Rebajas más agresivas

El gerente de la asociación de Comerciantes del Casco Viejo y Ensanche de Santander, Agustín Ordejón, se muestra contundente en su análisis: “La coyuntura económica va a suponer que las empresas hagan unas rebajas más agresivas para captar a los compradores desde el primer día”.
Para Ordejón, las rebajas sirven para que los comerciantes consigan la liquidez que necesitan imperiosamente para el pago de los proveedores, trabajadores y seguros sociales. Y más en estos tiempos, cuando sobre ellos pesan, como una espada de Damocles, las cifras del Instituto Cántabro de Estadística (Icane) que reflejan que en las rebajas de enero ya se vendió un 1,6% menos que el año anterior, rompiendo una larga racha de incrementos sucesivos. Pero la sensación es peor de lo que indican estos datos. En un muestreo elaborado por la Federación de Comercio de Cantabria (Coercan) el 59% de sus asociados reconoció un sensible empeoramiento de las ventas en esa última campaña de rebajas, según señala el gerente de esta asociación Fernando Cucurull.
En parecidos términos se expresan desde Springfield: “Hemos tenido tres años de consumo muy buenos, pero en éste ya se nota la crisis, con lo que afrontamos las rebajas de una manera agresiva y dispuestos a agotar los plazos de venta”.
Por lo general, el 40% de los artículos almacenados salen en la primera quincena de rebajas y algunas cadenas llegan a agotarlos en ese tiempo pero, en cambio, en esta ocasión los stocks son muy altos. No faltan tallas ni colores, pero hay muchas dudas sobre la actitud de la clientela, a la vista de lo ocurrido en los meses anteriores.

Primavera desconcertante

En realidad, todo el semestre ha sido desconcertante. Los comerciantes se preguntaban qué hacer con los escaparates en una primavera que no ha sido primavera. La inestabilidad climatológica no les ha ayudado a la hora de escoger el género que, en condiciones normales, debiera haber sido típicamente veraniego, ni tampoco ha animado a los clientes a anticipar las compras para la estación entrante, como es habitual. Pero, mientras unos comerciantes se lamentan de su mala suerte, los que prefieren ser más prácticos se limitan a señalar que “no somos adivinos”.
La cadena de tiendas Confecciones Hernández, la más extensa de la región, apostó por prendas livianas y que se puedan utilizar en un tiempo inestable. Incluso fuera de temporada, “la parka se vende muy bien en Santander”, precisan con conocimiento de causa, porque su red se ha extendido ya por varias regiones más y hacen hincapié en que, afortunadamente, muchos de los turistas que llegan a la región se añaden a la clientela habitual en las rebajas de verano.

Promociones polémicas

La campaña de primavera ha resultado tan desastrosa que la mayor parte de las cadenas han tratado de salvar el tipo con ofertas y promociones por lo que ahora sólo les queda la posibilidad de ser aún más agresivos. Hay quien piensa que, frente al descuento del 20%-30% de campañas anteriores, las tiendas empezarán con un 40% y un 50% en productos que anteriormente estaban en promoción, aunque Carrefour ya ha anunciado que en textil puede llegar hasta el 70%.
Las estrategias de promociones que han aplicado las cadenas en algunos productos fuera de la temporada oficial de rebajas es un asunto que levanta ampollas entre los pequeños comerciantes: “Son claramente unas rebajas encubiertas y suponen una competencia desleal que machaca al pequeño comercio”, sostiene Ordejón. Éste pide a la administraciones sanciones más duras para tales prácticas “porque las que se les imponen ahora son de risa”.
El director general de Comercio y Consumo del Gobierno de Cantabria, Fernando Toyos, matiza, por su parte, que la Ley distingue perfectamente entre rebajas y ofertas promocionales y se jacta de que a lo largo de este año no ha habido ni una sola denuncia por este motivo. Además, asegura que cuando la Administración ha impuesto multas “han sido de una elevada cuantía”. Toyos se congratula de que las fechas escogidas para los periodos de rebajas en la región – entre el 7 de enero y el 6 de abril, la de invierno y entre el 1 de julio y el 30 de septiembre, la de verano– hayan sido consensuadas entre todos los agentes del sector.

Feria del Stock

La última oportunidad para que los comercios locales suelten lastre está en las ferias de stocks, que se están multiplicando por toda la región y en las que los precios de saldo atraen a una multitud de compradores. La que se celebró en Santander el año pasado supuso una venta media por comercio de 6.544 euros. No obstante, a las franquicias y a las cadenas como Springfield, que no pueden participar en esta iniciativa ideada solo para el comercio tradicional no les hace ninguna gracia: “Nos parece absurdo y eso sí que se podría calificar como competencia desleal”. Está claro que nunca llueve a gusto de todos.

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