosotros como organización profesional no podemos concurrir a las elecciones a Cámaras Agrarias, que es donde se obtiene la representación, pero alguien tendrá que entender que ahí debemos estar los profesionales.

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