El nuevo rostro de Numancia

La reactivación de los barrios mediante la construcción de centros cívicos es una de las estrategias que mejor funcionan a la hora de cohesionar a sus habitantes, añadiendo una dimensión social a su entorno y ayudando a aumentar una calidad de vida que no siempre es fácil de lograr en las grandes ciudades.
La zona de Numancia, en Santander, era una de las que más claramente precisaban de un centro de esas características pero no era sencillo encontrar la financiación para levantarlo y un edificio adecuado. Dos convenios han hecho posible la construcción del centro cívico que los vecinos venían reclamando desde hace años. Por un lado, el programa de colaboración que el Ayuntamiento de Santander viene desarrollando con la Fundación Botín, que ha permitido la apertura de ocho nuevos centros en diferentes zonas de la capital a lo largo de los últimos cuatro años. Por otro, el acuerdo alcanzado en 2012 con Telefónica por el que la operadora cedía parte del edificio que tiene en la calle Cisneros a cambio de que el Ayuntamiento le autorizase a construir viviendas en los inmuebles que aún posee en las calles Arrabal, General Dávila y Cardenal Herrera Oria.

Una inversión compartida

El presupuesto del centro cívico de Numancia se había fijado en 1,4 millones de euros, de los que la Fundación Botín aportaría la mitad, pero la obra ha resultado bastante más barata.
El interés que despertó entre las empresas constructoras, en una época de ausencia casi absoluta de obra pública, hizo que se presentaran 18 ofertas a la licitación. Eso propició que la construcción del centro, o más bien la reforma del edificio preexistente para adecuarlo a su nueva función, fuese adjudicada a Dragados en 893.000 euros.
El convenio firmado con Telefónica establecía un calendario para el progresivo abandono de las instalaciones que iban a ser ocupadas por el centro cívico, porque lo cedido al Ayuntamiento no es la totalidad del edificio sino las plantas 1ª y 3ª y la mitad de la planta baja. Unos espacios que suponen el 62% de los 2.000 m2 que tiene el inmueble.
En la planta baja se ha habilitado una gran zona de recepción y se ha abierto una entrada por la fachada sur, para facilitar el acceso. En la primera planta se ha instalado la ludoteca para los más pequeños, además de un espacio para reuniones y una biblioteca.
Por último, en la tercera planta se ha creado una zona multiusos de grandes dimensiones, aunque con tabiques móviles para formar espacios más reducidos, donde cabrán actividades como bailes de salón, gimnasia o proyecciones. Esta planta se completa con un aula de informática dotada con 15 ordenadores.
Exteriormente también se han llevado a cabo algunas mejoras, aunque manteniendo la imagen del edificio. Así, se ha sustituido toda la carpintería de hierro, que estaba en mal estado, por otra de aluminio. También se ha reparado y limpiado toda la fachada, levantando el gresite y forrando los pilares de hormigón con panel alucubond.
Completa la adecuación del inmueble un nuevo ascensor en el patio de la cara norte, que comunicar todos los espacios del edificio.

Reurbanización de Numancia

El nuevo centro cívico va a ser el referente social de las más de 17.000 personas de la zona, que ya están experimentando otros cambios que mejoran su calidad de vida, como las cinco rampas y la escalera mecánica que permiten salvar el desnivel de 45 metros (12% de pendiente) que hay entre la Plaza de Numancia y la calle de General Dávila. Unas obras ejecutadas por Ferrovial que han costado 1,8 millones de euros.
La mejora de la zona se ha completado con la reordenación del tráfico en la plaza, una de las más concurridas de la ciudad, ya que es el nodo de unión entre la Alameda –la populosa arteria que discurre entre Vargas y San Fernando– y las calles más comerciales de la capital.

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