Un paseo por Santander en moto de agua, una experiencia única en un entorno privilegiado

Pocas actividades en la costa cantábrica combinan tan bien el disfrute del paisaje, la emoción deportiva y el contacto directo con el mar como un paseo en motos de agua en Santander. Esta modalidad de turismo activo, que en la última década ha ido consolidándose como una de las experiencias náuticas más solicitadas, ofrece una perspectiva completamente distinta de uno de los rincones más emblemáticos del norte de España.

La bahía de la capital cántabra es considerada por muchos expertos como una de las más bellas del mundo y además, un entorno privilegiado para la navegación. Sus aguas, protegidas del oleaje del Atlántico por la península de la Magdalena junto con la franja arenosa de El Puntal, reducen el riesgo de fuertes corrientes y convierten a este lugar en el ideal tanto para principiantes como para quienes buscan una experiencia más técnica.

En poco más de una hora, los usuarios pueden recorrer espacios icónicos como el faro de la isla de Mouro, las playas del Sardinero, los acantilados de Cabo Menor o el muelle del centro de la ciudad. Todo ello sin necesidad de licencia náutica, puesto que muchas de las rutas ofrecidas por empresas locales como Ocean Jet, situada en Pedreña, se realizan con guía y en grupos controlados, siempre cumpliendo con las normativas vigentes de seguridad y navegación.

El alquiler se realiza generalmente por franjas de tiempo —desde 30 minutos hasta una hora y media—, y en modelos de motos biplaza, lo que permite que dos personas compartan la experiencia sin encarecer el coste. A diferencia de otras actividades náuticas, el jet ski no requiere experiencia previa. Basta con una pequeña sesión de instrucciones antes de salir, donde este tipo de compañías explican las normas básicas de navegación, así como los límites de velocidad y las señales que deben respetarse.

Las empresas turísticas especializadas proporcionan todo lo básico, tanto el chaleco salvavidas homologado como el traje de neopreno. Este último elemento es imprescindible porque brinda protección térmica y actúa como barrera frente al roce o las constantes salpicaduras. No obstante, se aconseja llevar ropa de baño, toalla y protección solar.

El mejor momento

El mejor momento del año para disfrutar de esta experiencia es, sin duda, entre finales de junio y principios de septiembre, cuando las condiciones meteorológicas son más estables y las temperaturas más agradables. En este periodo, predominan las brisas suaves y una buena visibilidad. Además, al ser temporada alta, muchas empresas amplían sus horarios y ofrecen salidas desde primera hora de la mañana hasta última hora de la tarde.

Fuera de esta franja estival, también es posible alquilar motos de agua, principalmente durante la primavera o el comienzo del otoño, aunque conviene consultar previamente las condiciones del mar y la previsión meteorológica. Aún así, es buena época para reservar una experiencia turística de este tipo ya que la afluencia de turistas disminuye, los precios son más reducidos y el usuario puede disfrutar de una mayor sensación de exclusividad, al surcar el mar con menos embarcaciones a la vista.

El creciente interés por el turismo activo y las experiencias personalizadas ha convertido el alquiler de motos de agua en Santander en una opción cada vez más habitual para quienes visitan la región en busca de algo más que sol y playa. Además de la emoción que supone pilotar sobre las olas, esta actividad permite descubrir enclaves naturales desde una perspectiva poco habitual, uniendo deporte, naturaleza y turismo cultural en una sola jornada.

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