Automatismos a la medida

Que la comunidad rumana sea una de las más numerosas de España no deja de ser algo sorprendente, aunque el fenómeno esté relacionado con la apertura de fronteras que supuso la entrada de ese país en la Unión Europea hace dos años y en el atractivo que entonces tenía el mercado laboral español. Más inusual debió ser la presencia en Santander a principios de los ochenta de un ingeniero de telecomunicaciones rumano que buscaba en nuestro país las oportunidades profesionales y vitales que le negaba el asfixiante régimen de Ceaucescu.
La cualificada formación de Aurel Pana y su experiencia laboral, desarrollada en empresas estatales de su país, no tardó en llamar la atención de alguna de las escasas firmas de montajes electrónicos que existían en aquella época en Cantabria. En poco más de una semana este ingeniero rumano se encontraba diseñando equipos electrónicos de seguridad para una empresa local.
Dos años después, Pana se sintió tentado a probar suerte creando una empresa propia. Su conocimiento del mercado y el auge que comenzaba a cobrar la demanda de equipos construidos a la medida de las necesidades del cliente, le animó a dar el paso hacia lo que hoy es Denipa, una ingeniería en la que se dan la mano el diseño electrónico y el software, y que –bromea el propio Pana–, “no comenzó en un garaje como Apple pero sí en un trastero”.

Diseño y fabricación de máquinas

Denipa siempre ha buscado aportar soluciones para aquellos problemas de sus clientes que no encontraban respuesta en los equipos fabricados en serie. En algunos casos construyó prototipos para proyectos puntuales. En otros, el cliente necesitaba pequeñas series que esta ingeniería le diseñaba y fabricaba, para lo que se dotó de una línea propia de producción.
En los años transcurridos desde su creación ha diseñados y fabricado equipos electrónicos de todo tipo y los campos en los que ha intervenido son múltiples. Desde un sistema para detectar fugas de combustible en depósitos subterráneos sin tener que introducirse en ellos, hasta un analizador de espectro para medir la calidad de las señales en instalaciones de televisión o un sistema de control de flotas de camiones que lee el tacógrafo y permite enviar a Tráfico los datos, validados con firma digital.
Ronda el centenar el número de equipos diseñados por Denipa, aunque muchas de las soluciones de ingeniería aportadas por esta firma hayan pasado desapercibidas para el profano. Sin embargo, su última creación sí es claramente visible, tanto que desde hace algún tiempo ocupa algunos de los espacios públicos más transitados de varios municipios de la región, las máquinas expendedoras de leche. Un camino que se han animado a explorar varias ganaderías cántabras para poder vender su leche directamente al consumidor, sin intermediarios, y que está teniendo resultados muy halagüeños.

Máquinas de ‘vending’ que dan leche

La aportación de Denipa a esta nueva modalidad de vending ha sido el diseño de un sistema capaz de atender a la vez a las necesidades del ganadero y a las del usuario de la máquina, con un producto tan delicado como la leche fresca. Aunque hay varios modelos en el mercado, inspirados todos ellos en las máquinas italianas, que han sido pioneras en este campo, el de Denipa es el único capaz de discriminar entre las fechas de producción de la leche que contienen los diferentes depósitos de la máquina. Al estar sólo pasteurizada, su ciclo de caducidad es de unos cinco días y el ganadero puede programar el orden en que se utilizan los depósitos que alimentan la máquina dependiendo de las cantidades que contenga cada uno y de la fecha de caducidad de la leche que portan. De esta manera, se optimiza el rendimiento de cada una de las máquinas y se simplifica la tarea de reposición de los depósitos.
La primera máquina de leche diseñada por Denipa lo fue para Granja Cudaña, y la firma de electrónica trabaja ahora en la preparación de diez máquinas más para varios clientes. “Hemos apostado mucho por este producto –señala Aurel Pana–. Es un diseño que aún está vivo y le estamos añadiendo prestaciones, porque puede evolucionar”.

Automatismos para el sector primario

La máquina de leche es la primera incursión de Denipa en el sector primario pero no será la última. Aurel Pana y su hija Alexandra están convencidos de las posibilidades que encierra la agricultura, un sector para el que apenas se han diseñado automatismos que simplifiquen las tareas de producción. Para cubrir este campo, la familia Pana ha constituido una empresa llamada Desarrollo Sector Primario, que trabaja en la creación de equipos automáticos para invernaderos capaces de controlar los parámetros de humedad y temperatura que inciden en el crecimiento de la planta. El objetivo de este sistema se centra sobre sobre todo en los invernaderos de tipo túnel, muy abundantes por su bajo coste y que, por eso mismo, no suelen disponer de automatismos que encarecerían la explotación. Una circunstancia que ha sido tenida en cuenta por Denipa para ajustar el precio del producto diseñado para este sector.

Robots para nucleares

Un ejemplo de la versatilidad de esta ingeniería es su aportación al campo de las centrales nucleares, donde muchas tareas no pueden ser realizadas por personas, debido al riesgo de sobreexposición a las radiaciones. Para esos trabajos en la llamada ‘zona cero’ Denipa construye equipos robotizados que, una vez concluida la soldadura o las tareas de mantenimiento a realizar no pueden volver a ser utilizados y deben ser descontaminados antes de pasar al desguace.
Denipa ha construido minirobots de este tipo para todas las centrales nucleares españolas, y algunos de sus equipos han llegado también a centrales belgas y francesas.
Buscando nichos de mercado no explorados por la industria electrónica, la firma cántabra ha desarrollado un sistema de seguridad para pirotecnia doméstica, es decir, para el uso de petardos o cohetes en fiestas particulares. Con el mecanismo que ha diseñado, el disparo se hace mediante un telemando inteligente, que no se activa si la distancia de seguridad entre los elementos pirotécnicos y las personas no es la que marca la ley en función de la cantidad de pólvora utilizada.
También hay ejemplos de la actividad de esta empresa en el diseño de las máquinas de dispensación de metadona que se utilizan en Cantabria para ayudar en los programas de desintoxicación de heroinómanos.
Denipa cuenta con un equipo de diez personas que se manejan en las dos técnicas imprescindibles para fabricar sus equipos: la electrónica, que continúa siendo el corazón de la empresa, y la programación informática, imprescindible en cualquier automatismo moderno. Una puesta al día cuya necesidad tiene muy clara Aurel Pana: “El mercado sigue demandando cosas nuevas y lo que no puedes hacer es intentar vender el mismo producto durante veinte años. Las necesidades cambian de un día para otro. Te piden cosas nuevas que no fabrica nadie, y hay que hacerlas”.

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