‘La denominación de origen para la anchoa es una necesidad, y cada vez lo creen más conserveros’

José Miguel Oria, consejero de Medio Rural, Pesca y Alimentación:

El consejero de Medio Rural, Pesca y Alimentación, José Miguel Oria, está convencido de que la denominación de origen para la anchoa del Cantábrico “es una necesidad”, aunque una parte del sector conservero no la quiera, porque algunas de sus marcas quedarían fuera, pero asegura que son cada vez menos. Oria ha apostado por impulsar las denominaciones geográficas, para reforzar la imagen de los productos de la región, y por crear oportunidades de empleo en el medio rural, para que volver a él “no se entienda como un fracaso”.


¿Qué objetivos persigue la Consejería en el campo de la transformación alimentaria?

El consejero José Miguel Oria cree que los alimentos de Cantabria se han creado ya una imagen de calidad en todo el territorio nacional.

José Miguel Oria.­– Nuestro proyecto de legislatura para la industria agroalimentaria de Cantabria ha apostado por el apoyo a sus producciones, bajo el prisma de la excelencia y la innovación, fomentando las cadenas cortas de distribución y las iniciativas locales. Los objetivos que perseguimos se centran en dos ámbitos fundamentales: el primero es la fijación de población en el entorno rural, ofreciendo al sector primario la revalorización de sus productos a través de una trasformación que permita eliminar intermediarios y cerrar el ciclo dentro del propio entorno rural.

El segundo es el incremento de la calidad de nuestros productos alimentarios, a través de la mejora de los procesos de transformación y certificación, un objetivo que logramos gracias a la actuación conjunta de la Oficina de Calidad Alimentaria (ODECA) y el Servicio de Industrias Agrarias de la Dirección General de Pesca y Alimentación.

¿Cómo se puede generar valor añadido en las producciones tradicionales?

JMO.– Por un lado, existe un creciente interés en el mercado por el consumo de productos de proximidad con garantía de origen y una trazabilidad clara. Por otro lado, las constantes campañas de promoción impulsadas por la ODECA, el trabajo de los medios de comunicación y los numerosos reconocimientos y galardones nacionales e internacionales que nuestros productos y productores empiezan a obtener están suponiendo un aprecio creciente de las producciones agroalimentarias regionales.

Hoy día, ‘Alimentos de Cantabria’ tiene ya una imagen consolidada en el ámbito nacional. Una imagen que se sustenta, sobre todo, en la diversidad de los productos que integra y en la garantía que ofrece a los consumidores sobre la procedencia de estos alimentos.

¿Existe la posibilidad real de retener población en el medio rural si se crea una pequeña trama industrial?

JMO.– Nuestra apuesta por el sector agroalimentario ha sido firme durante toda la legislatura porque, para nosotros, la manera de enfrentarse al despoblamiento de nuestros valles y comarcas de interior pasa por favorecer un entorno que facilite su desarrollo social y económico, a través de la transformación de nuestras excelentes materias primas.

Trabajar en pos de la diversificación de nuestro tejido productivo rural y poner freno a la despoblación de Cantabria supone contar con personas capaces de emprender. Para ello resulta necesario que no se perciba la vuelta al medio rural como un “fracaso”, sino como un escenario de nuevas oportunidades. De ahí mi insistencia en dar apoyo al necesario relevo generacional, puesto que las mujeres y los jóvenes con nuevas ideas y proyectos son la garantía de un futuro ligado a la innovación.

Los productos que se elaboran en nuestro medio rural son fiel reflejo del proceso de diversificación que se está produciendo en nuestra industria transformadora alimentaria. Creo que hay una clara simbiosis entre nuestro sector primario y la transformación agroalimentaria, clave para generar el necesario valor añadido.

¿Se hace investigación en el campo de los productos del sector primario que pueda dar lugar a nuevos procesos industriales?

JMO.– Nuestra industria agroalimentaria aún tiene mucho margen para mejorar en el diseño de productos agroalimentarios que incorporen un considerable grado de diferenciación gracias a procesos de I+D+I. Todavía hay posibilidades no exploradas para aportar un significativo valor añadido ligado a una serie de atributos que vinculan la materia prima, a las excelencias del territorio de la que proceden.

Por otro lado, pienso que el sector agroalimentario puede avanzar en materia de comunicación y packaging; también en aspectos relacionados con la mejora de la conectividad para un uso normalizado de las nuevas tecnologías y el incremento del comercio electrónico, en sus procesos cotidianos de venta y negocio.

¿Qué posibilidades de crecimiento tiene la industria artesana y qué sinergias puede tener con el turismo?

JMO.– Una de las características de nuestro sector agroalimentario es que está constituido mayoritariamente por pequeñas y medianas empresas familiares, con capital cántabro y fuertemente enraizadas en el territorio. Por otro lado, se está produciendo un relevo generacional muy prometedor que garantiza su proyección y su futuro. En cualquier caso, un hecho relevante es que el sector se ha lanzado sin complejos a la conquista de nuevos mercados, favoreciendo la salida al exterior de sus productos; de hecho, el agroalimentario es el cuarto sector más exportador de Cantabria. (En el año 2017 nuestras empresas cerraron operaciones en los mercados internacionales por un valor de 322 millones de euros, con un incremento de 7,8 % respecto a 2016, senda de crecimiento que ha continuado firme en el 2018).

El consejero, con los empresarios alimentarios premiados en la tercera edición de los Premios Alimentos de Cantabria.

¿Son posibles nuevas denominaciones o certificaciones de procedencia geográfica? ¿En qué sectores?

JMO.– Actualmente, la ODECA (Oficina de Calidad Alimentaria de Cantabria) está trabajando en diversos sellos de calidad, como son los de la Patata de Valderredible, la Corbata de Unquera o la Quesada Pasiega. Al igual que ocurre en el caso de cualquier expediente, para su registro comunitario es condición necesaria la implicación del propio sector, ya que es una agrupación de productores quien debe presentarlo. Desde la Consejería de Medio Rural acompañamos y damos asistencia técnica a cada sector en todos los pasos necesarios para lograr que esas solicitudes, si son viables, logren alcanzar esta certificación.

¿La denominación de origen para la anchoa tiene más pros que contras? ¿Es bueno que sea la Administración y no el sector el que encabece una iniciativa de este tipo?

JMO.– Creo, sinceramente, que la IGP para la anchoa es una necesidad, puesto que va a dar más valor añadido al producto que se elabora en la región, da confianza al consumidor, mejora la imagen del territorio y valoriza el producto local.

La elaboración artesanal de la anchoa y la materia prima de nuestras aguas le aportan unos estándares de calidad muy superiores al resto, y esos factores diferenciales deben ser valorados por el mercado. El sector extractivo está absolutamente de acuerdo con ese sello de calidad y una parte importante (y creciente) del sector conservero, también. Aunque sabemos que la unanimidad no va a ser fácil, desde la Administración vamos a seguir trabajando junto a todos los eslabones que forman parte de la cadena de valor de la anchoa, porque hay una coincidencia de intereses, en sintonía con la nueva cultura del consumidor, que demanda producto de calidad con una garantía clara de origen.

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