Una vejez en compañía

Desde que la televisión ha introducido la publicidad en las series de ficción, los anunciantes se esfuerzan por identificar una marca con los valores encarnados por un personaje. Eso es lo que está intentando la franquicia Edades al insertar su logotipo en el delantal de la búlgara de largas piernas que ayuda a la pareja de mayor edad en ‘Escenas de Matrimonio’, la comedia que Telecinco emite en horario de máxima audiencia.
La creciente longevidad de los cántabros y el cobro de las nuevas prestaciones económicas establecidas por la Ley de Dependencia están abriendo las puertas de par en par a las empresas de servicios para la Tercera Edad. No obstante, por lo general son compañías con una oferta mucho más amplia, desde el cuidado de niños o enfermos a labores del hogar o, simplemente, el hacer recados, como ir a la compra o llevar la ropa a una lavandería.
El director de Edades, Gabriel Lomas, dice que “los cántabros tienen que dejar de ver estos servicios como un lujo, porque no lo son”. De hecho, la mayoría de sus clientes tienen un estatus económico medio.
En el caso de su empresa, el precio de una hora de labores domésticas oscila entre los 9,90 y los 5,75 euros, en función del número de horas contratadas. Pero también en esto hay ofertas, como tres horas semanales de ayuda en el hogar por 119 euros al mes, una opción que resulta especialmente atractiva para los jóvenes.

Confianza y formación

La posibilidad de adaptarse a una tarifa variable y la selección de los trabajadores son algunas de las ventajas de contratar el servicio a través de esta empresa, que solicita informes previos de las trabajadoras (“son de toda confianza”, según su director) y estudia sus costumbres y las de su entorno antes de enviarlas a una casa.
Además, todas las empleadas que mueve (unas sesenta) reciben unos cursos de capacitación. La mitad de ellas son auxiliares de clínica, geriatría o expertas en atención domiciliaria y el resto son empleadas domésticas.
La agencia se hace responsable de su trabajo y se compromete a sustituir a la persona enviada por otra en un plazo de 24 horas si no fuera del agrado del cliente o no desempeñara bien su trabajo.
Los dos jóvenes emprendedores que pusieron en marcha la franquicia cántabra, Gabriel Lomas y su socio Pedro Fernández, ya intuyeron el despegue del sector en Cantabria en 2005, cuando crearon su primer centro en Cuatro Caminos (Santander), hoy trasladado a la calle Perines. Tres años más tarde abrieron en Santa Lucía y la ya prevista expansión de su red a Castro Urdiales confirman sus previsiones. Los dos locales ya existentes están situados a pie de calle, con una tienda que atrae a parte de la clientela donde también venden artículos adaptados de ducha y baño, bastones, muletas y sillas de ruedas.

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