Las empresas de informática recurren al exterior para sortear la crisis interna

Las tecnologías de la información se han hecho tan imprescindibles para las empresas que, incluso en situaciones críticas como las que atravesamos, los proveedores tecnológicos, las TICs, salen mejor parados de los recortes que la mayoría. Incluso pueden ser la clave para conseguir que otros superen la crisis, al automatizar procesos e impulsar mejoras en la productividad. De ahí que el sector de las nuevas tecnologías sea uno de los que conserven más cartera de negocio, aunque no salga indemne de la difícil situación que atraviesan muchos de sus clientes.
Las que mejor resisten son las que supieron diseñar a tiempo una estrategia adecuada de crecimiento. En Cantabria, salir al exterior hace tiempo que se convirtió en una necesidad para cualquier TIC de cierto tamaño, y gracias a esa búsqueda de mercados foráneos hoy en día los miembros de Ascentic (la Asociación Cántabra de Empresas de Nuevas Tecnologías) generan fuera de la región la mitad de los cien millones de euros que facturan.
Saber exactamente cuántas TIC existen en Cantabria no es fácil, porque casi a diario surgen iniciativas individuales, pero hay unas 60 de cierta dimensión. De ellas, algunas son tan relevantes que le dan a la comunidad más peso en el PIB tecnológico nacional del que le correspondería por tamaño.

El camino hacia la internacionalización

Aunque la palabra internacionalización se ha hecho inevitable en todos los planteamientos para estimular a las empresas, no todas están en disposición de salir al exterior. Ni siquiera es solo cuestión de tamaño. Salvo en casos puntuales, en que se va de la mano de algún cliente local, para poder exportar hace falta cumplir algunos requisitos. En el caso de las tecnologías, hay que ostentar una situación de preeminencia en ese nicho de mercado dentro del propio territorio. Después, hay que disponer de capacidad financiera y, sobre todo, salir con un producto, no con servicios. Y no se puede olvidar que un software que aspire a ser internacional ha de ser una herramienta capaz de adaptarse a entornos y situaciones diversas.
El software es uno de los pocos productos que se pueden exportar sin necesidad de transporte o de costes de almacenamiento y tiene otra ventaja añadida, el llevar asociados servicios que pueden multiplicar su valor. Se ha calculado que por cada euro de producto que vende, factura otros diez en servicios anejos, desde la implantación y formación al mantenimiento.
Cantabria cuenta con media docena de empresas que han sabido introducir aplicaciones propias en el mercado internacional del software, donde la hegemonía de otros países parecía no dejar ningún hueco. Sin embargo, hay nichos específicos para quien los sepa encontrar. Es el caso de Quiter, con su software para gestionar concesionarios de automoción; el de Semicrol, con una aplicación diseñada para la investigación biomédica; el de CIC con su entorno de soluciones móviles y sistemas de supervisión de redes de comunicaciones; el de Mundivía-Atos; el de Ámbar; el de ITM…
La irrupción del cloud computing (computación en la nube) ha venido a multiplicar las oportunidades, con modelos de negocio basados en el cobro al usuario de cuotas mensuales por el uso de las aplicaciones y por su mantenimiento. La propia Internet se ha convertido en la plataforma para numerosas tecnologías innovadoras que ofrecen nuevas oportunidades de investigación y de negocio, como el de las redes basadas en la información (Information Centric Networking), la virtualización, los servicios de conectividad y su aplicación en ciudades inteligentes y el llamado Internet de las cosas (IoT), resultado de la integración de sensores y dispositivos en objetos cotidianos que quedan conectados a través de redes fijas e inalámbricas. El IoT da lugar a que cualquier objeto puede ser una fuente de datos, a través de la red, lo que abre enormes posibilidades de nuevos desarrollos tecnológicos destinados a la vida cotidiana, en la forma de hacer negocios o en la organización de la Administración pública.

La Administración, un cliente moroso

Para las empresas TIC, el sector público ha sido siempre un cliente destacado, tanto por el volumen de compra como por las estabilidad de su demanda de equipos y servicios. Pero, como les ha ocurrido a tantos otros proveedores, el agravamiento de la situación económica y la falta de recursos de Estado, ayuntamientos y autonomías no solo ha reducido al mínimo los encargos, sino que ha convertido a la Administración en un cliente moroso. Y eso a pesar de que, según la ley, debiera pagar en un plazo de 40 días.
Desde finales del pasado mes de junio, y gracias al crédito aportado por el Ministerio de Hacienda para que ayuntamientos y comunidades autónomas puedan ponerse al día en sus pagos, las empresas proveedoras han empezado a cobrar las facturas impagadas. Nunca es tarde, pero esa morosidad se ha convertido ya en un lastre inasumible para muchas empresas. Si a eso se le suman las dificultades para obtener financiación, como consecuencia del endurecimiento de bancos y cajas a la hora de renovar las líneas de crédito, la situación se ha convertido en insostenible para estas empresas.
“El inicio de la espiral positiva –si es que en algún momento se produce– pasa por que la Administración pague todo lo que debe”, señala el secretario general de Ascentic, Nicolás Pereira. “Aunque, como sigamos así –advierte– acabaremos el año y volveremos a estar igual, porque ya llevamos acumulados otros seis meses de servicios impagados”, lamenta. De hecho hay empresas que pudiendo trabajar para la Administración han decidido renunciar, para no seguir acumulando impagos.

Una propuesta de Libro Blanco

Aunque su papel como cliente se ha minimizado, la Administración cántabra no renuncia a jugar un papel dinamizador en el sector. Las nuevas tecnologías son uno de los ejes de Invercantabria, la iniciativa del Ejecutivo regional para atraer inversiones, y ha pedido a las empresas TIC locales que presenten propuestas. Con un enfoque más global, la Consejería de Industria también ha invitado a estas empresas a elaborar un Libro Blanco de la Innovación que marque las grandes líneas estratégicas a seguir en los próximos años.
Este planteamiento, aunque bienintencionado, es visto con alguna reticencia por el sector. Por un lado, se desconfía de un marco teórico que no tenga en cuenta el carácter global del mercado de la nuevas tecnologías. Cualquier intento de encerrar el sector en un ámbito territorial está condenado al fracaso, opinan. Además, las empresas tienen vida propia y su dinámica desborda en muchos casos cualquier intento de planificación sectorial.
Otra de las objeciones tiene que ver con la desconfianza en una estrategia que no sea compartida por todas las fuerzas políticas, lo que puede provocar que un cambio de Gobierno comporte un carpetazo al Plan, para volver a rediseñarlo. El sector considera necesario que haya un consenso previo y una dotación presupuestaria asegurada a lo largo de los años necesarios para conseguir los objetivos.
Pero el auténtico impulso que los poderes públicos puede dar al sector de las TIC no está en la elaboración de nuevos planes sino en algo mucho más cercano, un decidido desarrollo de la administración electrónica.
En cualquier caso, Ascentic confía en que el sector pueda jugar un papel mucho más relevante en la definición de los objetivos estratégicos: “Creemos en una estrategia a largo plazo”, señala el presidente de Ascentic, Fernando Martínez. “Y queremos estar ahí porque tenemos mucho que aportar. Nosotros somos un servicio transversal, sabemos lo que quieren las empresas de Cantabria, tanto las de nuevas tecnologías como los usuarios finales y podemos aportar esas iniciativas”, recuerda Martínez para concretar el ofrecimiento.

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