TURISMO: Una nueva avalancha hotelera

Hace ya dos años que el presidente de la Asociación de Hostelería advirtió que Cantabria había alcanzado un nivel hotelero de saturación y empezaba a correr serios riesgos si continuaba la avalancha de nuevos establecimientos. El pasado otoño, el presidente de los empresarios de Turismo Rural justificó la primera caída en las tasas de ocupación de su sector por el número aparentemente excesivo de casonas y posadas, que ya han empezado a disputarse a cara de perro la clientela. ¿Pero, de verdad es así?
Hayamos llegado o no al nivel de saturación, lo único seguro es que los promotores de nuevos establecimientos no lo creen: Ahora están en construcción siete hoteles de cuatro estrellas y otro más va a ser ampliado.
Es igual de llamativo lo que está sucediendo en el medio rural, donde Cantabria ya presenta la oferta hotelera más amplia de todo el país y, por tanto, parecía inevitable una desaceleración en las inversiones. Pero ocurre exactamente lo contrario. En estos momentos se construyen dieciocho nuevos establecimientos, con una media de diez habitaciones por negocio.
El resultado de todo ello será la inmediata aparición en el mercado de 1.689 nuevas plazas hoteleras, con una inversión global de 45,5 millones de euros (7.570 millones de pesetas).
Nada menos que el 77% de la inversión (34,6 millones de euros) corresponde a hoteles de cuatro estrellas, el formato con más éxito tanto en número como en tamaño, ya que dos de los hoteles de lujo previstos tendrán más de cien habitaciones.
La explicación de lo que está ocurriendo es compleja. Una de las razones menos cuestionables es que ya sólo es posible acceder a subvenciones públicas a través del decreto de Incentivos Regionales si los establecimientos son de cuatro o de cinco estrellas. La otra está en que la inversión para alcanzar la categoría de lujo no es, proporcionalmente muy superior. Sólo así puede entenderse que estos momentos se proyecten ocho hoteles de cuatro estrellas y tan solo uno de dos, cuando hace quince años la proporción hubiese sido exactamente la contraria.

La paradoja de los hoteles

El valor patrimonial de los edificios también puede justificar esta evolución turística. El fortísimo encarecimiento del mercado inmobiliario viene otorgando a los hoteles ya construidos unas revalorizaciones muy importantes y el sector es perfectamente conocedor de que siempre tendrán más posibilidades de venta a grandes cadenas nacionales o internacionales los establecimientos de tres y cuatro estrellas que los de dos.
Si se excluye del cómputo el Parador de Limpias, donde el desembolso que va a realizar el Estado se aproxima a los 25 millones de pesetas por habitación, la inversión media en un hotel cántabro de cuatro estrellas es de unos diez millones de pesetas por habitación, una cifra moderada y que está muy por debajo de los casi 30 que costaría hacer el hotel en Madrid capital.
Estos factores han dado como resultado una enorme paradoja que contradice las teorías sobre oferta y demanda. A primera vista, la avalancha de hoteles de lujo permitiría suponer que a Cantabria está llegando una clientela masiva de alto poder adquisitivo que reclama establecimientos de alta gama y está dispuesta a pagarlos. La realidad, sin embargo, es muy distinta. Los hoteles de lujo han tenido que bajar los precios en muchos casos para tener una ocupación aceptable. En las primeras semanas de julio, en plena temporada alta, los operadores turísticos han podido comprar paquetes a menos de 4.000 pesetas por plaza con pensión completa en hoteles de cuatro estrellas de la región.
La imposibilidad de mantener las tarifas es especialmente acusada en Santillana del Mar y en algunas zonas de la costa oriental, a pesar de lo cual en Noja se están construyendo en estos momentos dos hoteles de cuatro estrellas, uno de ellos con más de cien habitaciones.

Baleares y Canarias hunden los precios

El verano no está siendo bueno para los hosteleros, porque la demanda es bastante inferior a la del año anterior. Aunque aún no hay estadísticas que lo confirmen, es fácil la constatación. En la segunda quincena de julio era posible encontrar plazas en cualquier punto de la región. Ni siquiera en la semana de Feria, la capital alcanzaba el 100% como en otras ocasiones.
Los hoteleros están convencidos de que sus problemas se iniciaron el año pasado en Baleares y Canarias, cuando sus colegas isleños se pusieron nerviosos por el descenso en las reservas del mercado alemán y comenzaron a desviar hacia el mercado interno las agresivas campañas de precios que antes reservaban para el extranjero. “Y en el mercado interno, sí que compiten con nosotros, que prácticamente vivimos del turismo nacional”, explica Miguel Mirones, presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria.
Por segundo verano consecutivo, los hoteles de Baleares y Canarias han utilizado estas promociones y si entonces lo hicieron como recurso de última hora, cuando ya mucha gente había decidido sus vacaciones, este año han adelantado la campaña nacional, con efectos mucho más devastadores sobre otras regiones. Si está por ver que el batir de alas de una mariposa en China pueda causar un terremoto en Estados Unidos, lo que sí es seguro es que la agresividad de los hoteleros isleños ha intranquilizado a algunos de sus colegas cántabros, que se han apresurado a reaccionar bajando los precios, quizá con una premura excesiva.
En el sector turístico los problemas tienden a encadenarse, como las cerezas. Si una parte de los hoteles de cuatro estrellas opta por reducir los precios, apenas queda hueco en el mercado para los de tres estrellas, que a su vez se ven forzados a bajar las tarifas para seguir siendo competitivos, y a su vez se solapan con los de dos, y así sucesivamente. El resultado es que la estrategia comercial del segmento más alto del mercado para defender su nivel ocupación, ha acabado por crear un problema a todos.
En estas circunstancias, los efectos del ‘Prestige’, que en otros veranos se hubiesen asumido con resignación, han acabado por colmar la paciencia del sector hotelero. Nunca será fácil saber cuánta clientela se ha perdido por este motivo. De lo que queda constancia es del elevado número de llamadas que llegan a las recepciones de los hoteles interesándose por el estado de las playas, antes de tomar una decisión sobre la reserva.
La Asociación de Hostelería, a la vista de las quejas de algunos de sus miembros, ha decidido ser beligerante. Si al finalizar el verano las estadísticas indican que el grado de ocupación de los hoteles costeros en la fachada cantábrica desciende más que en otros lugares del país, Mirones tratará de convencer a las restantes autonomías integradas en el consorcio España Verde para presentar formalmente una reclamación de daños, como han hecho otros sectores afectados por el chapapote del barco hundido.

Venta de hoteles

A los problemas coyunturales se unen otros estructurales. Con el actual ritmo de construcción de hoteles, para mantener el mismo grado de ocupación, dentro de dos años será imprescindible facturar 400.000 pernoctaciones más que ahora y la perspectiva de un crecimiento sostenido del 20% en la demanda no parece nada realista, sobre todo en un sector que suele moverse en trayectorias de diente de sierra.
Si no se produce este incremento de la afluencia, los primeros en pagarlo serán los hoteles independientes, que no tienen los aparatos de comercialización de habitaciones de las grandes cadenas. Algunos de los recién construidos, como ha ocurrido con el Torresport, han optado por ampararse bajo el manto de un gran grupo, en este caso Husa, que puede aportar clientela desde los lugares emisores. Otros hoteles familiares como la Casa del Marqués, de Santillana del Mar, o el Cuevas III, de Suances, de cinco y cuatro estrellas respectivamente, se han asociado a la cadena Catalonia y el Hotel San Glorio, de Santander, ha pasado a ser gestionado en régimen de franquicia por el grupo asturiano Domus, que quiere convertirlo en un hotel para viajes de negocios.
En otros casos, se produce la venta. Las ofertas siguen siendo muy sustanciosas y algunos propietarios de hoteles independientes se dejan seducir por las cadenas nacionales o internacionales que necesitan estar presentes en todas las ciudades por política comercial y, gracias a su estrategia de cadena, pueden amortizar inversiones que parecen desmesuradas en función de la rentabilidad individual del establecimiento.
En el último año se han producido varias ventas que pueden confirmarlo. El Hotel Castelar, de Santander, fue adquirido por Vincci, la cadena que está formando el empresario Rufino Calero, antiguo ejecutivo y copropietario de la cadena Tryp.
El Hotel México, propiedad del anterior presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria, Indalecio Sobrino, ha sido vendido a la cadena holandesa Abba, que después de finalizar la temporada turística lo someterá a una profunda remodelación, aunque ya había sido renovado en 1997.
El emblemático Hotel Rhin y el restaurante del mismo nombre también han estado en el punto de mira de los compradores, en este caso de Antonio Iráculis, copropietario de la cadena Silken que recientemente ha inaugurado en Santander el Hotel Coliseum y está vinculada al grupo inmobiliario Norcasa. El intento de compra no ha fraguado por el momento pero hay quien asegura que la operación no está definitivamente descartada.
Ni siquiera en las grandes cadenas la propiedad es estable. NH, fundada por Antonio Catalán y en estos momentos controlada por un grupo italiano, ha recibido una opa hostil del grupo Hesperia, curiosamente más pequeño. Si triunfa, habrá cambiado de manos una extensa red que en Cantabria tiene dos establecimientos, el Ciudad de Santander y el NH Express de Nueva Montaña
En cualquier caso, no cabe extrañar que se produzcan movimientos en un parque hotelero que se ha duplicado en sólo diez años. Una evolución digna del boom que vivieron algunos destinos turísticos de la costa mediterránea en los años 60. Y aquí sin sol garantizado, lo que resulta aún más llamativo.

Suscríbete a Cantabria Económica
Ver más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Botón volver arriba
Escucha ahora