El Seve’s Trophy, la oportunidad de Cantabria
La oferta de Severiano Ballesteros de celebrar el Seve’s Trophy en Cantabria ha pasado casi desapercibida, pero puede ser uno de los acontecimientos deportivos más relevantes de los próximos años. El trofeo, que enfrenta a una selección de los jugadores europeos continentales con los mejores de las Islas Británicas sólo puede compararse, por su formato, con la Ryder Cup (en un escalón menos, por supuesto), y se ha asentado muy rápido como cabía esperar del prestigio que tiene Seve en el Reino Unido y del interés que suscita un enfrentamiento de estas características.
La opción de Cantabria es para 2011, ya que las dos próximas ediciones, las de 2007 y 2009 están decididas y se harán en campos irlandeses. Pero no es fácil que pueda celebrarse sin el apoyo de las instituciones, dado que los costes de organización suponen un desembolso de alrededor de seis millones de euros, aunque buena parte de esta inversión se recupera a través de las retransmisiones de televisión y patrocinadores.
El único campo regional en condiciones de optar a ser sede de este campeonato es el de Santa Marina, muy cerca de Oyambre, diseñado precisamente por Ballesteros. Un lugar de enorme belleza, muy próximo a la costa y un campo exigente, como requiere la disputa de campeonatos de alto nivel. La reciente adquisición de diez nuevas hectáreas permitirá mejorar aún más sus condiciones, así como la construcción de un hotel de cinco estrellas y 120 habitaciones, que ya está decidida, aunque los propietarios se enfrentan desde hace década y media a la inseguridad jurídica que se ha derivado de la desordenada actuación de las autoridades urbanísticas en la zona, afectada por las normas de protección del parque natural de Oyambre.
Otra de las mejoras inmediatas es la rehabilitación de un gran molino que se encuentra dentro del perímetro del campo, una construcción muy notable que junto a la casa club y una vieja ermita que se encuentra a la entrada del campo le dan un valor arquitectónico añadido.
Un icono al que no se le saca partido
La celebración de un campeonato como Seve’s Trophy pondría a Cantabria en el mapa de todos los aficionados al golf. Manuel Ruiz de Villa, presidente del Club de Golf de Santa Marina pone como ejemplo lo ocurrido en Irlanda, que ha convertido sus ásperas dunas en una sucesión de campos, a pesar de tener unas condiciones climatológicas severas, con diez grados menos de media que Cantabria y fuertes vientos permanentes. Eso no ha impedido crear una economía costera basada en el golf y apoyada por una red de hoteles de superlujo.
“Aquí no sacamos ningún rendimiento de tener una figura como Seve”, dice, “probablemente el deportista español más conocido universalmente, ni de contar con un clima muy propicio”. Ruiz de Villa cree que vincular la región con Ballesteros atraería a esa élite de jugadores aficionados que se desplazan por todo el mundo, siempre que la región sea capaz de ofrecer varios campos de golf de 18 hoyos, para satisfacer el espíritu descubridor de nuevos greenes que tienen estos jugadores.
Como ocurre con la elección de las sedes para campeonatos mundiales o juegos olímpicos, la del Seve’s se hace con antelación suficiente, para que el lugar elegido pueda promocionarse y crear las infraestructuras necesarias. Un proceso de marketing que tiene su punto culminante en los cuatro días de juego, cuando televisiones de todos los países europeos retransmiten los partidos.
Ese puede ser el escaparate para una región como Cantabria, que quiere subirse al carro del golf, pero que lo está haciendo con poco brío, si se compara con la velocidad vertiginosa con que surgen nuevos campos en Levante o Andalucía. Algo que no resulta fácil de comprender, ya que las condiciones naturales son incomparablemente mejores, tiene el mayor ratio de España de federados, entre ellos cinco campeones nacionales y uno de los golfistas más carismáticos de todos los tiempos, Severiano Ballesteros.
