‘A Cantabria le falta alegría, entusiasmo y un empujón’

Gay de Liébana, partidario de más bonificaciones a las empresas

Las comunicaciones son para el profesor de Economía de la Universidad de Barcelona, José María Gay de Liébana, una asignatura pendiente que lastra el desarrollo de Cantabria.


PREGUNTA.- 2.800 millones de deuda, el déficit por encima del límite… ¿Cómo ve Cantabria?
GAY DE LIÉBANA- Veo un aspecto muy positivo, la tasa de paro, que está entre lo mejorcito de España. Pero a Cantabria le falta alegría, entusiasmo y un empujón. Me gustaría que el entusiasmo de Revilla calara en la sociedad.

P.- ¿Cuál es el principal hándicap de la región?
G.L.- Cantabria está ubicada en el mapa en un lugar que no está pegado a Europa; tiene que sortear otras comunidades para llegar, con un mar impresionante, eso sí. Y sin entrar en el federalismo tributario, habría que buscar estímulos para que Cantabria se pusiera las pilas. Hay aeropuerto, pero ¿para qué hay si no se utiliza?
Mallorca es una isla y tiene una vida y una actividad económica febril, no solo por las playas, sino por las conexiones aéreas. Hoy en día, si no hay conexiones te quedas marginado. Por lo tanto, lo que hay que hacer es invitar a más compañías aéreas para que operen en Santander, conseguir una conectividad rápida con Madrid, Barcelona, Zaragoza y con capitales europeas. Y si no se hace es porque no se quiere.

P.- ¿Puede hacer un balance de la reforma laboral?
G.L.- Hasta ahora ha generado mucho desempleo. Somos competitivos, porque hay una productividad alta que se consigue reduciendo el coste laboral. La gran receta es crear empleo. Ahora somos la vergüenza de Europa, con el paro más amplio, solo detrás de Grecia.

P.- ¿Cómo lo incentivaría?
G.L.- Rebajando el coste de la Seguridad Social y bonificando determinado paro de larga duración. La única manera de reincorporar al parado de larga duración es con un coste social moderado o cero.

P.- ¿Eso no remataría a la Seguridad Social?
G.L.- La caja de la Seguridad Social está ya fastidiada. Nadie supo ver las proyecciones demográficas del INE. Desaparecen los pensionistas que cobran 600 euros y los reemplazan los de 2.500. Hemos de alargar la edad de jubilación. No es ningún desideratum decir que si alguien se jubila a los 75 años no pasa nada, porque ahora se llega a esas edades en buena forma.

P.- ¿Y recurrir a los presupuestos del Estado?
G.L.- Eso sería desvestir un santo para vestir a otro. Vamos a un sistema de capitalización de la pensión, a planes de pensiones.

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