En Cantabria también lo arreglamos entre todos

“El miedo multiplica la crisis”. “Los que dicen que es imposible no nos conocen”. “Las soluciones no las aporta ningún gurú, las aportamos entre todos”… Mensajes de aliento como éstos son los que comenzaron a engrasar la maquinaria del proyecto ideado por la Fundación Confianza, impulsado por las Cámaras de Comercio y apoyado por las principales compañías del país, para contrarrestar el desánimo de las malas noticias sobre la economía y recordar que mucha gente se las ingenia a diario para salir adelante a pesar de la que está cayendo.
Entre ellos, muchos cántabros, ciudadanos de a pie que voluntariamente han querido aportar sus historias de superación personal o simplemente enviar un mensaje de coraje a estosololoarreglamosentretodos.org, la web en torno a la cual se organiza esta plataforma ciudadana, con la esperanza de que su testimonio sirva para contagiar actitudes positivas en otras personas.
El objetivo último es reactivar la economía a través de la recuperación del consumo. Y para eso sólo hay un camino posible: poner fin al ambiente de pesimismo que se ha apoderado del país e inducir en los ciudadanos una pizca de entusiasmo, de forma que su actitud no se convierta en una rémora más para la recuperación, sino que contribuya a anticiparla. Lo mismo que un paciente tiene más posibilidades de curarse con una actitud positiva; son muchos los que creen que un país está más cerca de ver la salida del túnel desterrando el derrotismo.
Los testimonios de una joven argentina que se ha atrevido a montar su propio negocio en Santander; de un sindicalista especializado en formación; del propietario de una constructora cántabra que no se rinde pese al ocaso del ladrillo o del gerente de la Fundación 2016 pueden considerarse un buen ejemplo de la positividad a la que invoca la campaña.

‘Podemos hacer el triple’

Natalia Copello, una joven argentina afincada en Cantabria desde hace nueve años, conoce bien lo que significa vivir en un país en crisis. Quizá por eso también intuye la fórmula para salir de ella: “Esfuerzo, dedicación y constancia, desde el minuto uno en que te levantas hasta que te acuestas”, dice.
A ella no le faltaron arrestos para abandonar el Mar de la Plata y venirse a Cantabria para trabajar en lo que surgiera. Tras encabalgar durante cinco años empleos en el sector de la hostelería, en el doméstico y en una inmobiliaria, en agosto de 2006 fundó una empresa de reclamo publicitario y merchandising, Copello Impresiones, con apoyo de Sodercan y de la Cámara de Comercio. Una labor que actualmente compagina con sus estudios de Psicología en la UNED. Y es que, en su opinión, cuando corren malos tiempos, no basta con trabajar ocho horas: “Después, hay que seguir”.
El problema, según esta treintañera, es que la gente prefiere dejar que el pesimismo se instale antes que buscar una solución. Algo que ya ha pasado en Argentina: “Allí, además de haberlo perdido todo, han tomado la queja como rutina, entrando en una burbuja que nos absorbe toda la energía, nos agota y no nos deja actuar como debemos”, lamenta.
Natalia espera que los cántabros sepan identificar esa “burbuja” y empiecen a mirar los problemas desde otra perspectiva ya que, a su entender, “no tienen que salir de ninguna crisis, solo mantener el privilegiado nivel de vida que tienen, comparado con países tercermundistas”. Un parecer que comparten muchos de los empresarios que participan en esta iniciativa, cansados de que nuestro país se mire a sí mismo como el patito feo de Europa.
Con la misma rotundidad con la que esta joven empresaria cree que la crisis tiene más que ver con un estado de ánimo que con una situación real, critica que no hacemos lo suficiente: “Todo el mundo piensa que hace lo que puede, pero podemos hacer el triple. Sólo nos falta un incentivo, depositar nuestra fe en algo que nos mueva y, sobre todo, valorar nuestra calidad de vida”, sostiene.

Un momento de cambio

Crisis es una palabra de origen griego que significa ‘cambio’ pero no tiene por qué ser a peor. Todo lo contrario. Cuando la realidad se ve alterada por circunstancias adversas también puede ser el momento para introducir cambios positivos. Es lo que piensa Gustavo García, un sindicalista cántabro que atiende desde hace años asuntos relacionados con la formación y el empleo en UGT.
García sostiene que, para arreglar esto entre todos, cada uno debe comenzar por resolver su propia crisis personal: “Es momento de redimensionar todo, no sólo de ajustar el presupuesto, sino esencialmente nuestra mente y conciencia. Ese pensar alternativo nos hará avanzar y, si empezamos ya, la travesía no será tan dura”, opina.
Desde el comienzo de la crisis, García asumió que tenía una parte de responsabilidad sobre ella: “Me dije: aquí estamos todos implicados y todos hemos hecho algo para llegar hasta aquí… Quizá esa vida sin tregua, al límite, se nos ha desbocado y nos ha llevado al precipicio”, reflexiona.
Sin duda, se refiere a épocas muy recientes de bonanza en las que la sociedad creó demasiadas necesidades ficticias. Y de aquellos polvos, llegan ahora estos lodos.
Una de las consecuencias más importantes de esa forma de vida ‘sin tregua’ de la que habla Gustavo es la falta de formación de muchos trabajadores, que no se sintieron con la necesidad de prepararse mientras abundaban los empleos fáciles y las remuneraciones atractivas. Ahora todo ha cambiado. Por eso, el sindicalista está luchando por el desarrollo de la cualificación profesional en nuestra comunidad, algo de lo que carecen el 85% de los desempleados. “Ahora más que nunca” –añade Gustavo– “es necesario reinventarse, ya que el aprendizaje es un proceso que dura toda la vida”.

Ser más profesionales

Aunque todos los sectores se han visto afectados en mayor o menor medida por la crisis, ha sido el de la construcción el peor parado. Quizá por eso choca escuchar palabras tan rebosantes de optimismo de boca un profesional como Luis García del Río, ligado al mercado inmobiliario desde hace doce años y propietario de la empresa Tecniobras, que promueve, construye y comercializa viviendas: “Por muchos problemas que tengamos, todos salimos adelante”, dice.
Pese a que este constructor es tan consciente como sus colegas de la difícil coyuntura de su sector –“nos ha pasado una apisonadora por encima”, dice– confía en encontrar salidas: “Debemos comenzar por ser imaginativos y conectarnos con la gente, saber cuáles son sus demandas, qué necesitan y qué pueden pagar por ello”, añade. Ese es el criterio que está utilizando en su empresa para no quedarse parados y planificar nuevas promociones de viviendas.
Su consejo para salir de la crisis es hacer un esfuerzo para ser más profesionales en cualquier actividad y, por supuesto, en la suya, ya que el sector inmobiliario debe reconocer sus errores y volver a acercarse a sus clientes: “Es un placer colaborar para que una familia tenga su casa y modificar por muchos años la fisonomía de tu comunidad”. Una forma bien distinta de concebir un sector que no se ha caracterizado precisamente por cuidar la estética ni a su clientela.
García del Río no quiere terminar sin lanzar un último mensaje a los de su gremio: “Construir bien, bonito y tened corazón”.

Rostros conocidos

Si en el spot promocional de esta iniciativa había rostros conocidos de la actualidad española, como el cocinero Ferrán Adriá, los comunicadores Angels Barceló y Andreu Buenafuente o el deportista Fernando Romay, entre los testimonios aportados desde nuestra comunidad tampoco han faltado personajes públicos, como el gerente de Santander 2016. Nada más enterarse de la puesta en marcha de la campaña, Rafael Doctor quiso enviar su apoyo al espíritu de la iniciativa: “Enhorabuena por el mensaje recibido desde el alma”, comentaba el manchego designado para conducir a Santander hacia la capitalidad de la cultura europea.
Doctor encuentra fuertes semejanzas entre los objetivos de la fundación cultural que dirige y el de las Cámaras, ya que ambas instituciones pretenden despertar la participación de los ciudadanos y “proyectar en positivo hacia un reto muy difícil, pero en el que estamos poniendo todo el corazón posible”, señala.
Consiga o no el sueño de convertir Santander en Capital Cultural Europea, nadie podrá negar el entusiasmo con el que está defendiendo la candidatura: “Es hora de crecer soñando y muchas personas trabajamos día a día con la ilusión como principal herramienta”, apunta quien hasta hace poco era director del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC).
Estas cuatro historias de una sociedad que no se deja vencer resultan suficientes para formular una receta para salir de la crisis: Trabajar sin descanso, como recomienda Natalia; aprovechar el parón para formarse y estar preparados para cuando las cosas mejoren –la recomendación de Gustavo–; ser más profesionales y creativos, cada uno en lo suyo –el consejo de Luis–; e ilusionarse todos los días, como hace Rafal Doctor con Santander 2016.

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