Trabajo temporal envuelto en papel de regalo

En Navidad también se trabaja. Mientras algunos se relajan para atender los compromisos sociales derivados de las fiestas, otros aprovechan para ganar un poco de dinero con los trabajos ocasionales que han surgido alrededor de esta enorme fiesta del consumo. Este flirteo laboral no sólo es una forma de hacer hucha para muchos jóvenes, sino que también es el primer escalón para su futura incorporación al mundo del trabajo.
A la hora de dibujar el perfil de las personas empleadas en la campaña navideña, las empresas de trabajo temporal lo tienen claro: se trata de un joven en paro o de un estudiante menor de 25 años que aprovecha el parón de las vacaciones navideñas para obtener unos ingresos adicionales con los que costearse las fiestas. El nivel de estudios carece de importancia porque son empleos que no requieren cualificación y el sexo tampoco suele convertirse en un obstáculo pues, como confirma Silvia Virto, responsable de selección de Adecco en Cantabria, “mientras que en otras épocas del año se piden perfiles diferenciados, en Navidad se contratan chicos y chicas en la misma proporción”. Una opinión que no parecen compartir en determinados comercios, que se inclinan por la contratación de mujeres, pero que sí coincide con la estadística registrada por otra empresa de trabajo temporal, Alta Gestión, donde el porcentaje de hombres empleados en este periodo (54%) sólo es levemente superior al de mujeres (46%).

Lluvia de trabajos

Centros comerciales como El Corte Inglés de Santander llegan a incrementar su plantilla en un 20% entre los meses de diciembre y enero. Sólo para reforzar las labores de atención al público incorporan a 250 personas con objeto de “ajustar la calidad del servicio a la mayor afluencia de público”, dicen. A la creación de estos puestos de trabajo directos, cabe añadir otros 150 que se generan en servicios subcontratados, como la seguridad, la limpieza o el reparto a domicilio.
Las ETTs se mueven rápido para responder a las necesidades específicas que surgen en las empresas con la llegada de la Navidad. Algunas como Adecco indican que las ofertas de empleo para Santander y sus alrededores se duplican con trabajos encaminados a realizar inventarios para grandes almacenes, promociones comerciales, transportes, atención al público o tareas de carga y descarga. Y, por supuesto, camareros y azafatas para eventos.
Aunque los trabajos no duran más de lo que duran las fiestas, todos coinciden en que los empleados, tras su primer contacto con la empresa, tienen más oportunidades de ser contratados. “Cada año, más de un 30% de los trabajadores que empleamos en España acaban siendo contratados directamente por la compañía para la que prestaban servicio”, señala el director de zona de Alta Gestión, Alberto Chouza. Algo de lo que también hacen gala en El Corte Inglés donde tienen en cuenta a estos trabajadores navideños para las bajas que puedan producirse en el futuro.
Como es fácil imaginar, la mayoría de los contratos firmados son por circunstancias de producción (86%), obra y servicio (13%), y sólo un 1% de interinidad, según datos de Alta Gestión en Cantabria.

Refuerzo comercial y promociones

Jóvenes con buena imagen y sonrisa complaciente se emplean a fondo para vender productos de informática y telecomunicaciones, juguetería, perfumes o fotografía. Son los elegidos para las agresivas promociones comerciales que tratan de dirigir nuestras compras navideñas. Aunque el incremento de la plantilla es un factor común de todo el comercio, en estos sectores la contratación de personal para atención al público crece en paralelo a las ventas.
En las tiendas santanderinas de regalos de la firma Jota han incorporado, desde mediados de diciembre hasta el cinco de enero, a trece personas –diez de ellas para despachar en las tiendas y el resto para reforzar la labor de los almacenes–. “Nosotros seleccionamos directamente a las dependientas que suelen tener relación familiar con nuestros empleados o son estudiantes que repiten todos los años”, comenta el gerente de Jota, Eutiquio Gómez.
Vender productos de consumo exclusivamente navideño en tiendas delicatessen es otra de las ocupaciones estacionales. Desde El Pilar, a mediados de octubre, hasta el mes de enero, tiendas especializadas como Monerris cambian el frío de los helados por la dulzura del turrón. Para su propietaria, Maribel Iborra, lo importante es mantener la tradición, porque saben que comprar sus dulces navideños “es un auténtico ritual para muchas familias cántabras”. De hecho, el éxito de ventas lleva a Monerris a duplicar el personal dedicado a empaquetar, repartir y, sobre todo, atender al público, una tarea en la que reconocen que las mujeres llevan las de ganar.
Además del comercio, hostelería y ocio necesitan mucho más personal. Los jóvenes que se emplean por las noches como porteros de discoteca, guardas de seguridad, camareros o disc-jockeys, ganan más dinero por el hecho de hacerlo mientras el resto disfruta de fiestas tan señaladas como Nochevieja o Reyes. Nuevamente, son estudiantes que prefieren cobrar a salir otra noche más. Y no es para menos porque el sueldo de un camarero en un cotillón oscila entre los 120 y los 150 euros, el triple de lo habitual.

Típicamente navideño

Hay ocupaciones que sólo tienen sentido en la época navideña. Es el caso de los que disponen de un medio de transporte propio y se ofrecen para hacer reparto a domicilio o de quienes, algo más osados, están dispuestos a convertirse en Rey Mago o Papa Noel y probar la ilusión del poder, habitualmente con fines publicitarios, como atraer a los peatones hacia una avenida comercial.
En Cantabria, salvo en algunas macrosuperficies como El Corte Inglés, que contrata a Santa Claus por partida doble, este tipo de trabajo no suele ofertarse. “Alguna vez nos han pedido patinadoras con gorro de Papa Noel para hacer promociones, pero empleos tan coloristas son más propio de grandes ciudades”, explica la responsable de selección de Adecco en Cantabria.
Lo que está claro es que para unos pocos días cualquier trabajo vale, sobre todo, para jóvenes que, como los Reyes Magos, sólo trabajan una vez al año.

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