PANORAMA INTERNACIONAL

Los nuevos filántropos
El instinto filantrópico de los americanos ricos ha sido siempre una notable fuente de financiación para las buenas obras en todo el mundo. Sin ir mas lejos, las fundaciones Rockefeller y Ford son dos importantes instituciones que han recogido parte de la riqueza que produce la industria y la han puesto al servicio del bien común en lugares muy diversos.
Ahora hay una nueva generación de americanos fabulosamente ricos que también han decidido donar una parte de su patrimonio para ese bien común (…) El más conocido es, sin duda, Bill Gates, quien está fomentando el tratamiento del sida y la malaria a través de una fundación que gestiona con su mujer, Melinda, y que está gastando y consiguiendo más que muchos gobiernos.
El último ejemplo de esta nueva hornada es Pierre Omidyar, dueño del portal de subastas eBay quien, a diferencia del anterior, ya no pinta nada en la gestión de su empresa y se dedica únicamente a la filantropía (…)
Una de las cosas que más sorprende de esta nueva preocupación por los pobres es el cambio de filosofía al abordarla. Omidyar era uno de los empresarios de Silicon Valley cuyos negocios tuvieron el apoyo de los fondos de capital riesgo y lo que pretende es extender ese sistema a la esfera de la atención pública. Su fondo de inversión ofrece ayuda financiera a los que quieran ayudarse a sí mismos y pone intereses en los préstamos, no regala el dinero, de manera que los beneficios que se produzcan se reinviertan para ayudar a otros necesitados.
Financial Times

Las protecciones agrarias
En Washington, un senador por el estado de Nueva York ha metido un gol al Gobierno en forma de proposición de ley. En él amenaza con subir al 27,5% las tarifas aduaneras para las importaciones de China, si ese país no se decide a revaluar su moneda en un porcentaje similar porque, según el senador, parece haber demasiados campesinos chinos saliendo de la miseria (…)
Al margen de esta circunstancia, es verdad que atravesamos un mal momento para la economía de mercado y para las relaciones entre los países pobres y ricos, porque la Ronda Doha tiene problemas. Cuando empezó, en 2001, se decía que era un gran esfuerzo para fomentar el crecimiento entre los pobres y la reducción de las barreras al comercio de productos alimenticios. Sin embargo, en las pasadas semanas una propuesta bastante valiente de los EE UU para reducir la protección a sus granjeros ha tenido una respuesta mucho menos entusiasta de la UE y ninguna por parte de Japón. En Francia se dice que la UE debe permanecer como un “poder agrícola”, incluso a expensas de los contribuyentes y de los pobres y según el propio Chirac se debe luchar contra el “liberalismo”.
The Economist

El Extremo Oriente puede con todo
Para ser una región que ha sufrido este año un retroceso exportador, una reducción en las importaciones y la subida del petróleo, el Este de Asia está consiguiendo unos números bastante buenos (…) A pesar de las circunstancias adversas, la zona se espera que tenga un crecimiento del 6,2% este año y el que viene, lo que no está nada mal aunque no llegue al excepcional 7,2% del pasado año (…) Y no hay que olvidar que el impacto de los precios del petróleo ha sido aún mayor debido a la desaparición de algunas ayudas a la energía, algo que servirá para hacerles más fuertes a largo plazo.
No obstante, hay algunas incertidumbres. La expectativa de que en China se está gestando un nuevo boom inversor provocará el recalentamiento de la economía y, si fuera verdad, resultará más necesario aún llevar a cabo una corrección a través de una nueva apreciación de la moneda.
Financial Times

La banca y los pobres
En los países ricos, los servicios financieros funcionan bastante bien a pesar de todo (…) En cambio, cuando se trata de los países en desarrollo son de horror o están por completo ausentes. Sin un sitio seguro donde llevar el dinero, los pobres no tienen más remedio que meterlo en la viga, gastarselo en vacas que en cualquier momento pueden enfermar o comprarse joyas que les pueden robar o no saben cómo podrán vender después (…)
En las Islas Filipinas, los prestamistas van de pueblo en pueblo en una moto y esperan que al mes les devuelven seis pesos por cada cinco que prestan, lo cual, trasladado a un interés anual significa el 1.000%.
Pero no es el único ejemplo. Para los trabajadores de los países pobres que se aventuran a ir al extranjero, mandar dinero a su casa puede resultarles muy oneroso, lo cual no impide que tales remesas se hayan convertido en una importante fuente de ingresos para muchos países, empequeñeciendo las entradas de capital extranjero como inversión directa o de la ayuda multilateral. En este terreno, nada es comparable a lo que supone enviar algún dinero desde los EE UU a Venezuela, que puede llegar a costar hasta un 34% del monto del envío, según el Banco Mundial.
¿Porqué se trata así a los pobres? La respuesta fácil es que tienen poco dinero y no resultan clientes apropiados para los sofisticados servicios financieros, pero la explicación más acertada es que han salido perdiendo con el mercado global y por la falta de regulación, aunque, afortunadamente, este fallo se está empezando a remediar.
The Economist

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