Confidencial
La anchoa quiere seguir los pasos de las bodegas
Santoña contará dentro de pocos meses con una fábrica de anchoa que va a romper con la tradicional imagen industrial que suelen tener estas instalaciones. Sanfilippo, una de las conserveras de más raigambre, ubicada en Argoños, va a abrir en Santoña una planta de elaboración de anchoa en la que va a aplicar las técnicas de marketing que tanto éxito han tenido en las bodegas.
La fábrica será visitable y la elaboración de anchoas podrá ser seguida por los visitantes en grandes pantallas; habrá un espacio dedicado a catas y una zona noble que, por su arquitectura y decoración, recordará a un palacete toscano. Una iniciativa que puede incluir a la anchoa en las rutas del turismo gastronómico.
La nueva fábrica estará situada a la entrada del polígono conservero de Santoña, frente a las instalaciones de Consorcio, en el espacio que ocupaba un antiguo almacén.
PESCAR SIN SALIR DEL PUERTO
Mucho han cambiado sectores tan tradicionales como el de la pesca cuando la venta de la cuota de capturas de una determinada pesquería, puede ser más rentable que salir a faenar. Desde hace tres años, armadores cántabros vienen cediendo su cuota de atún rojo a una almadraba de Barbate, una cesión por la que este año se ha interesado también un armador murciano. La dificultad de estas capturas y los pocos kilos que los barcos cántabros están autorizados a pescar, hace que sea más rentable ceder esta cuota que salir a faenar. Sobre todo en años en que los que el precio del atún es muy elevado, en un mercado que viene determinado por la demanda en Japón. El precio por kilo en estas cesiones de cuota ha oscilado en estos últimos años entre los 2,5 euros y los seis, pero este año se ha llegado a cotizar a diez. Son cantidades significativas si se tiene en cuenta que el total de la cuota asignada a los barcos que integran la Cofradía de Santoña está en torno a los 20.000 kilos, y que en Colindres esa cantidad es todavía mayor.
El problema está en cómo se compaginan estas compraventas con el tradicional reparto de ganancias con la tripulación, basada en porcentajes sobre el pescado capturado en duras jornadas de trabajo en el mar. La cuota pertenece al armador por lo que, en principio, la tripulación no tendría ningún derecho sobre esa venta. Pero tampoco sería justo dejarles sin ganancias, por pequeñas que sean, porque el armador renuncie a salir a faenar. Para equilibrar ambos intereses, la Dirección General de Pesca condiciona la autorización de esas cesiones de cuota a que el armador se comprometa por escrito a repartir las ganancias con la tripulación.
EL GOBIERNO PIDIÓ AYUDA PARA PODER PAGAR LA NOMINA
Diciembre fue un mes muy complicado para el presidente regional Ignacio Diego, que tuvo que emplearse a fondo para buscar el dinero que el Gobierno necesitaba para pagar al personal la totalidad de la nómina del mes y la extraordinaria. Después de muchas gestiones, Diego consiguió que una fundación privada le prestase el dinero que necesitaba para resolver este problema de liquidez de tan incómodas consecuencias. Una circunstancia insólita, aunque no es la primera vez que ocurre. En los convulsos gobiernos de las primeras legislaturas otro presidente ya tuvo que pedir un favor parecido.
LOS BANCOS TRATAN DE COLOCAR SUELO
A pesar de las persistentes sombras que envuelven al sector inmobiliario, en los próximos meses podríamos asistir a una cierta reactivación del sector. El anuncio del ministro de Economía, Luis de Guindos, de que los bancos y cajas tendrán que realizar provisiones adicionales por valor de 50.000 millones de euros por su exposición al ladrillo, está impulsando a las entidades financieras a intentar rebajar esa obligación de saneamiento deshaciéndose del suelo que acumulan. Los promotores locales más solventes están recibiendo ofertas de solares que son propiedad de entidades financieras y permiten la construcción inmediata, si bien nadie parece tener tanta prisa mientras miles de viviendas ya construidas no encuentren comprador.
AMENAZAS A CONSECUENCIA DE LAS PREFERENTES
Las participaciones preferentes no sólo están dando muchos disgustos a los que adquirieron este producto financiero de inversión como si fuera un mero producto de ahorro, sino también a quienes las vendieron sin explicar suficientemente los riesgos. Es comprensible el enfado de los primeros, al comprobar que pierden dinero cuando pensaban que eso era imposible, pero lo que es absolutamente intolerable es que algunos de ellos hayan llegado a las amenazas y que haya directores y empleados de sucursales bancarias que están recibiendo llamadas intimidatorias por parte de algunos afectados.