Solarcan planea fabricarlos en Mataporquera Cantabria será pionera en los ordenadores para coche

Utilizar un GPS para orientarnos, escuchar música en un reproductor mp3 mientras conducimos o recibir información desde el panel del coche sobre su funcionamiento es algo cotidiano para muchos automovilistas. Pero ¿qué más puede aportarnos la electrónica aplicada a la automoción? Todo, a condición de que el automóvil disponga de un ordenador lo suficientemente potente y, por supuesto, adaptado a las circunstancias que se dan en un vehículo en movimiento. Es decir, cuando el ordenador del coche ofrezca las mismas prestaciones que un portátil o un equipo de sobremesa. En ese momento, un solo aparato integrará las funciones para las que ahora se precisan varios.
Ese encuentro entre automoción e informática, que convertirá al automóvil en una prolongación del salón de casa o de la oficina está a punto de producirse y Cantabria va a tener mucho que decir si prospera el proyecto de AIMI Electronics, una empresa madrileña participada por la ingeniería santanderina Solarcan, para fabricar industrialmente en nuestra comunidad un ordenador pensado para el automóvil.
El equipo tiene un pequeño tamaño y es especialmente sólido, las características que se requieren para que pueda formar parte del cuadro de instrumentación del coche. Ha sido diseñado por AIMI Electronics y ya se está fabricando en plantas de Taiwan, pero los impulsores del proyecto saben que crear el aparato y fabricarlo sólo son los primeros pasos. Tras constatar la buena acogida que ha tenido en su salida al mercado, el pasado mes de enero, buscan inversores y partners tecnológicos que le permitan aprovechar la ventaja que llevan en el desarrollo de un producto que, según los proyectistas de automóviles puede convertirse en el mayor reclamo para las ventas de coches a partir de 2012.

Una fábrica en Mataporquera

Solarcan quiere añadir la fabricación de estos ordenadores para automóvil al proyecto industrial que tiene previsto desarrollar en el Ecoparque de Mataporquera, como contrapartida a la adjudicación de 220 Mw del Plan Eólico al que concurrió en compañía de EDP Renovables. La ingeniería cántabra está a la espera del futuro polígono para poder levantar una fábrica de paneles solares y ahora ha decidido que una parte de las naves se reservarán para el ensamblaje de estos ordenadores.
Mientras se produce la aprobación definitiva del PSIR (proyecto singular de interés regional) que va a permitir la construcción del polígono, y que acumula un considerable retraso, el alcalde de Valdeolea, Angel Calderón, ha puesto a disposición de los creadores de AIMI un local en el que podrían comenzar a montar los ordenadores.
La práctica totalidad de los componentes que han sido diseñados por la empresa madrileña se continuarán fabricando, por el momento, en Taiwan o en China (la carcasa) en tanto no se encuentre un proveedor local. En el futuro, el ensamblaje se hará en la planta campurriana, donde también se realizará el testeo de las máquinas, el packaging y se coordinará el servicio de atención postventa.
En términos estratégicos, es más relevante el hecho de que la fábrica cántabra también incluirá el departamento de I+D, con programadores informáticos que continuarán desarrollando el software que utiliza este ordenador (el Ride Runner) y sus adaptaciones para clientes concretos, como empresas de transporte y paquetería o distribuidores. También se validarán en Mataporquera las aplicaciones que hagan otros desarrolladores externos, cuyas aportaciones serán importantes para facilitar la actualización permanente que exige el mercado mundial al que se dirige este ordenador y la incorporación de nuevas utilidades.
Según las previsiones del plan de negocio presentado a la Consejería de Industria y a Caja Cantabria, a finales de este año podrían estar trabajando en Mataporquera 22 personas entre técnicos y programadores y en dos años, la cifra podría doblarse.
Si el ordenador para automóvil consigue una penetración mínima en un mercado tan amplio como es el de la automoción, estas cifras apenas serían un preludio de lo que la fábrica de Mataporquera puede llegar a alcanzar. Y todo ello con una inversión inicial prevista de unos tres millones de euros, muy modesta en comparación con el potencial de negocio que se abre en un campo prácticamente inédito.

Un ordenador con la potencia de un portátil

El equipo diseñado por AIMI Electronics ya está siendo distribuido a través de concesionarios e instaladores, con solicitudes desde una veintena de países. Por sus prestaciones y potencia es equiparable a un ordenador convencional. Dispone de un procesador Intel Core Duo, con un giga de RAM y 64 de gigas de memoria sólida, en lugar de los discos duros mecánicos que utilizan los ordenadores de mesa o los portátiles. La tecnología de memoria sólida es la más adecuada para vehículos en movimiento y puede soportar temperaturas extremas. En su actual versión, este ordenador para automoción tiene el tamaño de los GPS estándar, pero este verano ya estará desarrollado un modelo del tamaño de un radiocassette tradicional. En cualquier caso, existen adaptadores para todos los coches que hay en el mercado y el aparato puede ser montado en cualquier taller de instalación de autoradios.
A través de una pantalla táctil de siete pulgadas, el usuario puede acceder a una configuración básica con funciones similares a las que ofrece un ordenador convencional. Puede escuchar música, almacenada en el disco duro o leída desde un CD, visualizar fotos o vídeos, acceder a su teléfono móvil vía bluetooth y escuchar el contenido de un correo electrónico en lugar de leerlo. Puede abrir documentos en cualquiera de los formatos habituales (excel, word, powerpoint o pdf) y explorar las inmensas posibilidades que abre la navegación por la Red. También se pueden sintonizar, instalando en el coche una pequeña antena, los canales de audio y televisión digital terrestre.
Al tratarse de un ordenador multitarea, cabe la posibilidad de instalar pantallas en la parte trasera del vehículo de manera que, mientras el conductor lo emplea como GPS o para escuchar música, los pasajeros puedan ver una película, la televisión o realizar cualquier otra función.
Una de las aplicaciones que más éxito ha tenido en otros países es la posibilidad de conectar cámaras al automóvil que graben lo que sucede en su entorno o en el interior del propio coche. En sitios donde la inseguridad callejera es un problema, esta prestación refuerza el interés que suscita el AIMI.
Salvo por el nombre comercial grabado en la carcasa, es muy posible que ningún ordenador se parezca a otro porque los usuarios podrán acceder a través de la tienda virtual AIMI Store, que han montado los padres de la iniciativa, a las aplicaciones que desarrolladores profesionales llevan haciendo desde hace tiempo sobre la base del software de AIMI, el Ride Runner. Con estos añadidos, el usuario podrá personalizar su ordenador con los programas que elija. Incluso la aparencia gráfica puede ser muy diversa porque existen ya más de sesenta iconos que se pueden descargar en AIMI Store. El precio de las aplicaciones depende del propio desarrollador, que puede optar por tarifarlas o por ofrecerlas gratis a través de esa plataforma. Si se ha propuesto rentabilizarlas, el precio estipulado se repartirá al 50% entre AIMI, que aporta el software base y el canal de venta, y el creador de la aplicación.

Un producto a la medida

Contar con un ordenador a bordo capaz de navegar por internet, permitirá acceder a información muy útil para los conductores profesionales o para trabajos muy concretos que requieren un medio de trasporte. De ahí que los creadores de este ordenador hayan identificado al menos quince sectores en los que contar con AIMI supondría una ventaja significativa. Es el caso de taxistas, ambulancias, policía, bomberos, empresas de paquetería, grúas, compañías de transporte y flotas de vehículos comerciales, entre otros.
La náutica, con ordenadores pensados para embarcaciones de recreo, y el hogar, integrando música, imágenes y domótica, son otros dos inmensos territorios que los creadores de AIMI están decididos a explorar.
El desarrollo de aplicaciones específicas para estos sectores es una de las patas del negocio que quiere implantarse industrialmente en Cantabria. De hecho, los taxis de Santander podrían convertirse en breve en los más avanzados tecnológicamente del mundo si se concreta el proyecto de utilizarlos como banco de pruebas para el desarrollo de las aplicaciones que se están diseñando a la medida de las necesidades que tiene este sector. Un proyecto que encajaría a la perfección con el reciente acuerdo entre el Ayuntamiento y Sodercan para dotar a la ciudad de una red de sensores que envíen información sobre el estado del tráfico, la existencia de plazas de garaje en superficie o cualquier otro dato que haga más cómodos los desplazamientos por la ciudad.

Una ventaja temporal

Anticiparse a la eclosión de un mercado tan gigantesco como el que se aventura de la fusión informática+automóvil no es la única ventaja competitiva de AIMI. Lo es también su precio, menos de la mitad de lo que cuestan los navegadores de serie, con la diferencia de que se trata de un equipo muchísimo más potente.
Algunas de las grandes marcas de automóviles se han interesado por el ordenador diseñado por AIMI con vistas a sus nuevas generaciones de vehículos. Pero los que han mostrado un interés más vivo han sido marcas emergentes, como la australiana Bufori que está ya testando los equipos, o casi todos los nuevos fabricantes de coches eléctricos que están surgiendo en el mundo.
Con un mercado tan apetitoso, la competencia no tardará en hacerse notar, tanto en software como en la fabricación de los propios equipos. De momento sólo hay dos desarrolladores de software para automoción a escala mundial, una empresa norteamericana y AIMI. A su vez, hay dos fabricantes chinos que van a empezar a fabricar un ordenador para automóviles muy básico (un modelo tipo PDA con un procesador Via en lugar de Intel Core), para el que están utilizando una versión antigua del Ride Runner y sin licencia.
Si AIMI logra que los fabricantes de coches empiecen a incluir en ellos su software debidamente licenciado se abrirá un nicho de mercado inimaginable. Millones de automóviles podrían estar equipados con aplicaciones informáticas cuya compra y actualización se haría a través del AIMI Store. Un modelo de negocio que les convertiría en discípulos aventajados del propio Jobs, el creador de Apple.
Mientras ese momento llega, urge aprovechar la ventaja temporal que Solarcan y esta empresa madrileña han logrado, al ser los primeros en comercializar un ordenador para automóvil. Para ello precisa poner en marcha cuanto antes una planta industrial que les permita fabricar en nuestro país lo que ahora hacen en Extremo Oriente. “Es muy difícil encontrar una oportunidad en mercados tan exigentes como el de la electrónica y la automoción y nosotros la tenemos”, señala el director general y CEO de AIMI Electronics, José M. Almansa. También para Cantabria y para el esperado polígono de Mataporquera, es una ocasión que no cabe desperdiciar.

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