Observados desde el aire

Impulsado por las posibilidades que brinda la aplicación de las nuevas tecnologías, el mercado de la fotografía aérea ha entrado en una fase de efervescencia en Cantabria. La fotografía digital y los sistemas de radiocontrol se han aliado para ofrecer alternativas al uso de aeronaves tripuladas. Tras Hélice Aviación, la empresa pionera en este campo, han surgido iniciativas empresariales que aprovechan las tecnologías digitales que, si bien no han alcanzado la calidad de la fotografía tradicional con película que Hélice sigue utilizando, permiten captar imágenes desde aparatos no tripulados, ya sean globos aerostáticos o pequeños aviones de aeromodelismo.
La fascinación por las imágenes aéreas es tan antigua como la propia fotografía y así lo demuestran los tempranos ensayos llevados a cabo con globos cautivos a finales del siglo XIX. Pero su popularización está aún por llegar. La empresa que más ha avanzado en este terreno en Cantabria es Hélice Aviación, donde los hermanos Izquierdo, introductores de muchos deportes aeronáuticos, dieron un salto cualitativo con el empleo del paramotor. Unos parapentes motorizados con los que descubrieron Cantabria para los lectores de publicaciones como Cantabria Económica; para las autoridades que hacen un seguimiento de la evolución de acantilados, canteras y vertederos; para los urbanistas y para las empresas inmobiliarias, que han encontrado una nueva forma de presentar su producto ante los eventuales compradores de viviendas.

Del deporte a la empresa

Carlos y Jaime Izquierdo habían empezado a practicar el parapente, como deporte, en 1986. Con poco más de veinte años ya se habían convertido en empresarios, con la creación de una escuela en Vega de Liébana. Cuando otros secundaron su ejemplo, dieron un paso más, con la puesta en práctica de vuelos turísticos en parapentes de dos plazas, pilotados por un monitor. Poco después, Jaime aprovechó la aparición de los parapentes motorizados para iniciar una nueva actividad, la fotografía aérea. Cuando una grave enfermedad le impidió seguir, Carlos recogió el testigo y convirtió Hélice en una auténtica empresa de fotografía aérea. Asociándose a un piloto comercial que ya había sido instructor de su escuela de parapente, Alberto Diego, se metió en la aventura de adquirir una aeronave Cessna y conseguir los permisos de Aviación Civil para realizar vuelos fotográficos. Una decisión arriesgada que Diego justifica con una metáfora: “Hasta entonces, el parapente era la azada que había servido para cuidar con mimo una flor, pero para hacer fotos en toda la región y atender a los clientes, que iban en aumento, hacía falta un tractor”.
Carlos Izquierdo nunca ha abandonado su pasión por el parapente, del que ha sido varias veces campeón de la Liga española, y eso provocó su fallecimiento hace dos meses en Grecia, cuando participaba en el campeonato de Europa en representación de nuestro país. Un dramático accidente que conmocionó a todos los parapentistas, un ámbito donde era tan conocido como querido. A partir de ese momento, Alberto Diego, que hasta ahora ha pilotado la avioneta mientras Izquierdo hacía las fotos, se ha planteado la continuidad de la empresa, “porque Hélice Aviación era Carlos.” El define su papel con absoluta modestia: “En la avioneta, yo era un mero piloto automático, porque el fotógrafo la dirige con la voz, en función de sus necesidades”.
Diego reconoce que será muy difícil sustituir a Carlos Izquierdo, porque es muy improbable encontrar en nadie la pasión por volar y las cualidades que tenía como fotógrafo, pero después de un tiempo de reflexión, ha optado por echarse la empresa sobre los hombros y aprovechar el invierno, una época en la que por motivos de climatología y luz se hacen menos fotos, para buscar un compañero en las tareas fotográficas.
Mientras tanto, continúa la explotación complementaria de la avioneta en vuelos turísticos por la región. “Eramos conscientes de que sólo con las fotografías no podía rentabilizarse la inversión y siempre pensamos complementarlas con los paseos turísticos que, por sí solos, tampoco la justificarían”.
Cualquiera que desee tener una perspectiva distinta de Cantabria puede alquilar avioneta y piloto para excursiones de media hora (50 euros por persona si van tres pasajeros) o de una hora (90 euros por persona). En este tiempo, se recorre buena parte de la región, ya que desde la salida de Parayas se atraviesa el valle de Camargo, Torrelavega, la Sierra del Escudo, el Valle de Cabuérniga, la Collada de Carmona y Peñasagra. Se entra en Liébana por la vertical de La Viorna y se sobrevuelan los Picos de Europa dejando el Macizo Central y el Oriental a la derecha. Desde el Coriscao, el aparato toma la dirección de Fuente De, con la garganta del Cares a la izquierda, hasta llegar al poco conocido valle de Peñamellera. Tras salir a la costa, sobrevuela en el retorno todas las playas de la mitad occidental de Cantabria y la bahía de Santander.
El público de estos vuelos es variopinto, y Alberto Diego se jacta de haber llevado desde un bebé de pocos meses a un anciano de 92 años. Pero, sobre todo, a mujeres. Por razones que no vienen al caso, son más decididas que los hombres, tanto para viajar solas, como para empujar a su pareja a hacer una de estas rutas.
Diego tiene el apoyo en esta actividad de Roberto Blanco, un reconocido piloto que es director de operaciones de Hélice Aviación e instructor de la Escuela de Pilotos del aeroclub de Santander.

Fotografías con aparatos no tripulados

La llegada de la tecnología digital a la fotografía ha hecho que aparezcan competidores de Hélice a través de vuelos no tripulados, de coste muy inferior, en los que la cámara se maneja por control remoto. Una de estas alternativas es el uso de globos aerostáticos en forma de zepelines.
En su trabajo como publicista al frente de la Agencia Universal, Alberto Roldán ha podido detectar la creciente demanda en Cantabria de imágenes aéreas, tanto para su uso en catálogos de empresa y folletos publicitarios, como para organismos públicos. De ahí que la agencia haya incluido entre sus servicios la toma de fotografías aéreas mediante un globo de helio dotado de un soporte de cámaras, diseñado por la empresa de mensajería MRW.
El sistema ha sido pensado de manera que pueda ser manejado por una sola persona. El globo, de seis metros de longitud y 2,75 de diámetro, se transporta ya inflado en un furgón hasta el lugar donde se van a realizar las tomas. Tras reponer el helio que haya podido perder desde su última utilización y acoplar una cámara digital de prestaciones profesionales a un rotor, el equipo queda listo para ser utilizado.
El rotor, construido en fibra de carbono, permite que la cámara pueda girar en la dirección y el ángulo que desee el operador, lo que hace posible cualquier toma. El control del rotor y de la propia cámara se hace a través de una radioemisora dotada de un monitor que permite visualizar desde tierra las imágenes captadas y elegir las tomas. Una de las ventajas que ofrece este sistema es la de facilitar que sea el propio cliente quien elija in situ, las fotos que desea.
El uso de un zépelin propicia, además, que las fotografías aéreas puedan realizarse a cotas de altura flexibles, que van desde los tres metros hasta los 300.
“Es un sistema sencillo y rápido”, subraya Alberto Roldán al ponderar su ventajas. “No hay que tramitar permisos y no necesitamos aglutinar varios trabajos para salir a hacer un reportaje”, explica el gerente de Universal. Esta disponibilidad es una de las mejores bazas de este sistema, en contraste con los procedimientos que debe seguir una aeronave, que para abaratar costes debe acumular varios trabajos en cada vuelo.
La inversión realizada por la agencia de publicidad en esta nueva actividad ha sido de cerca de 60.000 euros, pero la buena acogida que ha tenido esta propuesta, con 20 reportajes realizados en poco más de dos meses, permite augurar una rápida amortización.

Una afición convertida en negocio

Si la utilización de globos en la fotografía aérea representa una novedad en Cantabria, más imaginativo es el proyecto empresarial puesto en marcha por dos jóvenes cántabros para conjugar dos de sus aficiones, el aeromodelismo y la fotografía.
Fátima Mirapeix y Pedro M. Gorjón han creado una empresa –Astrid–, con la que pretenden ofrecer un servicio que incluye la toma de fotografías aéreas y su posterior aplicación en imágenes corporativas, publicidad o cualquier otra utilización en el campo del diseño gráfico.
Lo que hace diferente a esta empresa, es el uso de pequeños aviones y helicópteros de aeromodelismo para la captación de las imágenes, una iniciativa de la que existen muy pocos precedentes en España y que permite un notable abaratamiento de costes.
El equipo empleado es similar al utilizado habitualmente por los aficionados al aeromodelismo, al menos en esta primera fase del proyecto. No obstante, el objetivo final es lograr vuelos programados que hagan innecesaria la presencia de un operador de radio control, agilizando aún más el proceso de obtención de las fotografías. “Antes del vuelo programaríamos el recorrido y el trabajo que queremos que realice. Así, lo único que haríamos sería lanzar el avión y recogerlo”, explica el portavoz de Astrid. Aunque esta fase aún tardará en llegar, la empresa confía en comenzar a prestar el servicio de fotografía aérea a principios del próximo año. Mientras tanto, la firma ha comenzado su actividad en el ámbito de la publicidad y el diseño desde su sede en el Centro de Iniciativas Empresariales del Mercado de México (Santander).
La tecnología digital, con cámaras muy ligeras, resulta clave para poder introducir los equipos fotográficos en estas pequeñas aeronaves, cuyas prestaciones pondera Pedro Gorjón: “Ofreceremos la misma calidad pero a un precio muy inferior; además el cliente podrá ver el trabajo de manera instantánea y, si no está satisfecho, se vuelven a tomar las fotografías”.
Su método encierra muchas otras posibilidades. La toma de datos atmosféricos, que realiza quincenalmente el Centro Meteorológico de Cantabria mediante globos no recuperables, podría llevarse a cabo con menores costes equipando y haciendo volar estas pequeñas aeronaves por control remoto, pero también podría ser utilizable en la vigilancia de bosques de cara a la prevención de incendios forestales, en urbanismo y obras públicas, además de la ordenación del tráfico o en trabajos de cartografía. Su único enemigo en Cantabria es una climatología poco propicia para los vuelos, pero ese problema, en mayor o menor medida, es algo con lo que deben lidiar las tres empresas que compiten en nuestra región en este prometedor campo de la fotografía aérea.

Suscríbete a Cantabria Económica
Ver más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Botón volver arriba
Escucha ahora