ENDEUDADOS HASTA LAS CEJAS

Lo que pueda pasar en la economía familiar de los españoles depende, cada vez más, de los avatares de los tipos de interés. El endeudamiento alcanzado sólo puede ser digerido por las familias mientras el precio del dinero se mantenga muy bajo, pero puede causar estragos si se produce cualquier subida.
Por segunda vez en menos de un año, el Banco de España ha mostrado su preocupación por lo que está ocurriendo, un mensaje que no sólo va dirigido a las familias, sino también a las autoridades económicas y a las propias entidades financieras. No obstante, en estos momentos la morosidad en los créditos hipotecarios es de apenas un 0,8%, bastante inferior a la que se da en los créditos para actividades productivas, lo que anima a bancos y cajas a seguir apostando por la vivienda, sobre todo en un momento en el que el mercado tampoco ofrece muchas otras alternativas para sacar rendimiento a los depósitos de sus clientes.
La evolución del endeudamiento de las familias coincide con una exactitud milimétrica con las oscilaciones en los precios de las viviendas que se han producido en los últimos quince años. Pero también con los movimientos en la tasa de empleo. En la misma medida que crece el empleo se eleva el precio de las viviendas, ya que aparentemente los primeros beneficiados por la buena evolución del mercado laboral son los jóvenes que necesitan una vivienda. E, inmediatamente, eso se transforma en un aumento del endeudamiento, por lo que se produce la aparente paradoja de que, a más empleo, mayores deudas.
El problema no tiene una fácil solución a corto plazo, dado que el 68% de este endeudamiento está destinado a financiar la compra de viviendas (21 puntos más que en 1993) y está asumido a muy largo plazo. Los españoles han corrido menos para financiar compras de consumo (13% del montante global de los créditos) o las destinadas a actividades productivas (el 19% restante).
Los cántabros tardamos en reaccionar a la fiebre del consumo y el crecimiento de los créditos a ritmos superiores a los dos dígitos se produjo un par de años después que en el resto del país. Pero hemos recuperado esa distancia muy deprisa y hoy estamos tan endeudados como los demás. Las familias y empresas de la región deben alrededor de 6.500 millones de euros (1,1 billones de pesetas, casi el equivalente al PIB anual) y desde hace tres años, por primera vez, el monto de los créditos supera al de los ahorros a la vista.
Nada hace pensar que la tendencia vaya a cambiar por el momento, aunque sí es cierto que el ritmo al que crece el endeudamiento cántabro comienza a moderarse. Frente al alarmante 19,5% en que aumentó en el año 2000, pasó al 10% en el 2001.
Las razones son fáciles de entender: se compran más viviendas y como consecuencia de la fuerte revalorización de los inmuebles, que repercute en las tasaciones, las entidades de crédito están dispuestas a conceder cantidades más elevadas a los solicitantes. Ambos factores simultáneos han propiciado que bancos como el Santander Central Hispano hayan conocido ratios de crecimiento en la concesión de créditos del 27%, superiores a los que esta misma entidad ha podido alcanzar en cualquier otra provincia del país.
Todavía en el 2001, el aumento de los préstamos hipotecarios concedidos por Caja Cantabria fue de un 18,7%.
El endeudamiento cántabro, como el español, se encuentra en estos momentos 23 puntos por encima de la media comunitaria y supera ya el 80% de la Renta Bruta Disponible, una cuantía que puede pesar como una losa en las familias si la recesión se agravase.

¿Endurecimiento de los créditos?

La situación española no sólo preocupa al Banco de España. El Fondo Monetario Internacional también ha alertado del riesgo que supone el alto endeudamiento, al restar capacidad de consumo futuro, lo que afectará al crecimiento del país en los próximos años.
A pesar de que en el resto de Europa el ratio de endeudamiento familiar es inferior al español en más de veinte puntos, la Comisión Europea también está alarmada por lo que ocurre en otros países y ha anunciado una política para frenar los créditos al consumo al entender que las entidades financieras se han relajado en los controles y puede producirse un aumento de la morosidad muy difícil de resolver a posteriori.
Los controles no sólo se van a endurecer para bancos y cajas de ahorros. Si triunfa la pretensión de la Comisión Europea, las tiendas de ropa, de electrónica, los supermercados o los concesionarios de coches, que ahora financian las compras de una forma demasiado alegre, en opinión de las autoridades comunitarias, tendrían obligaciones semejantes y llegarían a estar, incluso, bajo la supervisión del banco central de cada país.
El Gobierno español ya había anunciado algunas semanas antes que estudia medidas que puedan frenar el ritmo de endeudamiento, aunque referidas exclusivamente a los préstamos hipotecarios. Entre ellas, la posibilidad de rebajar las valoraciones de tasación de las viviendas, al entender que pueden estar colaborando en la subida de precios, dado que si la entidad está dispuesta a financiar una cuantía superior, el cliente se predispone a asumir un crédito más elevado y el vendedor, consciente de ello, eleva sus pretensiones.

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