La ciencia al día
La industria del tinte
Desde principios del siglo XX, la industria del tinte ha sido una de las más fuertes de Europa. Sin embargo, las fórmulas que se siguen usando proceden de hace 50 años, lo que significa que se usan muchos productos químicos bastante tóxicos y eso es un riesgo no solo para quienes trabajan con ellos sino también para el medioambiente, ya que muchas toxinas acaban en las aguas residuales.
El problema no es fácil de evitar porque los tratamientos de depuración habituales no sirven para el agua residual con colorantes, dado que éstos se preparan, precisamente, para que las bacterias y el agua no puedan degradarlos. Ahora se ha descubierto un sistema que puede resultar muy eficaz, un hongo que es capaz de decolorar el agua teñida y, a la vez, puede cambiar el carácter mutagénico de las moléculas y reducir la toxicidad en un 70%.
Un mar sin agua
El mar de Aral, que está en Kazajstán, fue toda la vida el cuarto mar interior más grande del mundo, hasta que en los años 60 nada menos que el 90% del flujo de agua que alimentaba el Aral empezó a quedarse por el camino para regar los cultivos de arroz y algodón. El desastroso resultado fue que 27.000 km2 de mar se secaron.
El poco agua que queda está en muy malas condiciones, lo cual ha resultado tremendamente perjudicial para las poblaciones que viven en la zona desértica que rodea al gran lago y que lo utilizaban como única fuente de agua.
Para combatir esta catástrofe, un proyecto ruso-europeo ha elaborado una modelización numérica para gestionar las aguas subterráneas de la zona y evitar una desertización aún mayor. Consiste en una base central con datos hidrológicos, meteorológicos y geológicos que permitirán tomar las decisiones más adecuadas de gestión.
La sordera y los genes
En Europa hay unos 22 millones de personas con algún tipo de sordera, de los cuales tres millones no son capaces de oir nada por debajo de 80 decibelios, como se dice popularmente, que están más sordos que una tapia.
Uno de los aspectos más llamativos de la sordera es la sorprendente cantidad de dinero que se gasta en ella. Se estima que en Europa se emplean cada año 78 millones de euros en su estudio, que es más de lo que se dedica a la epilepsia, la esclerosis multiple, la lesión espinal, la apoplejía y el parkinson juntas. Si tenemos en cuenta que más del 50% de las sorderas tienen un origen genético, es evidente que el descubrimiento de los genes responsables de tanto sordo y de tanto gasto sea una buena noticia en todos los sentidos.
Una investigación llevada a cabo recientemente ha conseguido detectar por medio de tests moleculares 36 genes relacionados con la sordera, de los cuales, en las personas con deficiencias auditivas se han encontrado 18 defectuosos. Y concretamente uno, el llamado conexin 26, se ha comprobado que es el responsable de más del 30% de los casos de sordera que hay en Europa.
¿La buena o la menos buena?
Un proyecto europeo ha conseguido desarrollar soluciones a la contaminación que producen las plantas de generación de energía a base de carbón.
En la investigación se han hallado dos soluciones distintas, la primera afecta al proceso de combustión y consiste en introducir aire en las cámaras para reducir el 90% del óxido de nitrógeno, mientras que la segunda, menos buena, incluye modificaciones químicas en el proceso de combustión, como la reacción catalítica, pero solo llega a reducir el 30% del óxido de nitrógeno de las emisiones.
El dilema se plantea porque la primera solución es bastante más cara que la segunda y esta última es suficiente para reducir la contaminación hasta 200 mg por metro cúbico, lo bastante para atenerse a las normas europeas destinadas a cumplir los parámetros del Protocolo de Kioto. Se calcula que adoptar la mejor solución de las dos supondría un coste por planta de unos 30 millones de euros.