El Santander, con las pilas recargadas

Ninguna de las fusiones del panorama bancario español ha resultado fácil y el Santander también ha tenido que pagar un peaje por absorber primero Banesto y más tarde el Central Hispano. Un periodo incómodo, propiciado por algunos antiguos consejeros de Banesto dispuestos a morir matando, al que más tarde se unió la crisis de Argentina y un escenario de tipos de interés muy complicado para sacar rendimientos. Pero el Banco ha vuelto a hacer hucha y asegurarse los beneficios de los dos próximos ejercicios, algo que siempre fue tradicional en el Santander y no resultó posible en los dos últimos años. Botín tuvo que reconocer en la junta del 2003 que el ejercicio anterior no había sido satisfactorio, como consecuencia de un cierto retroceso, pero las aguas han vuelto a su cauce. A medida que han pasado los trimestres del 2003 los resultados han retomado una senda creciente y el comienzo de 2004 ha sido exultante. Tanto que el Banco ha retomado su política agresiva de compras y hubiese adquirido el Abbey National británico de no haberse producido una filtración a la prensa que alteró la valoración del banco inglés.
El margen de explotación aumentó el pasado año un 3%, una cifra que puede parecer moderada, pero que no lo es si se tiene en cuenta que el escenario de bajos tipos de interés hizo que el año precedente el margen descendiese un 6%. El Banco se ha visto forzado a apurar su eficiencia (ya ha roto la barrera de los 50 euros de gasto por cada 100 que ingresa y en Europa ha bajado de 44), además de aumentar el negocio, para compensar esa evolución de los tipos. También ha ayudado el haber ingresado un 7% más por comisiones.

El colchón para los próximos años

La evolución de la Bolsa el año pasado también ha ayudado y el Santander acumula ahora 3.000 millones de euros en plusvalías latentes, sin incluir la inversión en la empresa de telecomunicaciones Auna. Aunque este año los mercados financieros no le darán satisfacciones, porque la Bolsa se está mostrando más perezosa, Botín tiene otras alternativas para llenar el saco. Por lo pronto, ya ha amortizado todo el fondo de comercio de los bancos que compró en Latinoamérica (la diferencia entre el precio pagado y su valor contable), lo que permitirá reducir sensiblemente el dinero dedicado a dotaciones. Hay que tener en cuenta que sólo por la compra de Banespa hubo de amortizar 2.242 millones de euros el pasado año.
Las filiales americanas –que cada vez emplearán más el logo del Santander y menos su nombre originario– están recuperando el tono muy rápido, hasta el punto que en el primer trimestre de 2004 sus beneficios han aumentado más de un 24%, en parte por el éxito de una campaña de lanzamiento de tarjetas en México. Pero el banco confía también en Europa y no tanto en el negocio ordinario como en su nuevo foco de atención: la financiación del consumo. A través de las compras realizadas recientemente, el Santander ha conseguido crear la tercera financiera de Europa y la primera en el ramo de automóviles. Su crecimiento es muy rápido y este año ya aportará al Banco 300 millones de euros de beneficio (50.000 millones de pesetas) y, lo que es más importante, a estas alturas tiene ya 7,5 millones de clientes.

Polémicas: Dos buenos negocios

Botín quiso dejar claro en esta junta dos cosas: que las jubilaciones de Amusátegui y Sáez habían sido un buen negocio para la entidad, dado que la fusión con el Central Hispano y los dos ejercicios posteriores depararon beneficios históricos, y que Iberoamérica también ha sido muy rentable, a pesar de sus crisis. El Banco ha repatriado ya beneficios por importe de 3.500 millones de euros (unos 600.000 millones de pesetas) y el capital allí invertido ha tenido un retorno del 10%. El Santander ha puesto las bases comerciales, con la mayor franquicia bancaria de la zona, y cree que a partir de ahora lo rentabilizará aún más. En México, el objetivo inmediato es conseguir un 20% de cuota de mercado y en todo el área su intención es duplicar el número de clientes en los tres próximos años.
Las acciones del Banco no han llegado a recoger estas perspectivas. Aunque en los últimos diez años subieron un 327,5%, tres veces más que el IBEX, la evolución anual decepciona al propio Botín que aseguró contundentemente que la cotización está lejos del valor real, al no reflejar la excepcional posición que ha adquirido en la financiación del consumo en Europa o la amortización de todos los fondos de comercio.
El beneficio neto del Santander creció el pasado año un 16,2% y se situó en 2.611 millones de euros. Para este ejercicio, Botín se ha puesto como objetivo, de nuevo, los 3.000 millones de euros, que ya se planteó hace dos años y entonces no pudo conseguir por la brusca caída de los mercados. Esta vez no tendrá problemas en alcanzarlo. Si el ejercicio continúa al ritmo actual, podrá superarlos holgadamente. El Banco seguirá siendo el primero en beneficios del área euro y, a poco que mejore la cotización, el undécimo del mundo por valor bursátil.

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