Gutiérrez Liébana levanta la suspensión de pagos

El fortísimo descenso en la venta de camiones puso en un brete al concesionario de Gutiérrez Liébana, que hace un año no tuvo más remedio que solicitar el concurso de acreedores, con un pasivo de seis millones de euros. Desde entonces, el mercado de vehículos industriales no ha mejorado, pero los recortes de plantilla y el propio procedimiento de concurso le han permitido equilibrar las cuentas de explotación. También ha mejorado sustancialmente la perspectiva sobre la deuda acumulada, al llegar la empresa a un acuerdo con los acreedores para su pago aplazado.
El hecho de que la mayor parte de la deuda estuviese en manos de los bancos y, especialmente, de Liberbank, ha facilitado el proceso. Mientras la mayoría de los procedimientos concursales se eternizan, el concesionario de camiones ha conseguido resolverlo en un año, al aceptar los acreedores su plan de viabilidad en el que propone el pago del 50% de la deuda en ocho años, con el abono de las primeras cantidades a partir del tercero.
Las devoluciones serán escalonadas, con cantidades crecientes, lo que va a permitir un mayor desahogo de la empresa que confía en volver a enganchar un ciclo alcista en la venta de vehículos antes de tener que afrontar los pagos más significativos.
Gutiérrez Liébana ha contado también con el apoyo de la marca, que se ha hecho temporalmente con la distribución de vehículos para evitar que se interrumpiese el flujo de las ventas financiadas.

Cambio de ciclo

El sector prevé que el cambio de ciclo se produzca en 2014 y no solo por un posible repunte de la economía, deprimida desde 2008, sino por las reposiciones, cada vez más inevitables en unos parques de vehículos que han envejecido sustancialmente en los últimos años.
El plan de viabilidad que la empresa presentó a los acreedores recoge estas circunstancias que invitan al optimismo, pero, al mismo tiempo, adapta sus gastos a las previsiones del PIB y de desempleo, bastante menos esperanzadoras.
Pedro Gutiérrez Liébana llegó a vender unos 600 camiones al año, entre nuevos y usados, en los años de bonanza económica. El cambio de ciclo provocó que su estructura resultase sobredimensionada para las nuevas circunstancias del mercado. En el caso de los vehículos industriales, la crisis tiene un efecto multiplicador, puesto que muchos de los camiones de flotas se venden con un pacto de recompra a tres años y eso significa que, a la pérdida de ventas que causa la retracción del mercado hay que sumarle las recompras forzadas de un material usado que no encuentra salida y que muchas veces hay que desviar a otros países, a bajo precio.
Afortunadamente para los concesionarios de vehículos industriales la otra vía de ingresos, el taller, es más estable en el tiempo. En el caso de Gutiérrez Liébana, las horas de taller facturadas se mantienen en niveles de 2002, gracias a la fidelidad de los clientes, y eso le permite afrontar con cierta comodidad el compromiso de pago que ha alcanzado con los acreedores.

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