La recuperación del transporte de mercancías por carretera pierde impulso
Ralentización de la actividad, pérdida de impulso en la recuperación que se inició el pasado año… De esta manera se describe desde el propio sector la situación por la que atraviesa el transporte de mercancías por carretera en Cantabria. Aparentemente, es el reflejo de un bache coyuntural en todo el país pero eso no impide constatar que en esta comunidad ha sido más acusado.
Entre enero y marzo, las mercancías que llegaron por carretera a Cantabria desde otros puntos del país se redujeron en un 20,3%, en relación al último trimestre del pasado año. Peor aún han ido las expediciones enviadas en camiones desde esta comunidad, que bajaron un 32,2%, en relación al movimiento que se venía registrando en los últimos meses de 2015. Aunque en este caso la contrapartida es muy positiva, ya que las mercancías importadas por carretera crecieron en este primer trimestre del año en un 107%.
El sector achaca parte de esta desaceleración global a la incertidumbre política que ha generado el larguísimo proceso electoral al que nos abocaron los fallidos comicios de diciembre del pasado año. Pero en el caso de Cantabria se apunta también a causas más concretas, como la denuncia hecha por Asemtrasan del descenso de los graneles movidos por el Puerto de Santander o la inexistencia de inversiones en obra pública.
Lo más preocupantes es que la evolución del movimiento de mercancías por carretera en este primer tramo del año viene a romper la tendencia positiva del 2015, que fue muy reconfortante para las empresas del sector, aunque aún se encuentren lejos de las toneladas que movían antes de la crisis.
Una recuperación interrumpida
2015 fue el año en que se reafirmó la lenta recuperación del transporte. Las empresas aumentaron su facturación un 2,1% (un 2,2% en el conjunto del país), bajó el precio del combustible y, por tercer año consecutivo, se incrementaban los portes (un 6,9% más que en 2014). Unos datos esperanzadores, aunque el sector aún mueve un 36% menos mercancías de la que transportaba en 2008.
Frente a la idea de que es la exportación la inductora de la débil recuperación de nuestra economía, un somero análisis del origen de las mercancías movidas indica lo contrario. El transporte nacional, que el año pasado representó el 93,4% del total de la carga, creció un 7%, frente al 5,5% del tráfico internacional.
En Cantabria esa disparidad fue aún mayor, porque los portes nacionales mejoraron un 14%, mientras que los tráficos internacionales cayeron un 9,6%.
De esta tendencia se deduce que fue el aumento de la demanda interna lo que propició esta leve recuperación del transporte, que no deja de ser un reflejo de la marcha real de la economía.
Desajuste entre costes y precio
Uno de los factores que más han beneficiado a las empresas del sector ha sido la bajada del precio del combustible. El gasoil les costó un 13,2% menos que en 2014 y, por primera vez, su impacto dentro del conjunto de los costes no llega al 30%.
El ahorro en los gastos generales que ha supuesto esta evolución del combustible es del 4,2%, pero eso no significa que los márgenes se hayan ampliado en la misma cuantía, porque también bajaron los precios que se cobran a los cargadores. Eso sí, lo hicieron de forma muy moderada –un 0,7% y para distancias superiores a 300 kilómetros– por lo que las cuentas de las empresas de transportes han recuperado parte del terreno perdido en estos últimos años, aunque sostienen que aún están 8 puntos por debajo de los costes.
Si esa diferencia se trasladase sin más a la cuenta de resultados, todas las empresas darían pérdidas, pero esa brecha entre costes y precios tiene que ver con la explotación directa de los camiones, mientras que las empresas no solo facturan por el transporte de las mercancías sino que también lo hacen por actividades y servicios relacionados con la logística o el almacenaje. Unos ingresos que les sirven para llegar al equilibrio.
Un parque muy antiguo
La reactivación del sector durante el pasado año ha permitido la renovación de la flota de vehículos, muy envejecida, aunque aún esté lejos de la edad media que tenía al inicio de la crisis.
La matriculación de vehículos industriales aumentó el pasado año en España un 38,4% pero la reposición aún no llega a alcanzar la mitad de los 45.260 vehículos de 2007.
En Cantabria, estas matriculaciones han sido un poco más elevadas, quizá para recuperar el retraso acumulado en los últimos años. En 2015 se vendieron en la región 391 cabezas tractoras, 102 vehículos de más de 3,5 toneladas y 421 industriales ligeros. Esa tendencia al alza, aunque algo más moderada, se ha mantenido durante los cuatro primeros meses de 2016, en los que se han vendido 130 unidades. Son 33 menos que en el último cuatrimestre del año anterior, pero si se compara con las mismas fechas del año pasado suponen un 29,7% más, un porcentaje algo mayor que la media nacional (27,8).
En cualquier caso, la renovación sigue siendo demasiado lenta si se tiene en cuenta la antigüedad que han acumulado las flotas. En Cantabria la media de edad de los vehículos se sitúa ahora en 12,7 años y en 7,2 años la de las cabezas tractoras, unas cifras que no son muy distintas a las del conjunto del país pero que representan los peores datos desde 1993.
Las asociaciones cántabras del transporte de mercancías por carretera reúnen 3.500 vehículos. De ellos, 2.464 pertenecen a las 232 empresas integradas en AETRAC, que agrupa a las empresas de mayor tamaño. El millar de vehículos restante pertenecen a los 500 autónomos y pymes afiliados a Asemtrasan.
El censo de empresas del sector al concluir el año era de 1.753 –24 más que en 2014–, que dan empleo a unas 4.000 personas, una cifra bastante estabilizada.
Según los datos de AETRAC, sólo el 3,9% de estas empresas que tienen asalariados redujeron su plantilla el pasado año, mientras que el 82,6% la mantuvieron y el 13,5% generó nuevos puestos de trabajo. Un balance claramente favorable si se tiene en cuenta lo ocurrido en años anteriores.
La devolución del céntimo sanitario
Al hecho de que las empresas incrementasen levemente su facturación durante el año pasado, como reflejo de la todavía débil recuperación de la economía, se unió un acontecimiento absolutamente extraordinario, la devolución del céntimo sanitario, unos ingresos que han supuesto una gran ayuda para las empresas de transporte, aunque se trate de la mera recuperación de un dinero que habían pagado anteriormente al adquirir el combustible.
La sentencia del Tribunal de Luxemburgo declarando la ilegalidad de ese recargo aprobado por el Estado y aplicado por algunas comunidades autónomas ha permitido que los transportistas de la región que habían solicitado la devolución de las cantidades pagadas hayan recuperado 30 millones de euros ingresados entre 2012 y 2014. Un balón de oxígeno llegado del cielo para unas empresas todavía tambaleantes por la crisis y que será mayor cuando se complete el pago de las reclamaciones que hicieron a Hacienda aquellas firmas que se anticiparon a las sentencias de la Unión Europea y que se están tramitando como reclamaciones patrimoniales al Estado.
Un sector excesivamente criticado
En el balance que hace AETRAC anualmente no han faltado las quejas por lo que entienden una injusta atribución de culpas al sector.
“El transporte por carretera es un sector demonizado”, señala Miguel Angel Vía, presidente de esta patronal. “Nos culpan de la contaminación, de los accidentes, de la saturación de carreteras y no sabemos si lo hacen para justificar la cantidad de impuestos que nos están trasladando”. Lo cierto es, afirma Vía, que los motores de los nuevos vehículos industriales (desde la implantación de la norma Euro) tienen unos índices de contaminación bajísimos, que los accidentes de tráfico causados por un camión son apenas el 1% de todos los que se producen en las carreteras y que el único argumento que se podría aducir en contra del transporte de mercancías por carretera es la saturación de las vías. Pero en este caso, señala, los que tendrían más derecho a quejarse –y de hecho lo hacen– son los países situados en el centro de Europa y no los periféricos, como España.
Uno de los mensajes compartidos por las dos asociaciones que agrupan a la empresas cántabras de transporte es la petición de inversiones en obra pública y el apoyo al Puerto de Santander para la recuperación del tráfico de graneles. Según apunta Asemtrasan, unos 200 camiones basculantes, que son los que mueven las mercancías que entran o salen por el Puerto, están en estos momentos prácticamente parados, y otros cien, dedicados a la obra pública, han desaparecido.
“Nosotros pedimos al Gobierno cántabro un apoyo firme y decidido al Puerto de Santander, con una mejora en sus infraestructuras tanto viales como ferroviarias, y pedimos también una mayor inversión en obra pública, porque no se está haciendo nada; en términos coloquiales no se está arreglando ni un bache”, resume gráficamente el presidente de AETRAC, Miguel Angel Vía.