El éxito del gas para automoción puede llevar a Ferrosite a otra comunidad

Para cualquier compañía de transporte de mercancías por carretera, la oscilación del precio del gasoil puede marcar la diferencia entre tener ganancias o pérdidas, porque el combustible supone el 30% de sus costes. Por eso cada vez hay más compañías que se aventuran a explorar las posibilidades del GLP (gas licuado de petróleo), o el gas natural, tanto comprimido (GNC) como licuado (GNL). Y es que estos combustibles propician un ahorro medio del 25% frente al gasoil, además de mejorar las emisiones a la atmósfera.
La misma razón lleva a los automovilistas particulares y a los profesionales del transporte de pasajeros o de paquetería, a interesarse cada vez más por la transformación de sus vehículos para el empleo de autogas.
Cantabria cuenta con la ventaja añadida de albergar una empresa pionera en la transformación de motores para el uso de estas energías alternativas, Ferrosite, que hace diez años inició un camino que le ha llevado a convertirse en una de las empresas más importantes de Europa en este campo.
La firma cántabra acaba de dar un paso que puede resultar decisivo para el despegue definitivo de esta tecnología, al convertirse en el aliado de los fabricantes de automóviles para adaptar sus vehículos nuevos al autogas.
Es la única empresa que ha firmado acuerdos con prácticamente todos las marcas, pero este salto de gigante implica ampliar sus instalaciones de Renedo, un proceso que se está viendo demorado por cuestiones urbanísticas y que, de no resolverse antes de fin de año, podría suponer el traslado de Ferrosite a otra comunidad.

Una nueva empresa

El creciente interés de las grandes compañías de transportes por las ventajas del gas de automoción ya había multiplicando la carga de trabajo de la empresa. Entre sus clientes se encuentran muchas de las mayores compañías de España, con flotas que en algunos casos superan los mil camiones.
La mayoría optó por hacer pruebas previas, con la transformación de algunos vehículos para analizar con detalle las ventajas de este cambio de combustible, y el éxito de estos test ha ido dando paso a los pedidos en firme, de forma que Ferrosite terminará el año con unos 150 camiones transformados. Su carga de trabajo en este campo augura cifras bastante mayores a muy corto plazo, si se tiene en cuenta que una de estas grandes compañías de transporte le ha pedido la adaptación de 300 vehículos. En Cantabria ya ha entregado a Garvasa, el operador logístico que distribuye para Carrefour en el norte de España, los primeros camiones adaptados al uso de autogas.
El sector público también está reaccionando en favor de este cambio de combustible. Ayuntamientos como Madrid o Figueras han confiado a Ferrosite la adaptación de sus autobuses urbanos y Barcelona y Palma de Mallorca lo han hecho con los camiones de recogida de basuras.
“Hemos crecido a un ritmo de 300% en camiones, y este año acabaremos transformando más de los que venden a gas muchas casas”, señala el fundador de Ferrosite, Jesús Salmón.
La dimensión que ha cobrado esta línea de negocio, ha llevado al matrimonio Salmón-Paraja, propietario de Ferrosite, a crear una nueva empresa para la comercialización de vehículos pesados. En esta nueva firma participa, con un 30%, un fondo de inversión español, una fórmula que les permitirá ofrecer a los clientes la financiación de estas transformaciones, que el caso de un vehículo pesado pueden llegar a costar unos 16.000 euros.
Antes de realizar la transformación, a cada cliente se le hace un estudio económico previo en el que se tiene en cuenta el recorrido de las rutas que suele cubrir y el peso del vehículo, entre otros factores. Aunque todos los gases de automoción originan un notable ahorro frente al diesel o la gasolina, hay diferencias en cuanto a la autonomía entre recargas o al coste de los depósitos. Mientras que el gas licuado de petróleo (GLP) y el gas natural comprimido (GNC) alcanzan los 1.100, el gas natural licuado (GNL), al ocupar 600 veces menos que el gas comprimido, almacena más combustible, con lo que la autonomía llega a los 1.400 kilómetros.
La diferencia estriba en el tipo de depósito. El más sencillo es el del GLP, que puede tener forma circular e instalarse en el lugar que ocupa la rueda de respuesto. El gas natural, debido a su mayor presión, precisa de depósitos cilíndricos, y el licuado ha de tener un sistema de aislamiento para mantener la bajísima temperatura que requiere este estado criogenizado (–162 grados).
El alto precio que pueden alcanzar estos depósitos ha llevado a Ferrosite a desarrollar sus propios modelos. Tras diseñar el depósito, que varía de un vehículo a otro dependiendo del lugar donde se vaya a instalar, encarga su construcción a fabricantes indios y chinos, para luego homologarlos en Inglaterra. Por lo general se fabrican en acero, pero si se quiere reducir el peso se recurre al composite (un 60% más ligeros), aunque su coste es mayor.

El interés de las marcas

Mientras que en vehículos pesados son las grandes compañías las que han tomado la iniciativa para transformar gradualmente sus flotas, en los ligeros se ha producido un cambio sustancial, con la involucración de los propios fabricantes.
En este campo, Ferrosite se apoya en la mayor compañía mundial en el sector de la transformación de motores a gas, la italiana MTM, cuya tecnología BRC distribuye de manera exclusiva.
La empresa de Renedo comenzó realizando en sus propias instalaciones los trabajos de transformación. Tras firmar un contrato con General Motors en 2009 para la adaptación de doce modelos amplió su plantilla hasta llegar a 56 personas. Sin embargo, la decisión de GM de cerrar su fabricación en Europa le supuso un serio revés. A partir de ese momento, Ferrosite repensó su modelo de negocio y se decantó por la franquicia, un sistema que ha desarrollado con éxito hasta llegar a contar con más de 200 talleres franquiciados en la Península Ibérica.
Los talleres reciben todo el equipamiento que necesitan para la transformación de un automóvil y atienden a la demanda zonal de propietarios que desean adaptar su coche para el empleo de gas de automoción.
En un negocio que está en sus albores la evolución estratégica es muy rápida y esta vía, conocida como retrofit (transformación de vehículos ya en uso), se puede ver ampliamente superada por la transformación de vehículos nuevos. Marcas como Subaru, SsangYong, Chevrolet, el Grupo PSA o Ford han llegado a un acuerdo con la empresa cántabra para que transforme sus vehículos recién salidos de fábrica, hasta el punto de que es la propia Ferrosite la que emite la ficha técnica con la que se matricularán esos vehículos. De esta forma, el comprador tendrá la opción de elegir un coche ya adaptado al gas de automoción en el mismo concesionario.
Los automóviles llegan directamente desde las fábricas hasta las instalaciones de Renedo, donde ocho o nueve personas trabajando en cadena hacen la transformación en 45 minutos. Más tiempo requiere la adaptación de un vehículo pesado, unos dos días y medio, aunque se ha llegado a hacer en siete horas en casos urgentes.
Con la transformación de un vehículo ligero en Bi-fuel (gasolina-GLP o gasolina-GNC) puede circular indistintamente con ambos combustibles, lo que aumenta su autonomía, y el ahorro económico es muy notable, entre un 40% y un 50%, dependiendo del tipo de gas y del vehículo. Además, se mejoran las emisiones en todos los gases y partículas contaminantes, desde el CO2 hasta los óxidos de nitrógeno (NOx) y las partículas magnéticas que se reducen en un 99%.
Estos dos factores, el ahorro de costes y la menor contaminación, son decisivos en el interés mostrado por taxistas y repartidores. Las grandes ciudades están adoptando una legislación cada vez más restrictiva para permitir el paso de los vehículos al casco urbano y, además, existen notables rebajas en el impuestos de circulación para los vehículos menos contaminantes.
El otro factor decisivo para la definitiva expansión de esta tecnología es la paulatina ampliación de la red de gasolineras con GLP. En España hay ya más de 600 (siete u ocho en Cantabria) y el año que viene serán más de mil. Más complicado es el caso del gas natural. Mientras un dispositivo de carga para GLP puede costar unos 50.000 euros, el de gas natural se eleva a 700.000. No obstante, la Unión Europea ha diseñado un plan para crear un corredor de dispensadores de gas natural por todo el territorio europeo —tendrá que haber una carga de GNL cada 400 kilómetros y una de GNC cada 125—, en una clara apuesta por potenciar el uso de energías no contaminantes.

Crecer en Renedo

Para hacer frente a esta catarata de acontecimientos, Ferrosite necesita ampliar con urgencia sus instalaciones. La carga de trabajo que se derivará de los acuerdos con los fabricantes, exige levantar una nueva nave, contigua a la que ya existe, y ampliar los almacenes, además de contratar a 35 personas. En total sumaría unos doce mil metros cuadrados a los 7.000 que ocupan las instalaciones actuales.
La empresa es propietaria del pequeño polígono en el que está enclavada, cerca de 40.000 metros cuadrados situados junto a la ribera del río Pas, pero es precisamente está proximidad al río y la calificación como inundables de esos terrenos lo que entorpece la autorización de las nuevas instalaciones.
La familia Salmón-Paraja se siente vinculada a ese lugar donde ha desarrollado, desde hace 33 años, todas sus iniciativas empresariales, como la gran firma de calderería (Nocaster) que precedió a Ferrosite y fue una de las mayores del país. Por eso, sigue siendo su primera opción. Si en un plazo de seis meses no consigue las autorizaciones, se trasladaría a Madrid, donde tiene ventajas logísticas evidentes, sobre todo para marcas que ahora se ven obligadas a llevar sus coches hasta Renedo para la transformación desde puertos como Barcelona o Tarragona. Pero la pérdida de una empresa puntera en un sector en alza sería una mala noticia para Cantabria. “Yo nací aquí y soy feliz aquí –subraya Jesús Salmón–, y aquí he desarrollado mi vida empresarial, pero ahora necesito soluciones rápidas”, reclama.