Menéndez inicia un núcleo duro privado en Liberbank

2013 no ha sido un año cómodo para Liberbank: la colocación en Bolsa, el conflicto de las preferentes, la sentencia que ha tumbado el ERE… Sin embargo, acaba el año con un buen sabor de boca. Comienza a tejer una estructura accionarial más sólida, las acciones suben con fuerza y la presión de los preferentistas está bajando. Pero los bancos saben bien que la única pieza que puede encajarlo o desencajarlo todo es la cuenta de resultados. A más beneficios, más tranquilidad. Y, por el momento, Liberbank solo se defiende. Es cierto que han crecido sustancialmente, pero como consecuencia de haber tenido que hacer menos provisiones.
Manuel Menéndez, presidente de Liberbank, no disponía de grandes inversores cuando en la pasada primavera sacó a Bolsa el 25% de las acciones de la entidad, pero ya ha conseguido la entrada del banco suizo UBS, con un 3,45%, y que el empresariado asturiano se implique para mantener el carácter local del Banco, algo que no ha ocurrido en Cantabria. La familia Masaveu ha ido comprando sucesivos paquetes en Bolsa y ya suma 14,8 millones de títulos (el 1,02% del banco), lo que a precio de mercado supone unos 10 millones de euros.
Los Masaveu son, además, aliados de Liberbank en la eléctrica portuguesa EdP, donde ya han alcanzado el 7,18% del capital y se han convertido en los segundos mayores accionistas, al superar a Iberdrola, y solo por detrás de la china Three Gorges Corporation.
Otro empresario asturiano, Blas Herrero, propietario de la cadena de radio Kiss FM, también se ha hecho con una participación no cuantificada en Liberbank.
En el capital figuran otros inversores nacionales, como la gestora Bestinver, el financiero Juan Abelló o el indio afincado en España Ram Bhavnani.
Aunque la acción de Liberbank aún cotiza a un ratio inferior al del sector, casi se ha duplicado desde su colocación el pasado mes de mayo, cuando se estrenó a 0,4 euros. El valor ha comenzado enero acercándose a los 0,8 euros, por lo que algunos de estos inversores ya han conseguido plusvalías significativas, como la propia Caja Cantabria, cuyo 10% valía 56,5 millones de euros el día en que el banco salió a Bolsa y en estos momentos costaría ya 110 millones.
La evolución del valor también puede ayudar a desatascar el conflicto de las preferentes. En la ventana de conversión abierta el pasado mes de septiembre ya se daba un canje favorable para gran parte de los preferentistas, aquellos que podían optar a los títulos a un valor de 0,5 euros. Un grupo muy numeroso en Asturias, pero no tanto en Cantabria, donde son más numerosos los propietarios de emisiones anteriores, con ecuaciones de canje de 2,58 y 3,92 euros, unas cotizaciones de las que el valor aún está a años luz. Eso sí, mientras tanto podrán seguir cobrando entre un 5% y un 7% de interés, muy jugoso ahora que la inflación es prácticamente cero.

Sentencias negativas

Aunque el problema de las preferentes sigue siendo insidioso para el banco y se avecina una catarata de sentencias que probablemente sean negativas para Liberbank (sobre todo las heredadas de los contratos de Caja Cantabria) las circunstancias son ahora algo menos agobiantes para la entidad. El hecho de que una parte significativa de las preferentes ya se hayan convertido en acciones (aproximadamente un 2,2% del capital del banco) ha desactivado parte del problema en otras regiones, donde dos tercios se emitieron en 2009. En Cantabria, en cambio, la proporción era la inversa, y la mayoría de los títulos corresponden a emisiones de 2002 y 2005, con canjes a los que la acción difícilmente llegará a equipararse.
La salida propuesta para ellos era el Plan de Fidelización. Los preferentistas continúan cobrando el 5% durante dos años, además de un premio añadido de un 6% por aguantar durante ese tiempo. Al finalizar el periodo, si la acción no ha llegado a esos 2,58 o 3,92 euros (lo más probable) la entidad que las emitió se compromete a sufragar la diferencia a costa de su propia participación en Liberbank. Es decir, que Caja Cantabria entregaría sus acciones en el Banco para pagar y lo mismo harían Cajastur o Caja Extremadura, aunque para estas el quebranto será bastante menor.
El Plan exigía, a cambio, que el preferentista renunciase a la vía judicial. A pesar de tratarse de un acuerdo voluntario, la Agencia de Consumo del Gobierno de Cantabria ha considerado que esa restricción puede ser constitutiva de una infracción y ha abierto un expediente a la entidad. Una decisión que en el camino administrativo sólo comportará un multa, pero que, si se judicializa, podría echar abajo el Plan de Fidelización, lo que perjudicaría a los inversores que lo han tomado como una tabla de salvación.
La entidad es consciente de que aún le espera un largo calvario para restablecer su imagen pública, algo que no ocurrirá mientras no concluya la tramitación de los centenares de demandas presentadas en los juzgados por este caso. A tenor de lo que se ha visto hasta ahora en el juzgado especial que se ha habilitado en Santander, en un número relevante de los casos las sentencias considerarán que el contratante no tenía información suficiente sobre este producto cuando firmó su compra, lo que obligará a la entidad a devolver la inversión.
Hay casos, como el de los propietarios de la emisión de 2009, para los que eso puede producir una situación paradójica, la de perder dinero si ganan el pleito, puesto que recuperarían el que pusieron y el interés legal acumulado desde 2009 (aproximadamente el 4% anual) pero les serían descontados los rendimientos recibidos desde entonces, que son bastante superiores, y eso les supondría una minusvalía cercana al 20%. Si se tiene en cuenta que esos mismos preferentistas pudieron conseguir plusvalías al acudir al canje es fácil deducir que este grupo no ha tenido demasiado interés en ir a los juzgados.

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