José María Cifrián. MUEBLES JOSE MARIA:

Su vida no la entendería sin el mueble. De hecho, José María Cifrián comenzó a trabajar con su padre en este sector a los catorce años. En 1984 decidió que le había llegado la mayoría de edad y fundó su propio negocio en Santander. Después de una etapa de vaivenes y cambios, actualmente cuenta con tres establecimientos: la matriz, en la capital de Cantabria; un edificio entero próximo al aeropuerto de Parayas, de 6.000 metros cuadrados, y junto a ella, otra mueblería de bajo coste, en las que emplea a treinta personas. Cifrián cree que en España sobran la mitad de las tiendas y que los grandes descuentos son “un engaño” al consumidor.

P.- ¿Lo suyo siempre ha sido el mueble?
R.- Desde los catorce años, cuando empecé a trabajar con mi padre. En la época que me tocó vivir teníamos poco tiempo para estudiar y mucho para trabajar.

P.- Pero llegó un momento en el que decidió independizarse…
R.- Todo tiene su tiempo y llegó un día en el que pensé que era el momento de establecerme por mi cuenta. Fue en 1984, cuando fundé la empresa José María Muebles y Decoración en un pequeño local en la calle Padre Rábago de Santander.
P.- Desde entonces, ha habido varios cambios en su modelo de negocio.
R.- Sí, pero lo que me importa es lo que tengo hoy en día: la tienda de sofás en Cuatro Caminos; la central de la avenida de Parayas, con 6.000 metros cuadrados de extensión, y el Factory Outlet, de mobiliario barato.

P.- ¿Ha sentado a muchos cántabros con sus sofás y sillones?
R.- Pues sí. Hay que tener en cuenta que el 95% de nuestra clientela es de aquí: empresarios, funcionarios, y, en general, todo tipo de trabajadores. Afortunadamente, mi negocio es conocido y los cántabros confían en el producto que les ofrecemos.

P.- Si las casas no se venden, ¿alguien puede vender muebles?
R.- Sí, porque nosotros estamos haciendo un gran trabajo, acudiendo a ferias y visitando fábricas de muebles con el fin de obtener los mejores productos al mejor precio posible para nuestros clientes. Compramos mejor y vendemos mejor, lo que hará que nos mantengamos en el mercado.

P.- ¿Y qué le parece la tendencia actual de muebles de usar y tirar frente a aquellos gabinetes que se compraban para toda la vida?
R.- Nuestro negocio no es de los muebles de usar y tirar. Otras empresas lo ofertan, pero, la realidad es que, a los dos años, sus clientes acuden a mi negocio a hacer una nueva compra. Nuestros productos son de larga duración. De hecho, tenemos diez años de garantía. Y este es el camino que hay que seguir para tener credibilidad.
P.- ¿La irrupción de los muebles-masaje abre un nuevo mercado?
R.- Existe el sillón-masaje pero, en mi opinión, no ha tenido mucho éxito. Sin embargo, cada vez tiene más tirón el sillón articulado. Da más confort que el fijo, porque es muy cómodo, y el cliente puede regularlo a su gusto. Yo tengo varias marcas: Stressless (noruega), La-Z-Boy (americana), Natuzzi (italiana), Grand Ford y Gamma MoBel (españolas), que para mí son las mejores del mercado.

P.- El éxito de los muebles que llegan de Extremo Oriente a un precio reducido, ¿hace mucho daño al sector?
R.- A los fabricantes españoles les hará mucho daño, pero a nosotros no, porque tenemos una sección de este tipo en nuestro negocio.

P.- ¿No existen demasiadas tiendas de muebles?
R.- Es cierto que somos muchos; en el resto de Europa hay la mitad de tiendas de muebles, y dada la situación de crisis económica, no sé que puede ocurrir. Seguramente queden los más fuertes. En mi opinión, sobran la mitad de las tiendas y de los fabricantes. En el 2010 creo que habrá limpieza. Los negocios serán más pequeños y habrá menos personal.

P.- ¿Cómo se atrevió a hacer una inversión tan importante como la de su macrotienda de Parayas?
R.- La inversión se hizo hace ocho años, en tiempos de bonanza económica. El objetivo fue tenerlo todo centralizado en la tienda de la Recta de Parayas: exposición y venta; almacenaje y reparto. El tiempo nos ha dado la razón, porque estamos plenamente consolidados en el mercado.

P.- Si los coches tienen subvenciones, ¿los muebles deberían tenerlas también?
R.- Sí, me consta que el Gobierno está en ello. No cabe duda que el gremio necesita subvenciones, porque ha habido un bajón de ventas del 60% en todo el país. Y si otros sectores han tenido ayudas no veo la razón de que no se apoye a nuestro gremio.

P.- ¿Qué futuro le espera al sector?
R.- En nuestro caso, seguir mejorando el servicio y el precio. Este es nuestro futuro. Lo que está claro es que no se puede hacer descuentos del 60% todos los días porque el cliente va a ver que es un engaño. Para mí, éste es un camino totalmente erróneo.

P.- ¿Qué características debe tener el mejor mueble?
R.- Buena presentación, diseño y, sobre todo, calidad en los materiales: madera y chapas acrílicas, fundamentalmente.

P.- ¿Hacia qué tendencias irá el diseño?
R.- Lo de las tendencias es relativo. Yo diferenciaría el mueble moderno, el rústico y el clásico. De todos modos, el mercado es tan amplio que todos los estilos están al día.

P.- ¿La suya en particular?
R.- Para la gente joven, moderno y rústico; y, para la de edad más avanzada, el mueble clásico. También hay una sección específica para el público juvenil y una amplia gama del sillón articulado.

P.- ¿El mueble es caro?
R.- No lo creo. El precio está bastante ajustado. Hay que tener en cuenta que nosotros ofrecemos en el precio un servicio de post-venta, como es el montaje y el reparto. Si no fuera así, el precio bajaría aproximadamente un diez por ciento, pero nuestros clientes quieren que les demos el servicio completo. Como es natural, prefieren que se lo den todo hecho.

P.- ¿Su negocio tiene el relevo generacional asegurado?
R.- Sí, mi hijo José María está aprendiendo los entresijos del negocio, en el que damos empleo a treinta personas, y, sin duda, me relevará en el futuro. Lleva tiempo conmigo y está muy implicado en la empresa.

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