Una bomba sobre ruedas

Cantabria constituye, junto con Huelva y Tarragona, uno de los puntos más calientes en el transportes de mercancías peligrosas. Además de ser territorio de tránsito de muchos productos químicos de riesgo con origen o destino en los polígonos industriales del País Vasco y Asturias, la región tiene una importante concentración de industrias químicas (Solvay, Derivados del Flúor, Dynasol, Sniace, Firestone etc.) que generan sus propios flujos.
Como consecuencia de ello, el 63% de los tramos de carreteras y vías férreas regionales por los que circulan transportes de mercancías peligrosas son de riesgo extremo o alto, según Protección Civil, y el 37% de riesgo medio. Ninguno de ellos tiene asociado un riesgo bajo.
El transporte de este tipo de mercancías afecta a 71 de los 102 municipios cántabros y supone un riesgo calificado como extremo para los de Astillero, Camargo, Castro Urdiales, Santander y Torrelavega. Otros 22 ayuntamientos tienen asociado un riesgo alto y 43 son considerados de riesgo medio en el plan elaborado por el Gobierno cántabro, entre ellos Cillorigo, en plenos Picos de Europa.
Estos datos se recogen en el reciente Plan Especial de Protección Civil sobre transportes de mercancías peligrosas por carretera y ferrocarril en la Comunidad de Cantabria (Transcant), cuya misión es la de identificar los flujos de estas mercancías por la región y determinar los riesgos que entrañan para, posteriormente, establecer unas medidas de actuación específicas para cada tipo de emergencia.
Esto sucede 14 años después de que España firmara la Directiva Seveso, que exige planes de emergencia internos y externos en las empresas de alto riesgo, para cuya puesta en práctica comienzan a darse ahora los primeros pasos.

¿Qué se transporta?

Durante 1997 se transportaron en Cantabria 1.242.319 toneladas de mercancías peligrosas, entre las cuales hay materiales explosivos, tóxicos o radiactivos. Más del 90% de estos transportes de riesgo correspondieron a combustibles, ácido sulfúrico y butadieno, y la mitad de las mercancías peligrosas que se mueven por la región (627.000 toneladas) son líquidos inflamables, fundamentalmente gasóleos. La razón es fácil de entender, dado que resulta imprescindible abastecer la red de gasolineras, a las empresas y a los consumidores domésticos de gasóleo de calefacción. Unos combustibles que, desde el desmantelamiento de los depósitos de CLH en Santander, han de viajar, al menos, desde Somorrostro en una procesión continua, ya que se requieren casi medio centenar de camiones diarios para cubrir el consumo de la región.
Las materias corrosivas (sobre todo ácido sulfúrico y disoluciones de hidróxido de sodio) y los gases a presión, entre los que destaca el butadieno que emplea la antigua Repsol Química, completan la terna de mercancías peligrosas más habituales en las vías de comunicación cántabras.
A pesar de que en su mayoría son productos que van fuera de la región o proceden de otras comunidades, su transporte se realiza fundamentalmente por carretera, lo que hace más difícil evitar los núcleos urbanos. Sólo el 13% de las mercancías peligrosas se mueven por ferrocarril y ni siquiera éstos movimientos pueden considerarse más seguros, dado el tortuoso estado de los tendidos férreos cántabros o el hecho de que el almacenamiento de gran parte de estas sustancias se produzca en la estación de Tanos, un núcleo muy habitado y próximo a Torrelavega.

El temible butadieno

Más significativos que la cantidad son las características físico-químicas de algunas de estas sustancias y los entornos por los que transitan las mercancías, que en el caso de Cantabria son especialmente conflictivos, dado que la orografía es complicada y las travesías urbanas muy numerosas.
Por volumen y riesgo, destaca el butadieno, la sustancia que causó en 1977 la tragedia del camping de Los Alfaques, en Tarragona y que entra en ebullición a -4o. Casi 92.500 toneladas de este producto se pasearon por nuestra región en 1997. Con un índice de peligrosidad semejante aparece el óxido de uranio, que se desembarca en Santander con destino a algunas centrales nucleares españolas, si bien la cantidad es muy inferior y su transporte más estable
Las siguientes posiciones en el ranking de peligrosidad las ocupan el cloro, con 26.000 toneladas transportadas y el riesgo de que cualquier escape forme rápidamente una nube muy difícil de controlar, ya que, liberado de la presión de la cisterna, el líquido se transforma en gas. El ácido fluorhídrico y el oxígeno licuado son otras sustancias habituales de alto riesgo.
El transporte de estas mercancías convierte en especialmente peligrosos tres tramos de otras tantas carreteras cántabras: el que discurre por la N-623 entre Vargas y el límite con la provincia de Burgos, el que separa Astillero de Heras, donde se encuentra el acceso a la antigua Repsol Química, y la carretera autonómica que lleva de Barreda a Suances y da acceso a Solvay y a la planta de Asturiana de Zinc en Hinojedo.
También es de extrema peligrosidad, debido a la naturaleza de las materias que por él transitan, el tramo de RENFE entre Torrelavega y el límite de Palencia.

Población afectada

Prácticamente ninguna comarca se libra de los riesgos que conlleva el transporte de estas sustancias. Los tramos, tanto de carretera como de ferrocarril, que están considerados peligrosos atraviesan nada menos que 315 núcleos, en los que habita el 83% de la población de Cantabria. Eso significa que todos los centros urbanos y muchas de las pequeñas entidades rurales son sujetos pasivos de este problema, si bien la construcción de la Autovía del Cantábrico y de la futura Autovía de la Meseta liberará algunas de ellas.
Aunque los tráficos interprovinciales suelen canalizarse por las autovías, en muchas ocasiones no es posible hacerlo, ni lo será en el futuro. Por ejemplo, Torrelavega concentra ahora nada menos que 14 tramos de alto riesgo, más del doble que Santander, y el hecho de tener varias industrias químicas en su término municipal hace muy difícil cambiar estas condiciones. Los cuatro accidentes de transportes peligrosos que se produjeron entre 1999 y mediados del 2000 en la zona demostraron, por una parte, la eficacia de las medidas de seguridad que llevan las cisternas y, por otra, la ausencia de medios que tienen los cuerpos de bomberos y protección civil para hacer frente a unos riesgos que pueden resultar casi incontrolables, como ocurriría con el escape de una nube de gas tóxico.
En el último de los accidentes, sufrido por una cisterna de butadieno, los bomberos ni siquiera pudieron intervenir. Hubieron de esperar varias horas a que llegasen de Madrid dos técnicos de la compañía propietaria para explicar la forma más conveniente de mover el depósito sin producir fisuras ni afectar la estanqueidad de las válvulas. En todo ese tiempo, la única medida eficaz que pudo tomarse in situ fue el traslado temporal de todas las cisternas que tenía acumuladas Renfe en Tanos para evitar un efecto multiplicador de la posible deflagración.
El verano anterior, una cisterna con 32.000 litros de queroseno cayó al río Besaya y obligó a desalojar uno de los barrios más poblados de Torrelavega y a detener la circulación de trenes, ante el temor que una chispa de las catenarias pudiese desencadenar una tragedia al inflamar los vapores de este combustible, muy volátil.

Accidentalidad

Entre 1988 y 1999 se han producido en Cantabria 24 accidentes en transportes de mercancías peligrosas, 19 de ellos en carretera, con un balance de tres muertos y ocho heridos. Un índice de 1,6 siniestros anuales, algo superior a la media nacional pero que, por fortuna, puede considerarse como producto de meros accidentes de tráfico ya que en ningún caso desencadenaron la interacción de la mercancía transportada (sólo vertidos de combustible o de ácidos) lo que hubiese dado lugar a daños muy superiores o auténticas catástrofes.

Suscríbete a Cantabria Económica
Ver más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba
Escucha ahora   

Bloqueador de anuncios detectado

Por favor, considere ayudarnos desactivando su bloqueador de anuncios