Nada es como parece
UN ENCANTADOR NEGOCIO RUINOSO.- El fútbol es un mal negocio, todo el mundo lo sabe, pero… todo el mundo quiere estar en él y algunos de forma compulsiva. Francisco Roig, un conflictivo personaje que ya fue presidente del Valencia y que es el primer accionista individual con el 17% del capital ha lanzado una oferta a los minoritarios para adquirir sus títulos y los paga a doce veces su valor nominal y el consejo de administración ha replicado con una oferta idéntica. Es cierto que Roig quiere ser presidente a toda costa, pero también es cierto que nadie se compromete a una inversión semejante si no espera obtener un mínimo retorno. Pero lo más sorprendente es que Roig ofrezca semejantes plusvalías después de haber acusado en varias ocasiones a los actuales dirigentes de haber arruinado al club.
LOS ASTILLEROS, ESE POZO SIN FONDO.- La Comisión Europea está enfadada por las ayudas públicas que España ha concedido a Izar (los antiguos Astilleros Españoles) y amenaza con abrir un expediente a nuestro país. España refinanció la deuda de Izar en 1997 con 800 millones de euros y se comprometió a no conceder nuevas ayudas nunca más, aplicando una política de saneamiento que, entre otros efectos, provocó la venta al sector privado de los astilleros cántabros Astander. Sin embargo, Bruselas asegura que el Gobierno español ha vuelto a financiar con 1.500 millones de euros a la compañía, una subvención ilegal con arreglo a las leyes europeas de la competencia. El Gobierno, que tanto énfasis ha puesto en la privatización de las empresas rentables, no tendría por qué pasar estos tragos si pusiese el mismo interés en privatizar de una vez las que pierden dinero, como los astilleros que, visto lo visto, no tienen solución posible.
PARA NO TENER PROBLEMAS CON EL IPC.- Los consejeros de las ocho mayores empresas españolas se duplicaron el sueldo el año pasado. A pesar de que los resultados no fueron especialmente brillantes –en varias de ellas descendieron los beneficios por primera vez en muchos años– los administradores optaron por considerar que no estaban suficientemente bien pagados y se subieron su remuneración un 110,38% de media, de forma que ahora ganan, como promedio, 2,89 millones de euros al año (481 millones de pesetas). Una política que por sí misma sería discutible y que convierte en tomadura de pelo el código de buen gobierno tan manoseado en los últimos meses.
UNA MUESTRA DE INDEPENDENCIA.- Europa ha conseguido desbloquear por fin su proyecto de localización por satélite, alternativo al GPS norteamericano. En esta batalla política interna que ha pasado mucho más desapercibida ante la opinión pública que la producida a consecuencia de la guerra de Irak, el Continente se jugaba su propia credibilidad, y la ha ganado. Estados Unidos ha intentado en todo momento impedir que los europeos tengan su propio sistema de satélites geoestacionarios, para no perder una ventaja económica y estratégica sustancial (su GPS sólo facilita datos exactos al ejército de los EE UU, mientras que para el resto de los usuarios introduce pequeños errores que lo hacen inservible en balística, por ejemplo). Lo realmente sorprendente no es que EE UU quisiera conservar su monopolio, que está en su derecho, sino el que algunos países europeos hayan hecho todo lo posible para apoyar su pretensión, boicoteando el proyecto hasta ahora.
MAS AYUDAS TELEVISIVAS.- La televisión digital terrestre no despega en España (recuérdese la quiebra de Quiero TV) y, como siempre, será el sector público el que se haga cargo del problema. El nuevo sistema lo pondrá en marcha TVE y la SEPI (el antiguo INI) se ha comprometido a financiar los costes del rodaje. Y es curioso observar el aplauso que esta decisión ha suscitado en medios informativos de corte liberal que tan visceralmente suelen rechazar el intervencionismo público. No hay que escarbar mucho para deducir las razones. Se trata de medios de comunicación que participan en licencias para el futuro sistema de televisión y no han sido capaces de ponerlas en marcha, porque los españoles no parecen dispuestos a comprarse los descodificadores preparados para captar la nueva señal y, por tanto, no hay anunciantes interesados en contratar spots. Lo lógico es que quienes no han sido capaces de hacer frente a los compromisos adquiridos al recibir gratuitamente una licencia de televisión, la pierdan. Lo ilógico es que, además de regalarles una licencia, se les financie la creación de un mercado forzando a TVE a preparar una programación alternativa en digital con el objeto de incitar a los españoles a poner en su casa los descodificadores y así, dejar el terreno preparado a los concesionarios.