LA CEOE VUELVE A ESTALLAR

Miguel Mirones ha ganado las batallas más desfavorables en una trayectoria dilatada, a pesar de su relativa juventud (46 años). A lo largo de su vida se ha planteado retos que parecían fuera de su alcance, entre ellos la presidencia de la Asociación de Hostelería o la de la propia CEOE cántabra, y ha triunfado, aunque fuese gracias a una suerte de alianzas tan precarias como para que todo el mundo le augurase un tránsito fugaz. Pero una y otra vez ha conseguido consolidar mayorías muy holgadas.
Curiosamente, cuando por fin gobernaba con comodidad en la CEOE regional, y empezaba a poner sus miras en destinos nacionales, es cuando su cargo se ha tambaleado con más fuerza.
Esta vez la tranquilidad no se ha roto por el reparto de poder entre las familias de la patronal, sino por la propia estructura burocrática interna. Su secretario general, Yves Díaz de Villegas le ha denunciado ante los órganos colegiados de la CEOE por hacer contrataciones presuntamente favorecedoras de sus intereses personales en una larga y durísima carta que algunos miembros de la dirección interpretan como la respuesta a un despido que se oteaba en horizonte (‘morir matando’, sintetizan) y que ha acabado por convertirse en un duelo personal al sol, en el que toda la región interviene como espectadora.
El resultado puede acabar con los dos fuera de la patronal, pero Mirones ha superado el primer escollo del largo rosario de problemas que le espera con relativa facilidad. El Comité Ejecutivo y la inmensa mayoría de la Junta Directiva aceptaron contratar una auditora acreditada que estudie y valore las denuncias, lo que aplaza la resolución de la crisis a la fecha en que se presenten los resultados, siempre antes del 30 de marzo. Hasta entonces, Yves Díaz de Villegas se mantendrá en el cargo con una titularidad más formal que real, puesto que su única actividad será facilitar la información que se le solicite por parte de esta auditora o de la Comisión Investigadora que se ha creado para el caso.
Tanto el Comité Ejecutivo como la Junta Directiva, máximos órganos de la patronal, se reunieron para estudiar las denuncias a las 48 horas de producirse, aunque para entonces ya eran conscientes de que el presidente de los constructores había llevado el asunto a los juzgados. El Comité quiso dejar zanjada la investigación en quince días pero la Junta, en la que participan todas las asociaciones sectoriales, decidió que el plazo de trabajo de la auditora sea de algo más de un mes, para que nadie entienda que se ha dado un carpetazo apresurado al asunto.

El factor González Cuevas

Tanto Mirones como los directivos más próximos parecen deseosos de que la resolución del caso se dilate lo menos posible, convencidos de que van a asistir a una campaña exterior de desestabilización. Unas palabras de Fidel González Cuevas ante la Junta Directiva, en las que manifestaba llevar cinco días preparando la denuncia presentada contra Mirones y contra Díaz de Villegas, cuando la carta del secretario de la patronal había sido conocida sólo 48 horas antes, ha alimentado esta teoría. Otros, sin embargo, sostienen que el presidente de los constructores se ha limitado a sumarse al río revuelto que se ha originado tras las denuncias de Díaz de Villegas.
Sea una reedición de las batallas anteriores de la CEOE, donde hasta las heridas aparentemente restañadas sangran una y otra vez; sea la respuesta rabiosa de Díaz de Villegas a un despido anunciado o sea la valiente denuncia de un secretario general que no quiere respaldar decisiones arbitrarias de su presidente, el asunto deja muy tocada la imagen de la patronal y especialmente la de Miguel Mirones que, no obstante, no tiene previsto dimitir, convencido de que ese es el objetivo último de un conflicto artificial que sólo busca apartarle del cargo.
Tendrá que marcharse si la auditoría le resulta desfavorable. En ese caso, los estatutos establecen que debiera ser el vicepresidente el que se haga cargo de la presidencia en funciones hasta terminar el mandato ordinario, lo que tampoco dejaría el paso libre a ninguno de los rivales de Mirones. Para ello tendría que producirse una campaña de deslegitimación pública que hiciese imposible la continuidad de la dirección en funciones. Pero ni siquiera en el caso de convocarse elecciones le resultaría fácil acudir a ellas a Fidel González Cuevas (en principio, ha dicho que no tiene interés en presentarse) porque las exigencias de los nuevos estatutos son casi insalvables para cualquier candidato que no sea designado desde dentro del aparato.

Las pugnas presidente-secretario

No es la primera vez que se da un conflicto entre un secretario general y un presidente. Lope Carral, antecesor de Mirones en el cargo, estuvo más de un año sin acudir a la sede de la patronal tras un enfrentamiento con el entonces secretario general, Miguel Angel Castanedo, ya fallecido. Unas circunstancia parecidas se volvieron a producir entre Castanedo y Mirones, y se saldaron con el despido del secretario, un acontecimiento realmente traumático para la patronal cántabra.
A partir de entonces, cambiaron muchas cosas y la CEOE se hizo mucho más presidencialista y más transparente. Hasta los mandatos de Mirones, ni siquiera los miembros de la Junta Directiva se atrevían a solicitar un informe detallado de las cuentas. Los sucesivos presidentes asumían un papel casi institucional, porque los estatutos no les concedían ningún poder ejecutivo efectivo, y los secretarios generales podían hacer y deshacer a su antojo.

Una vacante deseada

El despido de Castanedo rompió el frágil equilibrio de alianzas con el que Mirones había conseguido la presidencia y esa vacante tuvo algo que ver. En una región donde los puestos institucionales bien remunerados tradicionalmente eran tan solo las direcciones de la Caja y de la Mutua y la secretarías generales de la Cámara de Comercio y la CEOE, el puesto era codiciado por muchos y Mirones optó por sacar este asunto del terreno de juego, al comprobar que empezaba a enfangarlo aún más de lo que estaba.
El presidente acabó por convencer a la mayoría de su Comité Ejecutivo de que se dejase la elección en manos de una consultora, para que eligiese a un profesional sin adscripciones. Un sistema que a menudo se limita a vestir un candidato previamente decidido pero en que esta ocasión funcionó de manera irreprochable. El elegido fue un ingeniero de Caminos llamado Yves Díaz de Villegas, hijo del catedrático de Ferrocarriles de la UC, José Manuel García Díaz de Villegas, con un currículo perfecto y una personalidad muy poco acomodaticia, aunque quizá esto no lo sabían los directivos de la CEOE. Yves Díaz de Villegas tuvo que acabar la carrera fuera de la región tras haber sido expulsado de la Universidad de Cantabria por enfrentarse a un profesor conflictivo en defensa del colectivo de alumnos que lo sufrían y que aún hoy se lo agradecen.
El nuevo secretario general fue recibido con entusiasmo en la CEOE cántabra y pronto se ganó el respeto de todos, incluidos aquellos que tenían su propio candidato.

Diferencias con el secretario

Tras una ruptura traumática de la patronal, de la que se fueron el Metal, la Construcción y los comerciantes agrupados en Coercan, Mirones empezó a tener una mayoría suficiente como para cambiar los estatutos y conseguir así una presidencia ejecutiva y no solo nominal. Buena parte del poder que ganaba el presidente lo perdía el secretario general, aunque esa circunstancia no parecía afectar a Díaz de Villegas, bastante menos dado al politiqueo interno que sus predecesores. No obstante, el secretario general empezó a verse desplazado de muchas decisiones de la gestión interna. Con el paso del tiempo y la incorporación de personas de la confianza de Mirones a las jefaturas decisivas, Díaz de Villegas quedó en un terreno de nadie, entre el presidente y la jefa de gabinete de Mirones que posteriormente fue nombrada vicesecretaria general, Beatriz Benéitez, su mano derecha desde que presidía la Asociación de Hostelería.
Esta situación acabó por provocar importantes diferencias entre Mirones y Díaz de Villegas, que tras ser amenazado de despido no le dio al presidente la oportunidad de ejecutar su amenaza. Antes elaboró un extenso informe que hizo llegar a los 67 miembros de la Junta Directiva, con una recopilación de denuncias contra Mirones sobre contratos de catering y comunicación adjudicados a empresas que podrían estar vinculadas con el presidente, incorporaciones de personal que no pasaban por el sistema de selección que CEOE ofrece a sus asociados y la contratación de unas naves que la patronal cántabra ha habilitado como centro de formación en Campogiro (Santander) con una inversión superior a 600.000 euros y que son propiedad de un cuñado del presidente.

Cataclismo

La inmediata salida a la luz pública del informe provocó un cataclismo regional que no solo ha afectado a la CEOE sino que también ha dejado descolocados a todos los partidos políticos, que han hecho lo posible por alejarse del caso.
El único beneficiario aparente de esta nueva crisis de la patronal cántabra era el candidato oficial en las primeras elecciones ganadas por Mirones, Fidel González Cuevas, presidente de la patronal de los constructores, que nunca ha perdido sus expectativas de hacerse con el cargo. Unas expectativas que parecen desinflarse tras la reunión de la Junta Directiva de la CEOE, donde su pretensión de que Mirones fuese forzado a dimitir inmediatamente apenas encontró respuesta.
González Cuevas, no obstante, había lanzado previamente un misil por vía judicial, al denunciar tanto a Mirones como a Díaz de Villegas ante la Fiscalía, que ahora tendrá que resolver. De esta forma, se aseguraba dos vías distintas para tratar de retirar a su rival del escenario (una interna y otra judicial). Al incluir en la denuncia al secretario general, por no haber actuado antes, da la impresión de querer cazar dos pájaros con el mismo tiro. Si lo consigue, además de dejar vacante la presidencia quedaría vacante la secretaría general, muy importante para negociar apoyos, aunque a la vista de como están las cosas, parece que necesitaría muchos.

Improbables elecciones

No obstante, es muy improbable que lleguen a convocarse elecciones. En el caso de que la auditora y la comisión encargada de inspeccionar las irregularidades denunciadas forzasen la salida de Mirones, su sucesor en funciones sería el vicepresidente y a la conclusión del mandato lo previsible es que apareciese un candidato oficial que saldría del Comité Ejecutivo, donde hay integrantes, como Gustavo Larrázabal, presidente de Tinamenor, que podrían conseguir un amplio respaldo.
El tiempo también juega a favor de Mirones, que ha demostrado una y otra vez su capacidad para desenvolverse en situaciones de conflicto, tanto en su carrera empresarial –hasta el momento ha salido bien parado de la crisis de Socueva– como en las sucesivas intentonas para apartarle de la presidencia de la CEOE cántabra.
Defensor del anterior presidente de la CEOE nacional, Gerardo Díaz-Ferrán, no ha tenido tampoco dificultad para situarse magníficamente con el nuevo presidente, Joan Rosell, al apostar por su candidatura en las recientes elecciones, hasta el punto que es uno de los pocos presidentes territoriales que está al frente de una de las comisiones de la patronal nacional.

Suscríbete a Cantabria Económica
Ver más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Botón volver arriba
Escucha ahora   

Bloqueador de anuncios detectado

Por favor, considere ayudarnos desactivando su bloqueador de anuncios