Nada es como parece

AYUNTAMIENTOS A OSCURAS.– La mayoría de los alcaldes pueden quedarse a oscuras en cualquier momento. No es probable que ocurra pero, por primera vez, la ley ampara a las eléctricas que quieran cortar el suministro a los organismos públicos morosos, algo que antes del 1 de enero no podían hacer. La puerta la ha abierto la ley de liberalización de 2009 que obligaba a particulares, empresas y administraciones a buscar suministradores en el mercado libre o pagar un sobreprecio. El plazo último vencía el 31 de diciembre, pero hay 117.000 empresas y particulares que no lo han hecho, además de 54.500 organismos públicos que deberían convocar un concurso de suministro con la mayor urgencia. Mientras tanto, su actual compañía tiene el derecho a cortar la luz a todos los ayuntamientos morosos, que son la mayoría, aunque, eso sí, debe mantener el suministro a los servicios esenciales.

MAS TRAMPOSOS.– Los sectores económicos cada vez están en manos de un número más reducido de fabricantes y eso facilita el que se pongan de acuerdo. El comisario europeo de la Competencia, Joaquín Almunia, acaba de imponer una multa de 649 millones de euros a los cinco fabricantes asiáticos de pantallas LCD, las coreanas Samsung y LG y las taiwanesas AU Optronics, Chimei, Chunghwa y Hannstar, que durante cuatro años han estado pactando los precios. Sólo en Europa, el ámbito de competencia de Almunia para juzgarles, se calcula que vendieron televisores por valor de unos 7.000 millones de euros.

LOS FUMADORES SALEN MÁS.– Después de un notable repunte, fuma el 34% de los adultos españoles y esos son los que la Hostelería debería ver como clientela en peligro con la entrada en vigor de la ley antitabaco. Sin embargo, los locales de ocio nocturno de Madrid alegan que la ley afecta al 66% de sus clientes, de lo que cabe deducir que los fumadores tienen el doble de propensión a salir de noche que quienes no lo son. Una circunstancia que seguramente es bien conocida por los sociólogos, aunque lo guarden para las estrategias de marketing de sus clientes.

LOS RESULTADOS DE ALGUNAS PRIVATIZACIONES.– Privatizar las empresas públicas rentables es fácil. Otra cosa es hacerlo con las que pierden dinero, que sólo encuentran interesados cuando se ofrecen con incentivos y contratos pactados que pueden llegar a resultar más caros que mantener la empresa en el sector público. Es lo que ha pasado con Babcock, que fue vendida en 2001 al grupo alemán Borsing por el gobierno del PP y tuvo que ser recomprada sólo un año después. Para privatizarla de nuevo en 2004 hubo que prometer a los compradores ayudas ingentes, cuya factura supera ya los 1.000 millones de euros. Pues bien, nada de eso ha servido y estamos donde empezamos: La empresa vuelve a estar en concurso de acreedores y a la espera de que la Administración pública la rescate de nuevo. Tres veces parece demasiado.
OJO CON LOS REGALOS.– Ni empresarios ni deportistas ni árbitros pueden, a partir de ahora, recibir regalos que puedan ser interpretados como un intento de crear un clima favorable a unos intereses concretos. Hasta ahora, el Código Penal sólo contemplaba la figura del cohecho impropio cuando se trataba de influir sobre funcionarios públicos o autoridades, pero nada impedía entregar un regalo a un particular para crear un clima favorable de cara a unas ventas. El cambio legal sólo admitirá los regalos de cortesía, un concepto difícil de delimitar, pero no aquellos otros que pudieran influir sobre una contratación entre empresas o sobre un resultado deportivo. Es encomiable que se intente despejar el terreno de juego para que todas las compañías compitan entre sí con limpieza, pero los jueces van a tener mucho trabajo para determinarlo.

IMPUESTOS MAS BAJOS.– La presión fiscal de un país puede cambiar significativamente aunque las autoridades no modifiquen el sistema tributario. Ha ocurrido en España en los dos últimos años. A consecuencia de la crisis, que hace que muchos contribuyentes tributen en escalones fiscales inferiores o que se haya producido una brusca caída en la recaudación del Impuesto de Sociedades y del IVA, la presión fiscal española pasó del 37,3% de 2007 al 30,7% de 2009, un nivel desconocido desde hace muchos años, aunque en tiempo de vacas flacas ningún impuesto sea llevadero.

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