Una empresa mixta para acabar con el problema de los escombros

La larga y estéril búsqueda de soluciones para el depósito de los escombros, que tantos quebraderos de cabeza supone para los excavadores, puede haber encontrado en Cantabria un cauce para su definitiva resolución.
Esta vez no se trata de cambios normativos que obliguen a las administraciones locales a habilitar puntos de vertido, ni de un ambicioso plan –como el que intentó sin éxito el anterior Gobierno cántabro– para crear una amplia red de depósitos de inertes por toda la región. La solución puesta en marcha en esta ocasión, consiste en constituir una empresa dedicada específicamente a la gestión de estos residuos.
La clave de la actuación de esta compañía, y lo que en principio permite aventurar su eficacia, estriba en que tratará de conciliar dos necesidades: la recuperación de espacios degradados, como antiguas canteras o zonas de extracción de áridos, y la de deshacerse de las tierras y escombros de forma respetuosa con el medio ambiente. Según las estimaciones de AEXCA (la Asociación de Excavadores de Cantabria), en la región se generan cada año cerca de dos millones de metros cúbicos de inertes, para los que se carece de una solución global, lo que obliga en muchas ocasiones a su vertido irregular o francamente ilegal.

Tres puntos de vertido

Para localizar los posibles puntos de vertido, Gestión Medioambiental de Cantabria (Gesmacan), que es el nombre de la nueva empresa, trabaja ya en el inventario de canteras abandonadas y espacios degradados, confeccionado por la Consejería de Medio Ambiente, en el que se recogen más de 70 puntos necesitados de recuperación.
No todos ellos son idóneos para servir como depósitos de inertes. Las condiciones de acceso a esos puntos, la existencia en su proximidad de zonas residenciales, el volumen de vertidos que pueden acoger o la distancia hasta el lugar en que se generan los excedentes de obra, son parámetros que se tendrán en cuenta a la hora de escoger los posibles emplazamientos y, por tanto, para descartar muchos de los señalados inicialmente.
Tres son los puntos de vertido que con más urgencia reclaman los socios de Aexca y se corresponden, lógicamente, con las zonas donde se concentran la mayoría de las obras que se llevan a cabo en la región: el arco de la bahía santanderina, la zona oriental de Cantabria y la comarca del Besaya.
La gerencia de Gesmacan, para la que ha sido contratado el ingeniero de montes Hugo Murga, se ha puesto ya en contacto con los propietarios de varias de las canteras que existen en el término municipal de Camargo, y que podrían servir como depósito para los excedentes de obra generados en el arco de la bahía.
Una vez finalizada la explotación de la cantera, la ley exige a su propietario la recuperación medioambiental del terreno, y es aquí donde Gesmacan quiere jugar un papel activo, aunque para ello reclama la colaboración de las administraciones públicas: “Nosotros haremos el trabajo de campo y de llegar a acuerdos con los propietarios de los terrenos, sean públicos o privados –señala el gerente de Gesmacan–, pero para llevar adelante el plan de recuperación es preciso que la administración se involucre y sea ágil a la hora de tramitar las autorizaciones”.
En función del emplazamiento de los depósitos y de los costes de los proyectos de restauración ambiental se determinará el canon que deberán pagar los excavadores por la utilización de estos vertederos. “La empresa no se ha creado para hacer negocio –advierte el presidente de Aexca y del consejo de administración de Gesmacan, Oscar Renero–, sino para gestionar un problema”. Es decir, que el canon no generará beneficios pero sí deberá ser suficiente para sufragar los costes de este servicio.

Una empresa mixta

La iniciativa de crear esta empresa se ha visto respaldada por los excavadores. Treinta empresarios –el 30% de los socios de Aexca– forman el núcleo fundacional de Gesmacan, en el que también participan la Empresa de Residuos de Cantabria y la propia Asociación, aunque en este caso con un carácter simbólico –aporta sólo 600 euros al capital social–. Los restantes socios han desembolsado cada uno 12.000 euros para la constitución de esta empresa mixta.
El paso dado en Cantabria, cuenta con algunos antecedentes en otras comunidades autónomas, donde se ha demostrado la eficacia de esta fórmula para solventar el siempre difícil problema que plantea la creación de vertederos, aunque como en este caso de trate de materiales inertes. Las empresas similares creadas en Asturias, Valencia y Navarra son precedentes que han servido para orientar una iniciativa que desde los excavadores se valora no sólo como la solución a un problema que les afecta como empresarios, sino como un servicio público. Hasta ahora, todos los intentos llevados a cabo durante más de una década para resolver este problema han sido infructuosos y eso, además de suponer un notorio problema para constructores y excavadores, ha dado lugar a numerosos conflictos medioambientales, dado que estos materiales se han vertido sin control en vaguadas, marismas o cauces fluviales.

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