El tramo Molledo-Pesquera, a punto

La culminación el próximo mes de enero de las obras de la Autovía de la Meseta en los tramos que discurren por Cantabria va a convertir 2008 en un hito para la historia de las infraestructuras viarias en la región. Esa fecha señalará el fin de la anómala circunstancia de que la comunidad cántabra sea la única del norte de España que no está comunicada con el interior del país por autovía. Un histórico aislamiento que ya debió ser solventado en la década de los ochenta, cuando se optó por ampliar la plataforma de la carretera nacional Santander-Palencia en Las Hoces de Bárcena, convirtiéndola de paso en uno de los tramos más peligrosos de la red nacional, en vez de acometer la construcción de una autovía.
No es casualidad tampoco que sea precisamente el tramo entre Molledo y Pesquera, actualmente comunicado por las Hoces, el último en ser acabado ya que en él se resumen las dificultades técnicas que ha debido afrontar la Autovía de la Meseta para vencer la abrupta orografía de esta zona de Cantabria.
También han pesado sobre la demora en ejecutar este último tramo, la objeciones medioambientales planteadas por asociaciones ecologistas en defensa del bosque de Montabliz, amenazado por el trazado inicialmente previsto por Fomento. La tenaz oposición de estos grupos, consiguió que se realizara en 2002 una nueva Evaluación de Impacto Ambiental de la que derivó el trazado actual que preserva un paraje, en el extremo oriental del Parque Natural Saja-Besaya, de gran valor ecológico.
Un tramo de récords

Cerca de cinco años han sido precisos para concluir este último tramo de autovía, a pesar de que no llega a los 12 kilómetros. En abril de 2003 se colocaba la primera piedra del trazado que discurre entre Molledo y Pesquera, en cuya ejecución se han alcanzado algunas cotas que superan lo realizado hasta ahora en España en este tipo de infraestructuras. Así, los 162 millones de euros invertidos hacen que sean los kilómetros más caros de todos los ejecutados en nuestro país. Pero, sin duda, el rasgo más espectacular de este trazado es el colosal viaducto de Montabliz, en Bárcena de Pie de Concha, que con sus 145 metros de altura es el puente más alto de España y uno de los mayores de Europa, superado tan sólo por los 270 metros del viaducto de Millau (Francia), los 192 del Europabrücke (Austria) y los 185 del Kochertal (Alemania).
El deseo de minimizar el impacto ambiental de esta estructura sobre el valle del Bisueña ha llevado a sus diseñadores a limitar a cuatro los pilares que sustentan el tablero, que salva un vano de 721 metros de longitud. Este reto técnico se ha salvado con la consecución de otro récord, al convertir al viaducto de Montabliz en el puente con más luz entre pilas de España: 175 metros en su parte central (los otros cuatro vanos tiene entre 155 y 110 metros de luz).
En su construcción, Ferrovial ha aplicado técnicas novedosas, como el encofrado autotrepante para levantar las pilastras o el empleo de carros para el avance en voladizo del tablero.
Esta técnica se ha utilizado también en algunas otras estructuras de este tramo, en el que ha sido preciso construir cinco puentes: Los Arroyos (440 metros), Cobejo (148 m), Pujayo (420 m), Montabliz (721 m) y Rioseco. En total, 2.080 metros de autovía discurrirán sobre viaductos, lo que supone el 17% de la longitud total del trazado.
El tramo ha exigido también la construcción de un túnel de 1.500 metros, el de Somaconcha, así como de un falso túnel en Molledo de unos 100 metros.
La complejidad técnica de algunas de estas estructuras se ha visto acentuada por lo escabroso del terreno y los condicionantes medioambientales. Ha sido preciso, por ejemplo, crear hasta 5 kilómetros de nuevos caminos para que la maquinaria pudiera acceder al punto en que se levanta el viaducto de Montabliz y los túneles de Somaconcha tan sólo se han podido excavar por una de las bocas, debido a las limitaciones impuestas por la declaración de impacto ambiental.
El duro invierno sufrido en 2005, que obligó a la paralización de las obras, contribuyó también a la demora acumulada en la ejecución de este último tramo. Una tardanza que, sin embargo, será rápidamente olvidada cuando, dentro de un par de meses, podamos ‘jubilar’ por fin el tortuoso tramo de Las Hoces de Bárcena.

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